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España España · ciudadano del mundo (palencia)
Voto de kafka:
9
Drama Blanche, que pertenece a una rancia pero arruinada familia sureña, es una mujer madura y decadente que vive anclada en el pasado. Ciertas circunstancias la obligan a ir a vivir a Nueva Orleáns con su hermana Stella y su cuñado Stanley (Marlon Brando), un hombre rudo y violento. A pesar de su actitud remilgada y arrogante, Blanche oculta un escabroso pasado que la ha conducido al desequilibrio mental. Su inestable conducta provoca ... [+]
27 de mayo de 2007
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película mítica y una de las obras maestras que jalonan la filmografía de Elia Kazan y que lo redimen legitímamente de su caracter delator en la época maccarthysta.
Es la adaptación de la obra teatral del gran Tennessee Williams, el cual se encargó del guión, soberbio, y en la que Kazan respeta el espíritu teatral del original y pone al servicio del universo de Williams todo un arsenal de valores fílmicos y de lenguaje cinematográfico.
Así, queda una obra llena de densidad, espesura y amargura, de intemporal intensidad, con una captación más que buena del universo de Williams, recorrido de seres humanos repletos de frustraciones y deseos incumplidos dónde cualquier tiempo pasado fue mejor, y dónde habitan en una atmósfera abigarrada, hinchada, recargada, sudorosa como las míticas y memorables camisetas de Brando. Es una puesta en escena a la par funcional y servil, guiada por un texto magnífico y por unos actores/personajes perfectamente trazados y presentados (maravilloso el inicio, con Vivien Leigh saliendo entre el humo del tren, cuán un espectro vuelve a la vida desde la niebla), en una historia movida a los impulsos y emociones de éstos.
Es una película muy vigorosa, casi se devora, eléctrica, con memorables interpretaciones, siendo particularmente soberbios todos los momentos entre el violento, seco y áspero Brando y la arcaicamente elegante, disimuladamente machista Leigh en unos duelos dialécticos huracanados, desnudos, rudos, auténticos hasta la médula. Un clásico, sin duda.
kafka
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