Después de echarle un vistazo a la filmografía de Roland Emmerich, se hace un tanto extraño ver entre medias un título como “El patriota”, muy distante del género del que es especialista. No olvidemos que suyas son “joyas” como “Independence Day” (1996), “Godzilla” (1998), “10.000” (2008) o “2012” (2009).

Emmerich nos sumerge en plena Guerra de la Independencia Americana. Benjamin Martin (Mel Gibson), un veterano combatiente, rehúsa luchar para dedicarse por entero a su familia. Pero las ansias de independizarse de los imperialistas ingleses imponen unos fuertes ideales en su hijo mayor, Gabriel (Heath Ledger), el cual no duda en alistarse a pesar de la negativa de su padre. Pero un destacamento inglés, al mando del cruel y sanguinario coronel Tavington (Jason Isaacs), provocará que Benjamin vuelva al frente no sólo para ayudar, sino también para vengarse…

Con más pretensiones de las normales en Emmerich, “El patriota” consigue entretener a la vez que desarrolla un marco histórico que sólo se queda en eso, en mero decorado, frente al principal “leit motiv” de la película: la venganza de Benjamin. El enfrentamiento entre Benjamin y el coronel Tavington es un enfrentamiento entre el clásico héroe y el todavía más clásico villano, pues Jason Isaacs encarna un personaje muy estereotipado y repleto de clichés. A pesar de ello, son loables otros aspectos más indirectos de la película como el trabajo realizado en diseño de producción o la magnífica ambientación que consigue la banda sonora de John Williams.

El filme se enriquece también con las actuaciones. Mel Gibson, aún reciente de su “Braveheart” (1995), repite de cierta manera aquel papel en otra película donde lucha por la independencia, aprovechando así el tirón comercial del gran éxito que tuvo su papel de William Wallace. Su actuación sigue siendo carismática y sobria, como corresponde al gran actor que es, pero esta vez no logra los registros que ha conseguido otra veces. El otro gran protagonista es el tristemente desaparecido Heath Ledger, en una actuación en la que ya se vislumbra la calidad que iba a demostrarse posteriormente. Buenos trabajos también los de Joely Richardson, Tcheky Karyo y Jason Isaacs, aunque menos destacados pero sí bastante correctos.

Si ya de por sí la versión comercial es larga, el “Director’s cut” llega a las tres horas de duración, un tanto excesivo para un filme interesante pero que no tiene mucho más que ofrecer que unas buenas actuaciones y una trabajada puesta en escena. Por lo demás, su desarrollo se hace predecible y la pedantería “emmerichesca” siempre entra en escena, incluso en una película donde el patriotismo americano se hace necesario.

Interesante.