Película compuesta de cuatro episodios eróticos, desarrollados en distintas épocas históricas y que tienen como común denominador la inmoralidad en muy diferentes sentidos.
El primero es el mejor. Se titula "La marea", historia de dos primos, ella una menor, que quedan aislados en una playa desierta, aprovechando él para contar a su prima cómo se producen las mareas y a la vez iniciarla en los juegos sexuales; el segundo es "Teresa, filósofa", la historia de Teresa, que castigada en su habitación busca llegar al éxtasis tanto místico como sexual, sirviéndose entre otras cosas de unos frescos calabacines...; el tercero es "Erzsabet Bathory", retrato de la condesa del siglo XVI, quién se bañaba en la sangre de jóvenes vírgenes tras secuestrarlas y mantener relaciones sexuales con ellas, pues así se creía que mantendría una eterna juventud; el cuarto y último es "Lucrecia Borgia", una visión depravada, incestuosa y anticlerical de esta figura y de la Iglesia en general.
En conjunto es una película muy mediocre y desigual, a la que falta coherencia y unidad estilística, dónde Borowczyk marea la cámara, desenfoca las acciones y la propia narración, difuminando continente y contenido en muchos casos.
Temáticamente es muy atrevido pues toca el incesto, la depravación eclesiástica, los vicios aristócratas, la mística religioso/sexual, pero lo hace de una forma bastante inservible en su conjunto, desperdiciando por ejemplo en el tercer capítulo un argumento apasionante y lleno de posibilidades.
Por cierto, este cineasta tiene auténtica obsesión por los vellos peludos de las mujeres y por los falos de los caballos.