Tan solo entresacar y degustar cualquier diálogo de esta complejísima maravilla dejaría en pelotas a la práctica totalidad del cine realizado hoy en día.
"El sueño eterno" es una de las indiscutibles joyas del cine negro, de trama tan retorcida, corrompida y compleja que supone en cierto modo la extrema y paradójica densidad de estas gloriosas películas: no importa conocer a todos los personajes, saber leer toda la trama porque la fascinación que te producen supera todas las barreras del entendimiento.
Siendo una obra redonda, en este clásico descolla con fiereza un guión antológico y maravilloso, un dechado de ingeniosa dureza, dónde el cinismo de Marlowe (Bogart) alcanza memorables cotas en sus diálogos con las mujeres. Todo ello a partir del material narrativo del genial Chandler reciclado de manera insuperable por tres guionistas/escritores de suprema categoría: Faulkner, Furtman y Chandler.
La dirección de Hawks es prodigiosa dentro del prodigio de todo el conjunto, una lección de hacer cine a un ritmo vertiginoso, electrizante, de gran maestro. Steiner compuso una banda sonora idónea para el sentido del film, la fotografía resulta imborrable, todo, en fin, resulta inolvidable en este sueño eterno hecho realidad en celuloide tatuado.