Clark (especialista en estas lindes) y Lachman nos muestran los avatares de unos jóvenes de clase media (baja en algunos casos) y su entorno. La película comienza con el suicidio del joven que da nombre a la cinta para posteriormente centrarse en un grupo de amigos, conocidos del mismo.

Así se nos presenta a Shawn (James Bullard) quién mantiene una relación con una guapa chica y con la atractiva madre de ésta, Peaches (Tiffany Limos), muy responsable a ojos de su ultraconservador y religioso padre pero muy activa sexualmente, Claude (Stephen Jasso), siempre vejado por su autoritario y alcohólico padre debido a su carácter introvertido y Tate (James Ransome), un odioso, ordinario y violento joven que vive con sus abuelos y con su perro de tres patas. Así con todo, nos encontramos con que las actuaciones son contradictorias, mientras por un lado se agradece su frescura y naturalidad por otra resultan irregulares y altamente deficientes en muchos casos. Si bien no sería justo alabar el arrojo (por llamarlo de alguna manera) que demuestran en varias de las moralmente complicadas escenas.

Una de las grandes deficiencias de la película es que en su afán por epatar muestra escenas de alto contenido sexual y escatológico en lugar de indagar más en la psicología de los personajes, siendo muchas de las historias que nos muestran una colección de tópicos ya vistos o no desarrollados en su plenitud. Quizás ahí radique uno de sus encantos en no ir más allá, en contarnos tan sólo unos pocos días en la vida de estos chavales, a pesar de que ello deje colgados muchos interrogantes. El mensaje final deja un regusto amargo (atención al último e imprescindible diálogo de la cinta), si por lo menos nos hubiese evitado algunas escenas desagradables (e innecesarias) y algunos diálogos tan irritantes y pueriles nos encontraríamos ante una historia interesante, por desgracia no es así y se queda a medio camino entre la mediocridad y la notabilidad.