Otra producción descacharrante y rocambolesca de la productora Empire del temible Charles Band, en la que se conjuga humor con muy poca gracia con extraterrestres y unos personajes que parecen salidos de un manicomio.

La historia, digna de elogio por lo sesuda y compleja, relata la llegada por accidente de una repugnante criatura espacial que es atrapada por el aparato de televisión de una familia que dista mucho de ser “normal”. El asqueroso bicharraco tiene la costumbre de materializarse para atacar a todo el que se encuentre cerca de un aparato de televisión, ofreciendo al espectador ávido de sangre y casquería un buen espectáculo. La telebasura hecha carne.

El filme está planteado de una forma caricaturesca, adornado con colores chillones e interpretado con la mayor desfachatez y sobreactuación, todo ello para conseguir un efecto similar al de la pesadilla de un esquizofrénico con la enfermedad muy avanzada. Incluso la horrenda banda sonora (y no lo digo por los WASP precisamente) hace mella en el buen gusto del respetable.

En el apartado de efectos especiales, el diseño de la criatura es correctamente asquerosa y bastante vomitiva, suficiente para no haber perdido el tiempo del todo.

Por lo menos, Nicolau se lo toma todo a coña y no engaña a nadie, ofreciendo lo que demandan los aficionados a estos productos y permitiéndose incluso una crítica nada sutil a la programación televisiva. Sólo recomendable para los poco exigentes.