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Comedia. Fantástico
Fontecilla, un pueblo que vivió tiempos de esplendor gracias a la fama de su balneario, sobrevive a duras penas gracias al campo y a un limitadísimo turismo que apenas deja beneficios; ni siquiera el tren para ya en la estación. Don Ramón, el dueño del balneario, harto de su escasa y poco aristocrática clientela, en connivencia con el alcalde, el maestro, el barbero, el dueño del hotel y don José, un acaudalado propietario, urde un ... [+]
19 de noviembre de 2010
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pasado 13 de noviembre fallecía en su domicilio de Madrid, Luis García Berlanga. Tras las muertes de Juan Antonio Bardem (2002), Agustín González (2005), Fernando Fernán Gómez (2007), Rafael Azcona (2008), José Luis López Vázquez (2009), Manuel Alexandre (2010), el director valenciano cierra con su muerte a los 89 años una década triste para el cine español, en el que han ido desapareciendo todas sus grandes figuras. Casi nueve décadas de vida que dieron para mucho, entre otras cosas para filmar varias de las mejores películas del cine español. Dos días antes de su adiós había visto “Los Jueves, Milagro”, cuando acabó la película fui directamente al ordenador y es que algo no me cuadraba. La primera mitad de la película era Berlanga, ironía, mala leche, humor negro; pero la segunda (desde que aparece en escena Richard Basehart) parecía obra de otro director. Todo el mensaje inicial desaparecía y la crítica social tan propia del cine de Berlanga, se convertía en una especie de parábola religiosa, que poco tenía que ver con lo visto anteriormente.
Informándome por la red, descubrí la intrahistoria de esta película. A Berlanga le contrató el productor Ángel Martínez para el rodaje de la obra, pero en pleno proceso de escritura del guión, Martínez decidió vender la productora a una empresa ligada al Opus Dei. ¡Con la iglesia hemos topado! Los nuevos ‘mecenas’ y la censura acabaron metiendo mano en la película. El Padre Garau escribió los cambios que debían ser introducidos en la historia, de ahí que Berlanga propusiera que el religioso apareciera en los títulos de crédito como guionista. Incluso se llegaron a rodar escenas adicionales sin la participación de Berlanga, de las que se encargó el director Jorge Grau. Finalmente la película se convirtió en el mayor fracaso de taquilla de Berlanga. Ahora entendía mejor que había pasado y solo me quedaba resignarme a puntuar con un 7 una película que seguramente hubiera merecido más, si la censura no hubiera hecho de las suyas. (en spoiler por falta de espacio).
Informándome por la red, descubrí la intrahistoria de esta película. A Berlanga le contrató el productor Ángel Martínez para el rodaje de la obra, pero en pleno proceso de escritura del guión, Martínez decidió vender la productora a una empresa ligada al Opus Dei. ¡Con la iglesia hemos topado! Los nuevos ‘mecenas’ y la censura acabaron metiendo mano en la película. El Padre Garau escribió los cambios que debían ser introducidos en la historia, de ahí que Berlanga propusiera que el religioso apareciera en los títulos de crédito como guionista. Incluso se llegaron a rodar escenas adicionales sin la participación de Berlanga, de las que se encargó el director Jorge Grau. Finalmente la película se convirtió en el mayor fracaso de taquilla de Berlanga. Ahora entendía mejor que había pasado y solo me quedaba resignarme a puntuar con un 7 una película que seguramente hubiera merecido más, si la censura no hubiera hecho de las suyas. (en spoiler por falta de espacio).
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spoiler:
Berlanga tuvo que aprender a convivir con la censura y lo consiguió, pero no plegándose a sus ridículas exigencias, sino sabiendo burlarse de ella. Y para ello contó con la inestimable ayuda de otro genio, Rafael Azcona. “El Verdugo” y “Plácido” son los mejores ejemplos de cómo contar lo que uno quiere, por muy crítico que se fuera con el poder, sin que los ‘lumbreras’ de la censura se dieran cuenta. Lo primero que vi de Berlanga fue “Bienvenido Mister Marshall”, uno siempre tiene en mente la famosa canción (“Americanos, os recibimos con alegría…) y empieza a verla pensando que no es más que una comedia española más de aquella época. ¡Bendita ignorancia!, cuando uno se da cuenta de que detrás de ese recibimiento hay un pueblo deprimido por la miseria y los sueños rotos. Luego llegaron sus obras maestras, “Plácido” y “El Verdugo”, que quizá le costaron poder rodar más películas durante el franquismo. También llegó “Calabuch”, ese maravilloso cuento pacifista. Y la cosa no se quedó ahí porque llegaron las películas en democracia, “Patrimonio Nacional” y “La Vaquilla”. Es cierto que en libertad, Berlanga perdió la sutileza que tuvo que auto imponerse durante el franquismo, dando rienda suelta a algunas de sus obsesiones, como el sexo, que hasta entonces habían quedado guardadas. Y finalmente, como anunciando su final, llegó “Los jueves, milagro”. Ahora que se ha ido, yo seguiré viendo sus obras y todavía queda mucho y bueno. (“La Escopeta Nacional, “Novio a la Vista”, “Todos a la Cárcel”,…)
G R A C I A S. (En plano secuencia).
G R A C I A S. (En plano secuencia).