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España España · Somewhere Far Beyond
Voto de Richy:
6
Terror. Drama Una historia original sobre Vlad Tepes o Vlad el Empalador, el príncipe rumano en el que se inspiró Bram Stoker para escribir su célebre novela (1897) y crear al vampiro más famoso de todos los tiempos. La película narra la trágica vida de Vlad, qué dilemas tuvo que afrontar y cómo se convirtió en un vampiro. (FILMAFFINITY)
7 de noviembre de 2014
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Enésima visita al mito de Drácula desde que el cine es cine, y seguramente todo apunta a que no será la última.

Esperaba con cierta curiosidad esta nueva incursión en el personaje de Bram Stoker, ya que prometía ser una especie de biopic de Vlad III de Valaquia, el infame Empalador, que luchó contra el avance otomano que hizo caer Constantinopla en el siglo XV. Esta figura histórica fue la que inspiró la imaginación de Stoker para crear su inmortal vampiro, y esta “leyenda jamás contada” tenía toda la pinta de desarrollarse con alguna base histórica coherente, sin dejar de lado, por supuesto, el tema sobrenatural del origen del vampiro.

Pues bien, el filme no solo no ofrece nada de lo que yo, iluso de mí, esperaba encontrarme (aunque ya la nota media en FA me mosqueaba). El Drácula de Gary Shore se aparta, más que ningún otro Drácula cinematográfico, del mito mismo y propone otro origen totalmente distinto, aunque nada sorprendente. Luke Evans encarna a un Vlad muy humanizado si tenemos en cuenta la leyenda negra de su crueldad, que decide acabar con la amenaza del invasor turco a base de sacrificar su vida mortal, mediante un trato con un vampiro parecido al “Nosferatu” (1922) de Murnau (sólo en la apariencia) que lo tienta, cual demonio, con poderes inimaginables a cambio de su alma. Ni corto ni perezoso, Drácula-Evans acepta el trato y se convierte en todo un primoroso superhéroe cuyos poderes envidiaría cualquier personaje marveliano que se precie. Los Vengadores estarán deseando meterlo en su equipo después de ver cómo se ventila, él solito, a todo un ejército turco.

La película de Shore va de menos a más, o de más a menos, según la perspectiva: quien busque una historia repleta de acción y efectos especiales, verá que la cinta avanza a grandes zancadas en ese aspecto. La relación inversa se da para quien busque todo lo contrario, encontrándose con una burda historia de guion inexistente y, a ratos, inverosímil incluso para los cánones del género. Con todo, la película no es mala y resulta muy efectiva como entretenimiento si se es benévolo con sus irregularidades (momentos como que el personaje salga vivo de las llamas y sus ropas no se hayan quemado, los llevo muy mal). Además, la duración del metraje está bien ajustada y no se hace para nada pesada.

Otro de los atractivos del filme los tenemos en la pareja protagonista. Luke Evans es un actor que sabe elegir bien sus papeles y su presencia en pantalla siempre se agradece. En este sentido, su Drácula es rudo y carismático, en acertada contraposición con una cándida pero fuerte Sarah Gadon como su esposa, bellísima en su sufrimiento.

Recomendable para pasar el rato, pero floja de planteamiento.
Richy
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