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8
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Drama
Lisboa, 1938. Dictadura de Salazar. Adaptación de la novela homónima del escritor italiano Antonio Tabucchi. En 1938 (anexión de Austria por Alemania), cuando los totalitarismos triunfan en Europa, un periodista que ha trabajado siempre en la sección de sucesos, recibe el encargo de dirigir la página cultural de su periódico. Su sentido fúnebre de la cultura chocará con el espíritu vitalista de un joven colaborador. La estrecha relación ... [+]
30 de septiembre de 2010
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una adaptación perfecta de la obra de Antonio Tabucchi, eso es lo que es esta película. No falta nada, ni sobra nada de la novela. Además consiguieron lo más difícil, encontrar a Pereira. En esta obra el gran Marcello Mastroianni es Pereira, tal y como te lo imaginabas cuando leías la novela. Sus limonadas, sus conversaciones con el retrato de su mujer, sus ‘encontronazos’ con la portera, sus debates con el cura, sus dudas sobre si despertar y luchar o seguir dormido y acomodado en la ignorancia.
En plena dictadura de Salazar, las noticias sobre lo que ocurre fuera de Portugal son mínimas. Ni siquiera hay información sobre la guerra civil que sufre el país vecino tras el golpe de estado de Franco. Sólo Manuel, el camarero del bar que frecuenta Pereira se convierte en una fuente fiable. La prensa no informa, sino que más bien desinforma siguiendo las directrices marcadas por el poder, muy preocupado en ‘acallar’ las protestas de sus ciudadanos, a través de una represión policial cada vez más evidente.
En plena dictadura de Salazar, las noticias sobre lo que ocurre fuera de Portugal son mínimas. Ni siquiera hay información sobre la guerra civil que sufre el país vecino tras el golpe de estado de Franco. Sólo Manuel, el camarero del bar que frecuenta Pereira se convierte en una fuente fiable. La prensa no informa, sino que más bien desinforma siguiendo las directrices marcadas por el poder, muy preocupado en ‘acallar’ las protestas de sus ciudadanos, a través de una represión policial cada vez más evidente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Poco a poco Pereira va siendo consciente de que su modesta página cultural en el ‘Lisboa’ se puede convertir en un altavoz contra las injusticias. Empieza con un inocente ‘¡Viva Francia!, para acabar con la ‘incendiaria’ necrológica final. En este nuevo despertar le ayudan las personas con las que se encuentra; el camarero, la mujer judía en el tren, el doctor de la clínica, el cura, todos ellos le van empujando al compromiso. Pero sobre todo dos jóvenes, Monteiro Rossi y su novia, la luchadora Marta, por la que éste haría cualquier cosa, serán los que le obliguen a reaccionar e iniciar una nueva vida.
En la actualidad, los grandes ideales han desaparecido y todo el mundo parece conforme con un modelo económico y social, que en vez de reducir las diferencias entre ricos y pobres, las hace cada vez más abismales. El modelo capitalista está aceptado y la mayoría somos ‘Pereira’, nadie se propone siquiera un modelo alternativo, cuando millones de personas siguen muriéndose de hambre en el mundo. Como decía Saramago, “en algún momento la humanidad tomó el camino equivocado”. Ni siquiera la crisis actual, provocada por la avaricia de bancos y empresas parece haber dañado la credibilidad del modelo capitalista. Los gobiernos se han limitado a tomar una serie de medidas dirigidas a salvaguardar el modelo actual, disfrazándolo como una revisión del mismo. La conclusión a la que se llega es que al final ganan y pierden los de siempre, porque no son los que han provocado la crisis, quienes están pagando los platos rotos. A Pereira le costó mucho despertar, ¿Cuánto tardaremos nosotros?
En la actualidad, los grandes ideales han desaparecido y todo el mundo parece conforme con un modelo económico y social, que en vez de reducir las diferencias entre ricos y pobres, las hace cada vez más abismales. El modelo capitalista está aceptado y la mayoría somos ‘Pereira’, nadie se propone siquiera un modelo alternativo, cuando millones de personas siguen muriéndose de hambre en el mundo. Como decía Saramago, “en algún momento la humanidad tomó el camino equivocado”. Ni siquiera la crisis actual, provocada por la avaricia de bancos y empresas parece haber dañado la credibilidad del modelo capitalista. Los gobiernos se han limitado a tomar una serie de medidas dirigidas a salvaguardar el modelo actual, disfrazándolo como una revisión del mismo. La conclusión a la que se llega es que al final ganan y pierden los de siempre, porque no son los que han provocado la crisis, quienes están pagando los platos rotos. A Pereira le costó mucho despertar, ¿Cuánto tardaremos nosotros?