Dos rostros populares gracias a la pequeña pantalla, Bell y Duhamel, son los protagonistas de esta desangelada y llena de clichés comedia romántica. Una película que, desgraciadamente, no aporta nada a un género tan denostado y propenso a los tópicos. La misma nos narra las desventuras de Beth (Kristen Bell), una chica cuya exitosa carrera profesional contrasta con su desastrosa vida amorosa. Pero esto último parece cambiar cuando, durante la boda de su hermana (Alexis Dziena) en Roma, conoce a Nick (Josh Duhamel).

Lo peor de En la boda de mi hermana es su guión (sirvan como ejemplo sus patéticos diálogos, risibles situaciones e insufribles personajes), el cual no se aleja ni un ápice de otros subproductos similares. Me explico, su introducción (chica conoce a chico), nudo (chica y chico se aman pero su relación está llena de trabas) y desenlace (chica y chico superan todos los baches que se interponen entre ellos) resultan demasiado familiares porque ya han sido exprimidos (y de mejor forma) miles de veces. Ni siquiera el toque fantástico (con esa fuente de los enamorados que hace que todo un variopinto grupo de hombres caiga rendido ante los encantos de Beth) evita tamaño desastre.

Aunque el guión es, sin lugar a dudas, lo peor de la función, tampoco se salvan la plana dirección de Mark Steven Johnson ni los intérpretes (Kristen Bell y Josh Duhamel están correctos, Anjelica Huston y Danny DeVito desaprovechados, el resto simplemente sobreactuados). Y es que ni los personajes secundarios, los cuales suelen dar mucho juego en estas comedias, consiguen caer en gracia (más bien todo lo contrario). En fin, otra película que no sirve ni para una tarde aburrida.