En esta quinta parte Freddy (Robert Englund) regresa (sí, otra vez) para atormentar a Alice (Lisa Wilcox), una de las pocas supervivientes de la entrega anterior. La joven parece tener controlado al monstruoso ser, pero al quedar embarazada los sueños de su bebé le harán volver para desesperación de ésta, de sus amigos y de su novio, Dan (Danny Hassel).

En general, esta nueva entrega tiene poco que ofrecer. O mejor dicho, lo que ofrece es más bien intrascendente: malas interpretaciones, diálogos ridículos y escenas poco logradas. Además, la imagen de Freddy se acerca peligrosamente a la de un bufón cualquiera, siendo sus apariciones más paródicas y su humor más sardónico que de costumbre (que ya es decir). Para colmo, las muertes resultan mucho menos sangrientas que las acontecidas en películas anteriores.

Pero no todo es malo. Uno de sus grandes aciertos es recuperar la historia del asesino (atención a la secuencia de su nacimiento, tan grotesca como irremediablemente cómica), continuando con lo que se expuso en la tercera parte. Mientras que los efectos especiales siguen siendo lo más destacable. En definitiva, estamos ante una película casi exclusiva para fans, ¿o es que acaso algún otro que no lo sea se atrevería con una quinta parte?