Splash

Peli inolvidable de los ochenta, de las pocas que tratan al mito de la sirena como se merece. He visto algunas de hoy en día como una de tres hermanas que son sirenas, y son basura, no le llegan a Splash ni a la altura de las aletas.
Tom Hanks tiene ojo para las comedias, siempre ha sido así, y Daryl Hannah si bien no es la mejor actriz sobre la faz de la Tierra, tampoco tiene falta al menos aquí.
Su Madison es inolvidable, la dirección de la peli es magistral, como no podía ser de otra manera, y el resto es mucho amor, para los incurables de los amores imposibles y fantásticos que no se la pierdan. Esta sirena es la mejor. Los paisajes marinos, perfectos.

Aparente comedia romántica de los ochenta detrás de la que se esconde una dirección ágil y un divertido guión, pero lo mejor es la increíble química de los protagonistas pocas veces vista en una película.

Muy buena peli y muy buenos actores, a destacar John Candy y Eugene Levy y la belleza expectacular de Daryl Hannah.
Comedia muy divertida y muy fácil de ver con puntos muy, muy buenos como John Candy hablando belga.
Marcó junto a otras a una generación entera, en la que me incluyo,claro.

Sosa y torpe comedia romántica dirigida por Ron Howard, que empezaba a resaltar en su carrera precedida por éxitos tan posteriores y salvables como “Cocoon” (1985), “Willow” (1988). Pero desde entonces la popularidad no se le asomaba ni por asomo. Y creo que nunca ha sido así. Porque… Nadie habla de Ron Howard pero si de sus películas.

Una razón será porque ha contado con un innombrable plantel de cotizados actores que le han hecho sombra a su autoría, que es poca y entregada a la Industria. Howard viene a ser el hermano marginado de Spielberg y George Lucas y aunque ha ido por su cuenta y a veces con resultados satisfactorios (Una Mente Maravillosa; El Desafío, Frost contra Nixon) como meramente mediocres o infumables (Rescate; EdTV). Aunque se puede decir que lo único bueno que ha atorgado Howard al público es su hija, la actriz y productora Bryce Dallas (vista en “Manderlay” y “Criada y Señoras”).

“1,2,3… Splash” es un vehículo para el lucimiento de sus principales protagonistas. Un inmaduro aún Tom Hanks, un poco gracioso John Candy y la exuberante Daryl Hannah (siempre recordada por exhibir sus nalgas al pie de la Estatua de la Libertad, lo mejor del film para qué negarlo). Ni la aparición de un secundario Eugene Levy (el metomentodo padre de “American Pie”) salva una comedia solamente concedida para resplandecer a la Hannah como sex-symbol ochentera. Pero quedó en nada. Había otras chicas en la cola, mejores o peores. Pero Hannah lo pagó la languidez poco disfrutable de éste producto de Howard radica por su pésimo planteamiento: una posmoderna versión de “La Sirenita” de Hans Christian Andersen, con tan mitológico ser comprando por Nueva York, adaptándose a comer en los mejores restaurantes de la ciudad y una especial relación que mantiene con el personaje de Tom Hanks donde el romance simplón está asegurado.

En cuanto he leído en los créditos iniciales que el director de esta película era Ron Howard, me he esperado lo peor. Y así ha sido.

Creo que deberíamos empezar a catalogar ciertas películas como «romance para hombres», porque «1, 2, 3... Splash» (título que no entiendo) gira en torno a un varón, Allen Bauer, que encuentra a la chica de sus sueños... al menos aparentemente. Allan no cree que sea capaz de enamorarse y se lamenta de que no nunca se casará y tendrá hijos; cuando en esa melancolía está, se topa con una Daryl Hannah desnuda que, hablar no le habla nada, pero que se abalanza sobre él en estado de celo marino. Fácil y sencillo. Romanticismo cero, pero se ve que los hombres lo prefieren así. Personalmente, lo encuentro aburrido y fuera de todo sentimentalismo. A mi estas relaciones en las que se enamoran en un minuto y tardan dos en irse a la cama, además sin ninguna pasión, admitámoslo, me disgustan. Hemos perdido el concepto de «tensión sexual» y, por supuesto, de «seducción». Yo lo echo de menos. Echo de menos las miradas, la progresión en las emociones, la conquista a través de tal hecho, de tal diálogo, de tal muestra de amor. Una pena.

Como comedia, anda justita también. Reír, creo que no te ríes, aunque el hermano del protagonista es el único que tiene alguna gracia. Ritmo irregular y partes de la trama que no se cuentan bien o que, directamente, quedan en la duda. Yo no entiendo, por ejemplo, qué es, según el argumento, una sirena, ni de dónde viene, ni por qué tiene piernas. El desenlace, ¿en serio que es feliz?

Con poco gancho, en definitiva.