Fue muy lógico que la honesta y buena película de Montxo Arméndariz "Secretos del corazón" perdiera ante esta película holandesa el Oscar a la mejor película extranjera, pues puede que lo hiciera ante una obra maestra.
Muy ambiciosa en un plano triple (técnico, artístico y argumental), "Karakter" sale muy bien parada de todo ello y tiene precisamente eso, un carácter, una fuerza, una autoconvicción interiores tan despampanantes y admirables como soberbiamente estructuradas. De impecable reconstrucción ambiental y formidables interpretaciones, con una gran descripción de personajes, propone una historia apasionante a partir de un terrible paterno-filial de imprevistas consecuencias. Un pulso tan dañino como beneficioso para el hijo, quien entre la indiferencia de su madre y la externa maldad demoníaca de su padre, adquiere un carácter irrompible, una personalidad fortísima y acentuada, un sentido bien marcado a su vida: el padre, esa figura, pero el peor padre del mundo en vida (algo así como el padre que tuvo Kafka y que tan arrebatadora y maravillosamente plasmase en su "Carta al padre": hay muchos puntos en común entre Kafka y el protagonista; su trabajo en una oficina, su caracter inteligente e insomne, su capacidad trabajadora, su odio al padre...), un ser odiable hasta las más íntimas entrañas hace de su hijo una obra maestra y éste se da cuenta "post-mortem" de la impecable y majestuosa labor labrada por el difunto (spoiler). De todos esos diversos planos antagónicos, con esos juegos de espejos que se repelen para acabar viendo que eran indispensables, ha surgido esta gran película holandesa, de lo más sorprendente, fresco y original que se ha hecho en los últimos tiempos en el cine. Una auténtica joya.