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España España · Somewhere Far Beyond
Voto de Richy:
6
Aventuras. Acción El agente 007 debe recuperar el ATAC, un dispositivo militar secreto de guía por satélite, antes de que sea vendido a los rusos. (FILMAFFINITY)
23 de abril de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Duodécimo título de la saga Bond y quinto de Roger Moore como 007. Después del fracaso de crítica de “Moonraker” (1979), John Glen toma las riendas de la serie hasta 1989 con “Licencia para matar”, esa vez ya con Timothy Dalton. De las cinco películas que dirigió, “Sólo para sus ojos” es no sólo la mejor de las cinco, sino una de las más entretenidas de toda la saga.

En una franquicia tan extensa como la de Bond es difícil cambiar algo de sitio. La estructura de cada film es similar unos con otros: la “cortinilla” del ojo, una intro trepidante, títulos de crédito iniciales psicodélicos con la canción comercial de rigor, y desarrollos más o menos similares de todas las películas, las cuales se mueven entre tiroteos, peleas y persecuciones en localizaciones exóticas y, cómo no, los romances con la “chica Bond”. En lo único que los directores se pueden permitir cierta libertad es en la concepción del personaje, y en esto John Glen acertó de lleno transformando al Roger Moore soso y casi autoparódico visto en “Moonraker” en un Bond mucho más violento, rudo y vengativo.

La historia se centra en el robo del ATAC, un artefacto diseñado por el servicio secreto británico para controlar el lanzamiento de misiles Polaris. Bond tiene la misión de recuperarlo, y le seguirá la pista por sitios tan dispares como Madrid, Cortina, Corfú y, finalmente, los vertiginosos riscos de Meteora, en Grecia. Por el camino conoce a la “chica Bond” Carole Bouchet, muy bella pero con poca química entre ellos, que le ayudará en sus pesquisas por motivos puramente personales. Como se puede ver, el guion sigue siendo tan simple como siempre, pero el filme de Glen gana en las escenas de acción y en las secuencias de más emoción, destacando entre otras la persecución con esquíes (una de las más espectaculares que recuerdo de la saga) o la ascensión al Monasterio de Vlacherna.

Vemos a un Bond mucho más serio, duro y decidido que en otras entregas, algo esencial en un personaje que se estaba quedando un tanto frío. Se echaba de menos ese carácter en el agente secreto con licencia para matar, y Roger Moore consigue esta vez que veamos lo que queremos del personaje: un Bond elegante y sin escrúpulos cuando no tiene que tenerlos, sin perder en ningún momento su socarronería “british”.

Recomendable.
Richy
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