Médico de familia (Serie de TV)

Algo simplona, tontorrona y convencional, fue esta serie ya mítica dentro de nuestra televisión, donde el polifacético Emilio Aragón, interpretaba el papel de un padre de familia, médico de profesión, que no solo ha de lidiar con su duro trabajo, sino con su ajetreada vida familiar, así como las personas que la componen. Su padre, sus hijos, su cuñada y su dicharachera chacha.
Posiblemente mucha gente se preguntará a estas alturas, como este producto tan blanco como inofensivo, pudo triunfar en nuestro país de la manera que lo hizo, obteniendo audiencias millonarias y desbancando hasta a partidos de nuestra patria selección, y convirtiendo a Emilio Aragón, en el personaje televisivo más popular y querido, junto a la poco avispada pero simpática presentadora Carmen Sevilla, de aquellos años.
Quizá esa fórmula blanquecina e inofensiva, además de mucha similitud con productos americanos de la valía de "La hora de Bill Cosby", o "Los problemas crecen", tan seguidos en nuestro país, hicieron de esta serie la favorita de los espectadores. Eso, y sus peculiares personajes, la metomentodo chacha, la dulce y comprensiva cuñada, el sabio abuelo, o los granujillas de los nietos.
Y es que quien no ha soñado con una familia así. ¿No les parece?

Una serie que intenta agradar a toda la familia con problemas triviales. No destaca en nada, bueno sí, en la publicidad que aparece constantemente en toda la casa. Digna de ver si se estudia marketing.

"Chechuuu!!" "Chechuuuu", repetía una y otra vez el viejo insoportable.
Rebuznos, balbuceos, tartajadas, necedades, chistes malos... el personaje de Emilio Aragón era tan tonto que crispaba los nervios. Lo más patético que se ha visto en televisión.
Diálogos guturales, gemidos, jadeos y risas empalagosas... A Lydia Bosch no había quien la aguantase. Tampoco hoy.
Chechu era imbécil, y es imbécil por pensar que lo hizo bien y siguió con su carrera de actor. Carrera que a Dios gracias, no llegó muy lejos.
Si me alegré de que las serie finalizara, era por no aguantar a la Juani y al estúpido de su novio. El Fiti sigue atormentando al público español en la tele y en el teatro, desgraciadamente.

Bueno esta sería tuvo su éxito. Venía sustituyendo a Farmacia de Guardia. La veía demasiado joven. Ahora visto ahora es para preguntarme ¿Por qué?. Los niños no saben actuar especialmente María. Y mira que es difícil encontrar a niños que lo hagan mal. Perdón rematadamente mal. Los abuelos ni mentarlos me parece cruel. Lydia Bosch espantosa ni a Emilio Aragón que decir.

Ahora que en 13TV están reponiendo la serie es buen momento para hablar de ella, 23 años después de su estreno y cuando han transcurrido 19 de su final. Después de ver varios capítulos, lo primero que se viene a la cabeza es que ha envejecido muy mal.

"Médico de familia" fue un producto hecho a la medida del por entonces muy popular Emilio Aragón. Con 36 tacos regresaba de un año sabático después triunfar con "El juego de la oca" y encarnando al doctor Nacho Martín alcanzaría un estatus de estrella de la televisión al alcance de pocos en la época. La serie arrasaba las noches de los martes con una audiencia media de entre 7,5 y 9 millones de espectadores y una cuota de pantalla que en ocasiones superó el 50%, una auténtica barbaridad, por más que a finales de los 90 no hubiera tantas cadenas como en 2018.

Yo desde luego vi la serie, junto a mi familia, como tantas otras personas, y por supuesto que siendo un crío no me di cuenta de muchas cosas, y, vuelvo a repetir, revisitada hoy ha envejecido mal. Niños-actores repelentes que actuaban fatal, publicidad a mansalva (eso hasta yo me di cuenta en su momento), tramas ridículas, todo muy políticamente correcto y con un tono moralista de clase alta...por no hablar del ya criticado por entonces personaje de Juani, la chacha andaluza. Como almeriense no me importa que se usen los estereotipos en el humor, pero debe reconocerse que el perfil de la criada inculta y del sur o el del currela andaluz de pocas luces están muy manidos ya, máxime cuando otros motivos apenas se han tocado (baste recordar que hasta fechas muy recientes no se ha ridiculizado a los catalanes, y eso apenas).

Destacar lo soso de Emilio Aragón en contraposición al buen hacer de Luisa Martín (pese a su bochornoso personaje) o el de Pedro Peña como entrañable abuelo (aunque hablase muy lento e invitase a todo el mundo a entrar en casa) más su amigo Matías Pollo, de largo lo mejor de la serie (ambos actores fallecieron ya). Hay otros abiertamente despreciables como el que hacía de Chechu o Francis Lorenzo como el amigo chuleta que vive más en casa ajena que en la suya y que hoy sería defenestrado, con sus constantes frases sobre "mariconadas" y etcétera.

Aprueba por la nostalgia, se merece el suspenso.