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España España · . ¯\_(ツ)_/¯ .
Voto de Jose_Lopez_5:
6
Acción. Intriga. Thriller Nick Conklin (Michael Douglas) y Charlie Vincent (Andy García) son dos policías de Nueva York a los que asignan la misión de escoltar a un peligroso asesino de la Yakuza desde Estados Unidos hasta Japón. Pero una vez llegan al aeropuerto de Osaka, el detenido se escapa. Intentando atraparlo, van a parar a los bajos fondos de la ciudad, donde se verán envueltos en una encarnizada guerra entre bandas rivales de la mafia japonesa. (FILMAFFINITY) [+]
16 de julio de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Conoce la expresión "ser hija de su época"? Es la forma pedante que muchos memos tenemos de decir "era lo que se llevaba entonces". Pues bien, "Black Rain" (1989) es hija de su época, y para entenderla hay que mirar por narices su contexto. Sí, toca dar la brasa con el contexto de marras.

Años 80. EE.UU. domina la economía mundial. China es una triste mierda de régimen opresor pobre y agricultor (ay, la que se nos venía encima), y la URSS una dictadura paupérrima jugando a ver quién la tenía más grande, si ella o el tío Sam, que era otro pájarito de cuidado, aunque lo disimulase con una democracia. Apañados estábamos. Un mundo de barras y estrellas, de hoces y martillos, en el que también había espacio para un tercero en discordia. Japón.

Tras la II G.M., las cosas habían cambiado mucho en el archipiélago japonés. Lejos quedaba el Japón vendido como maloso y las bombas atómicas. Aquel país, humillado por la derrota, se adaptó. Y lo hizo abrazando el capitalismo y la industria más visceral. Industria química, naval y, en general, toda la pesada. Así hasta finales de los 60, momento en el que empezó a pegarle fuerte a la microelectrónica.

En pocos años, Japón se convirtió en el referente de la electrónica de calidad, de modo que, todo lo que se hacía en Occidente, Japón lo hacía más pequeño y mejor. Se decía que creaban poco, pero lo copiaban y miniaturizaban todo (véase spoiler 1).

La economía nipona creció, aun a costa de unos sacrificios brutales, pues la sociedad se mató trabajando (en ocasiones literalmente). A los japoneses se les imbuyó la idea de que su única razón de ser era levantar el país, idea que aún perdura, aunque ya menos radical. En consecuencia, el país se benefició de millones de trabajadores que se rompieron el espinazo levantando la economía, en lo que casi puede describirse como un pensamiento común rayano en el sectarismo. No exagero al decir que varias generaciones entregaron sus existencias para hacer de Japón una economía potentísima.

Como consecuencia de ello, en los 80 se creía que Japón dominaría el mundo en unos años. Su crecimiento tan brutal, aunque no amenazaba a corto plazo al dominio estadounidense, sí que era preocupante al largo (véase spoiler 2). Y es en ese ambiente en el que nació "Black Rain" de la mano de Ridley Scott.

A Scott, por entonces, le iba regular. Tenía el éxito de "Alien, el octavo pasajero" (1979) en el bolsillo, pero "Blade Runner" (1982) no había funcionado bien, aunque ya iba camino de ser un clásico de videoclub. Y "Legend" (1985)... bueno, mejor olvidarla como inversión. Cuentan por ahí, que las lenguas son muy viperinas, que por entonces Michael Douglas se le aproximó pidiéndole un trabajito similar a "Blade Runner". A saber si es verdad.

Lo importante es que, por una razón u otra, "Black Rain" vio la luz en el 89, y lo hizo mezclando cine negro, un airecillo a la película de Harrison Ford, y mucho tópico japonés. Mucho tópico, pero molón, oye. Porque a la cinta no se le puede negar un atractivo potente, máxime en aquella época, cuando no había vuelos baratos y solo viajaban con frecuencia la gente con posibles. El resto, una vez cada pocos años tras mucho ahorrar. El que viajaba, claro.

"Black Rain" ofrecía una historia detectivesca, con toques de venganza personal, en donde Andy García deambulaba en segundo plano, Ken Takakura brillaba como compañero de armas, y Yusaku Matsuda interpretaba a un facineroso teatrero pero con un estilo muy propio. Junto a ellos, un Tomisaburô Wakayama que metía miedo, y una Kate Capshaw que ya jugaba la carta de Spielberg desde hacía tiempo.

Decir que todos ellos lo hacían genial sería mentir como un bellaco. Si acaso, Takakura y Wakayama se elevaban sobre el elenco. Pero tampoco creo que los demás merezcan palos. Cada uno, a su manera, supo dar su toque particular a la película, logrando que muchas escenas y diálogos se quedasen grabados en el recuerdo. Y aquí no me ando con monsergas: "Black Rain" tiene planos que se pegan a la memoria como una lapa. Nos guste o no.

Igualmente, tuvo el mérito de ofrecer una visión del Japón de los 80 que, aunque superficial, era correcta. De hecho, aún hoy sigue siendo acertada en casi todos sus aspectos. Ello, junto a una música bien seleccionada, logró añadir una potente nota de exotismo.

Nada de esto evita, sin embargo, que la cinta tenga sus carencias (véase spoiler 3), como tampoco oculta algunas influencias (véase spoiler 4). Las frases del personaje de Douglas, además, quizás merecían un pulido, aunque la película es inconcebible sin su presencia.

En resumen, creo que es una película algo infravalorada, pues con frecuencia se la juzga con ojos actuales. Su ambientación está lograda, los personajes tienen potencial para encandilar, y su estética no pasa desapercibida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jose_Lopez_5
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