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El Salvador El Salvador · Klendathu
Voto de Especialista Mike:
5
Terror El conde Drácula cambia su residencia desde los Cárpatos a occidente. Para ello se procura la ayuda del abogado Renfield que le visita para acompañarle en su mudanza como servidor. Una vez instalado, conoce a una joven, ya prometida, de quién se enamora. Comenzará a visitarla por las noches, para ir bebiendo su sangre poco a poco, y convertirla así en su esposa. Pero el malestar que sufre la joven alerta a su familia, que contacta con ... [+]
23 de agosto de 2010
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Personalmente, no me gusta ninguna de las dos versiones de “Drácula”. Aún están cerca del cine mudo; ello significa que por entonces no habían asimilado bien el recurso del sonido. Frente al dinamismo que logró el cine mudo en sus últimos años (sin olvidar que su exhibición se acompañaba de música en directo), ambos “Drácula” están hechos con largas secuencias silenciosas, planos estáticos y diálogos pronunciados teatralmente. Una sensación mortal de tiempo infinito para cualquiera.

El “Drácula” (en inglés) de Browning tampoco es lo mejor de su poco corriente filmografía (“The Unknown”, 1927; “Freaks”, 1932, verdaderas rarezas incluso vistas hoy). Por otra parte, Melford jugó con la ventaja de que tenía acceso a la información del rodaje diurno de aquél, lo que le permitió mejorar notablemente la versión española en horario nocturno.

Las mejoras de Melford se revelan sobretodo en las escenas del castillo de Transilvania, en particular con la presentación del conde. Los movimientos de cámara y un montaje más dinámico rompen con el tradicional estatismo atribuido al primer cine sonoro –y se nota. Estas mejoras no son menospreciables. Se trata de secuencias importantes en la trama: la presentación de Drácula ni más ni menos. Y más si hay que considerar que tal presentación del conde con el rostro de Bela Lugosi ha pasado a ser representativa en la historia del cine.

Se aprecian otros cambios de detalle: Rendfield se hiere accidentalmente con un clip de papel en la versión en inglés. En la española se conserva la referencia de “Nosferatu” (Murnau, 1922): el incauto se hiere cortando el pan.

Los actores son otra cosa. Bela Lugosi es, con justicia, un mítico vampiro. Pero en la versión en español no se echa en falta a Lugosi, y eso ya es decir bastante de Carlos Villarías. Éste aporta a su interpretación cierto histrionismo, algo de bufón grotesco que tampoco deja de lado al galante conde que Lugosi puso de moda. Aunque tampoco evidente, resulta una mezcla afortunada, si se tiene en cuenta que el primer vampiro fílmico (Max Schreck en “Nosferatu”) era grotesco del todo y nada galante.

También Álvarez Rubio cumple con su papel de Rendfield. Aunque Dwight Frye interpreta al mismo loco con la estridencia propia del cine mudo, puede que éste guste más. No se puede alabar al actor que interpreta a Van Helsing en español. Eduardo Arozamena no tiene la presencia de Van Sloan, un actor clave en la Universal aquellos años.

Los demás no sobresalen, aunque tampoco en la versión inglesa. Resulta divertido advertir la diversidad de acentos. Eva tiene acento mexicano aunque su padre, el Dr. Seward, tiene acento castizo. Supongo que en la Universal les daba igual que fueran de uno u otro lado del charco.

La versión española tiene secuencias mejor realizadas. Da la sensación de que depende menos del diálogo y más de los recursos visuales. Pero es 30 minutos más larga y eso... Puestos a elegir, tal vez me quedaría con la película de Browning.
Especialista Mike
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