Lady Macbeth

El título de esta película no hace referencia a Shakespeare sino a un cuento de origen ruso. Esta historia relata las vicisitudes de una mujer en los albores —tal vez, porque no se especifica fecha precisa alguna— del Siglo XIX en la campiña inglesa, que casó con un rico terrateniente y sufre el maltrato del mismo y de su suegro que la consideran como un objeto de propiedad más.

Intocada por su marido que apenas atina a masturbarse mientras la obliga a permanecer desnuda de frente a una pared; despreciada afectiva y moralmente por el padre del mismo, descubre su liberación entregándose en cuerpo y alma a uno de los sirvientes. Relación interracial apasionada, fulminante, libidinosa e irrefrenable hasta descuidar que sea notoriamente percibida por todo el entorno. Una lujuria que desencadenará sucesos macabros (hay una escena de maltrato animal y otra al final que no conviene desvelar, que te revuelven el estómago) y una espiral de maldades que pretenden reivindicar conductas por la opresión recibida que, aunque tal vez no querido por director y guionista, dan de alguna manera un mensaje bastante jodido éticamente.

Aquí hay una muestra de cinematografía pura, jugada casi íntegramente a la imagen y a las interpretaciones, con diálogos muy escasos pero con claridad y contundencia argumental. Observar el rostro y la mirada impávidos de la protagonista mientras ocurren cosas atroces produce regocijo interpretativo y repulsión a la vez. Muy buena película, que aprovecha en forma muy bienvenida la síntesis y utiliza una duración extrañamente olvidada en la actualidad: 1 hora 30, y que recomiendo calurosamente

Malograda, realmente esperaba mucho mas en todos los sentidos. La historia es plana, le falta absolutamente contexto de principio a fin. La estética de la época pudo ser mucho mejor aprovechada. Los personajes tenían mucho potencial para enganchar a la audiencia pero se quedan en una interpretación muy superficial. Lástima.

Aunque, en teoría, el film de Oldroyd parezca beber de las fuentes de Shakespeare, lo cierto es que se incardina más bien en las furibundias amorosas que exploraron con desigual acierto las hermanas Bronte, componiendo claroobscuros góticos y violencias desatadas en amores "muy poco cristianos", para el espíritu anglicano inglés, y en cambio, sí llenos de terrible "idolatría pagana". En este sentido, el personaje de la Pugh se identifica más, en mi opinión, con un intempestivo Heathcliff, ( al menos al principio) que con el personaje shakesperiano en cuestión, en cuyo destino aún se vislumbraban los velos obscuros del tormento interior, o arrepentimiento si se prefiere.

Al igual que hacía Emily Brontë, Oldroyd, que recoge la idea original del ruso Semiónovich Leskov, disecciona brutalmente el sentimiento del amor, para extraer de él la parte obscura de la concupiscencia humana, pero a diferencia de su predecesora, el matiz introducido ( supongo que también en la novela corta, que no he leído) da una lectura que se decanta sutilmente por la maldad en estado puro, sin los estereotipos del arrebatamiento justificador que son propios del género romántico del siglo XIX, y que por cierto,tan bien habían plasmado los autores rusos del género. (crimen y castigo de Dostoievsky o Ana Karenina de Tolstoy entre otras muchas)

En ese sentido Katherine, no es el personaje prototipo, y el quasi giro inesperado del film para mostrar sin ambages la oscuridad que se esconde tras el sexo ( que no el amor) en la medida que es sexo adictivo, lleva el discurso de oldroy por las sendas del cine con mixturas: Romanticismo pleno, y terror gótico, probablemente con monstruo incluido.
Interesante film para explorar los rincones oscuros del sótano. No apta para aquéllos que exigen en el cine justicia poética a lo Lovely Bones.

Una historia de amor y sobre todo de muerte y mucho comportamiento patológico que no ayudan en nada a hacer creíble la historia.

Un guiòn muy flojo que no logra mantener el interés y que a veces resulta irritante.

Muy buena la fotografía y buen sonido.

Los actores desarrollan bien su trabajo.

Totalmente prescindible.

Una película que describe detalladamente cómo el ser oprimido implica lo mismo que oprimir.
No son sino caras de la misma moneda, que pueden llegar a vislumbrarse en nuestras acciones más cotidianas.
Desde mi punto de vista, los personajes son creíbles, cada plano, al igual que el sonido, están muy cuidados, la atmósfera generada te sobrecoge y, en su conjunto, una película que tiene mucho para analizar, así que no pierdas detalle.