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España España · . ¯\_(ツ)_/¯ .
Voto de Jose_Lopez_5:
7
Drama. Comedia Cannery Row es un viejo pueblo costero habitado por singulares personajes: putas, comerciantes, deficientes, borrachos y un viejo visionario. Todos tienen un pasado del que jamás se habla. Allí aterriza Suzy (Debra Winger), una joven sin rumbo de arrolladora personalidad que pronto empezará a trabajar en el burdel y entablará una curiosa relación con Doc (Nick Nolte), un enigmático biólogo. (FILMAFFINITY)
17 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que marcan sin necesidad de ser brillantes. Todo depende del momento en que se crucen en tu vida, de cómo te sientas, de la experiencia que estés viviendo o de los prejuicios que te acompañen en esa etapa. El cine, en verdad, es muy subjetivo. Lo decía un comentarista de Filmaffinity y yo lo suscribo. De ahí que, en el fondo, sea utópico elaborar una crítica desde la asepsia más objetiva, salvo que se sea un monstruo sin alma.

"Destinos sin rumbo" (1982) pasó a formar parte de mi vida hace más de treinta años, siendo un niño, bien entrada la noche y en solitario delante del televisor. Fue un acto no buscado, casual, improbable que captase la atención de un mocoso con intereses triviales e infantiles. Pero, no sé bien por qué, logró que me quedase embobado con su historia onírica, de personajes con personalidad simplona pero profundos, de pueblecito eternamente húmedo, chatarrero y sumido en una pobreza notable. Un inframundo en donde unos no tenían nada y otros apenas lo justo para subsistir.

Por supuesto, siendo yo un criajo gilipollas e imberbe, se me escapaba cualquier análisis, por básico que fuera, pero la historia hacía girar mis emociones sin necesidad de una cadena de transmisión. Me atrapaba esa voz en "off" cuyo estilo, tiempo después, me recordó a la serie de TV "El cuentacuentos" (1987). Me sorprendía su relato educado y estilizado contrastando con la miseria que describía. La abundancia de almas perdidas, de seres pusilánimes en razón y logros, pero ricos en buena voluntad, me parecía rompedora. Ni un solo malvado, ni un mal tipo dentro de aquel microcosmos en donde nadie era más que otro, y en donde las putas analfabetas daban lecciones de urbanidad a vagabundos harapientos que vivían dentro de tuberías oxidadas. Era como si todos intentasen poner orden en mitad de un caos que lo consumía todo, como la herrumbre que devoraba su entorno.

No lo sabía por entonces, pero aquel protagonista extraviado, sin un norte que seguir, era Nick Nolte. El mismo que, tiempo después, se especializaría en personajes amargados, quejumbrosos y agresivos. Décadas tuvieron que pasar para que me enterase de aquello y para que me preguntase qué le pasó a ese hombre para, por un lado, ser tan capaz como actor y, por otro, tan autodestructivo como persona.

Y luego estaba Debra Winger, esa actriz tan idolatrada por muchos y que, por entonces, a ojos de un churumbel, parecía irradiar una belleza limpia e inocente. Nunca una ramera había sido tan inmaculada. Ahora la veo y pienso que, según cómo la enfoque la cámara, parece una jovencita inocente o un travelo que acabase de afeitarse el bigote (véase spoiler 1).

"Destinos sin rumbo" es una película, pero casi podría ser una obra de teatro grabada con cámaras y rica en escenarios. Todo en ella da una imagen de condensado, de pequeñez, de pueblecito formado por cuatro calles. Pero también de personajes que parecen formar una gran familia, en donde todos entran en la casa de los demás, en donde nadie quiere herir a ninguno y en donde cada cual se miente a sí mismo y a los demás para alejarse de la terrible realidad en la que viven.

Tiene, además, la peculiaridad del infantilismo. Porque en ese pueblo no hay adultos, sino niños perdidos intentando (sobre)vivir en un mundo de mayores. Sus comportamientos son simples, torpes, casi de colegial, pero todo forma parte de un entorno creado a conciencia para construir un relato fantasioso que bien podría contarse a un niño. Para mi vergüenza, nunca he leído nada del autor de las novelas en las que está basado este metraje, John Steinbeck, pero me gustaría. De hecho, debería. Aunque, quién sabe, lo mismo las detestaría (véase spoiler 2).

A la película se le podría echar en cara la torpeza y brusquedad con la que avanza la historia, pues las relaciones entre los personajes surgen sin suavidad, a trompicones, como si se hubieran extraviado hojas del guion o metros de película. No obstante, sospecho que hay intencionalidad en ello, y que es una licencia generosa tomada por sus responsables en aras de la atmósfera irreal y neblinosa que parece envolverlo todo.

Quienes dominen el inglés con soltura, podrán disfrutar de las voces originales y captar sus matices. Los envidio. Otros tenemos que conformarnos con el doblaje, pues los subtítulos ayudan pero nunca permiten captar todo el sentimiento de una lengua que no se controla como un nativo. La voz de John Huston fue aquí sustituida por la del impagable Carlos Revilla (Kitt en "El coche fantástico" y Homer Simpson durante las once primeras temporadas de la serie), cuya cadencia narrando era fascinante, casi hipnótica, y bastante alejada de sus dos personajes icónicos. Y la de Emmet Walsh recayó en Rafael de Penagos, ell mismísimo Killian de "Perseguido" (1987).

En resumen, no creo que "Destinos sin rumbo" sea una maravilla. Pero sí que se merece mejor trato que ese olvido injusto al que las televisiones la han sometido durante décadas. Eso sí, las mil patochadas a base de tiros y puñetazos que no falten en "prime time".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jose_Lopez_5
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