Shia Labeouf se ha convertido, de la noche a la mañana, en uno de los actores jóvenes más solicitado de Hollywood. Y no me extraña. Este chico no es un adonis, pero tiene algo más importante: un don para la interpretación. Labeouf, de 22 años, ha conseguido que me interese por primera vez en mi vida un “torneo de golf”. Juego de Honor es la típica película Disney con todos los ingredientes de una película Disney: afán de superación, el valor de la amistad por encima de todo, personajes con los que te puedes identificar. Aún así, está mucho mejor que otras películas del mismo género y, a pesar de que siempre había considerado el Golf como uno de los deportes más aburridos del mundo, he sentido tensión durante un “partido de golf”: “Ya le falta menos. Sólo un hoyo más. Calcula bien los tiros, no te pongas nervioso…”. Pensaba todo el tiempo. Si a esto le añadimos la excelente actuación de Josh Flitter, la más que aceptable dirección de Bill Paxton, una gran ambientación y una acertada banda sonora, podemos decir que estamos ante una película Disney más que recomendable (incluso si no eres amante del Golf, como ha sido mi caso).
A Shia sólo puedo reprocharle una cosa: con lo actorazo que estás hecho, ¿Cómo se te ocurre aceptar la secuela de TRANSFORMERS?