No soy demasiado fan del Clint Eastwood actor, sin embargo, de un tiempo a esta parte sus notables trabajos al otro lado de las cámaras han llamado mi atención. Desgraciadamente, Más allá de la vida (y mira que le tenía ganas tanto por los temas que tocaba como por contar con él como director) es un largometraje (muy) menor si lo comparamos con sus más recientes aventuras cinematográficas.

La película nos narra tres historias paralelas que se acaban cruzando y que hablan, básicamente, de amor, muerte y soledad. Los protagonistas son una periodista de prestigio, Marie (Cécile De France), cuya vida da un giro tras salir ilesa del brutal ataque de un tsunami, un hombre capaz de comunicarse con los muertos (Matt Damon) y un niño (George McLaren) que tras el trágico fallecimiento de su protector hermano gemelo (Frankie McLaren) se siente más perdido que nunca.

Aunque la cinta se inicia con una secuencia memorable (la cual, junto a la breve participación de Bryce Dallas Howard, quien comparte trama con Damon, acaba siendo lo mejor con diferencia), el mayor problema de la misma radica en que la mayoría de las historias (sobre todo la protagonizada por Marie y, en menor medida, la de los gemelos) resultan un tanto aburridas o insatisfactorias en su devenir. Además, y esto es sólo un apunte, las imágenes del más allá que nos muestra son más propias de una serie cutre, estilo Entre fantasmas (Ghost Whisperer), que de un largometraje serio. Puede que esté siendo demasiado duro, pero lo cierto es que me esperaba mucho más de este trabajo.