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La muchacha que sabía demasiado

Thriller. Intriga. Terror La joven americana Nora Davis (Leticia Roman) va a visitar a su tía enferma en Roma. La misma noche de su llegada la anciana muere y, al no funcionar el teléfono, decide ir a buscar ayuda a la calle, donde un hombre la atraca y la hace perder el conocimiento. Nora recobra el conocimiento durante varios segundos, suficientes para ver cómo una mujer es asesinada a pocos metros. Al día siguiente nadie creerá a Nora, aunque ella, ayudada ... [+]
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
22 de enero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es básicamente el proto-giallo, o al menos una de las que dieron lugar a ese subgénero que tanto nos gusta a algunos de nosotros.

La película tiene uno de los mejores comienzos que recuerdo haber visto en una película, es todo tan exageradamente intrigante que uno desea que la película acelere para ir descubriendo todos los pequeños detalles de una trama que está bien tejida y va resolviéndose muy poco a poco, dando lugar en ocasiones a más intrigas y callejones sin salida.

Para mi gusto, el toque de humor sobra, o al menos no está bien implementado en la peli, siendo la mayoría de las veces más tonto que divertido.

La parte final es realmente buena, marcando como serían los típicos finales inesperados de los giallos. Una película que vale la pena ver.
TANOMUERTO
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7 de febrero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si el cine de terror y misterio consistiera meramente en crear ambientes y escenarios fastuosos que lo propicien y lo hagan atractivo, Maria Bava sería el más grande y esta película estaría entre las mejores del género. Pero, como a este tipo de cine uno le pide que, detrás del decorado, haya una historia y unos personajes que se tengan en pie, "La muchacha que sabía demasiado" es tan floja, endeble, inverosímil, como la inmensa mayoría de los gialli con que nos castigó el cine italiano de los años sesenta y setenta, por más que ésta nos ahorre las habituales escenas de sangre y casquería. Decididamente, hoy por hoy, del gran Mario Bava apenas podría recomendar otras películas que "La máscara del demonio", "Seis mujeres para el asesino" y "Las tres caras del miedo".
Cenizales
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4 de octubre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mario Bava era un buen director. Fue un pionero en todo lo que hacía. En este caso, se adelantó y creó el primer Giallo.

La película tiene aspecto de cine clásico, por el modo de filmar, por ser en blanco y negro y también por el doblaje con la que la vi.

La verdad es que me gustó mucho. Provoca mucha sensación de misterio la película. Hay escenas que me encantan, como aquella en la que la protagonista está a solas en su casa y lo llena todo de cuerdas entrelazadas por todas partes, me encanta esa escena, por la sensación de peligro.

La ambientación en Roma también es otro punto a favor, es genial.

Las actuaciones también me gustaron, sale el gran John Saxon, se le ve muy joven aquí y está muy bien. También me gustaron Leticia Roman, como la protagonista, y Valentina Cortese. Estas actuaciones le suman muchos puntos a la película.

Creo que este primer Giallo de Mario Bava, es el segundo mejor de todos los que hizo en su carrera. Solo lo supera "Seis mujeres para el asesino".
"Un hacha para la luna de miel" me parece inferior y "Cinco muñecas para la luna de agosto" me parece la peor película de Mario Bava de todas las que he visto.

"La muchacha que sabía demasiado" además de ser un muy buen Giallo, es una película pionera, lo que le da más mérito a su director.
real life
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21 de abril de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenemos de Italia esa imagen perfecta que se distingue en su buen clima, impresionante arquitectura y bellas mujeres, pero la que conoce Nora es una Italia escondida, la del miedo atávico entre los recovecos de pasadizos y secretos.
Una tierra extraña de misterios sin resolver...

Trabajar en producciones épicas de grandes dimensiones dejó la salud del sr. Mario Bava un poco debilitada, por lo que, antes del infarto, consideró seriamente retirarse de la dirección y dedicarse sólo a labores de fotografía y efectos especiales; gracias a Dios esa decisión nunca se llevó a cabo, o no podríamos haber disfrutado de la existencia de algo como "La Muchacha que Sabía Demasiado". Más bien gracias a que los ejecutivos de A.I.P., que disfrutaron con la buena distribución de sus películas al otro lado del charco, le animaron a continuar.
Y lo que empezó concebido como comedia ligera de toques románticos evolucionó hasta una de las mejores muestras del suspense italiano; además, en el momento y lugar perfectos, justo cuando el género está experimentando una redefinición de sus códigos clásicos, lo que estalla a partir de "Psicosis" abriendo las puertas a cosas como "Las Manos de Orlac", "El Cabo del Terror", "Un Grito en la Niebla", "Homicidio" o "Chantaje contra una Mujer". La obra de Bava bebe de este movimiento donde el "thriller" se fusiona con el horror y la fantasía, enfatizando la audacia visual y temática con un claro aumento del erotismo y la violencia.

Pero la principal referencia es, sin duda, su admirado Hitchcock, ya desde su título (que no iba a ser así originalmente), su inicio y la presentación de su protagonista, que, en efecto, está sujeta a la pura figura del anti-héroe "hitchcockiano". En lo que sería una versión femenina de James Stewart, la hermosa Leticia Román, con sus ojazos, llega como extraña norteamericana a un lugar extraño; amante de la literatura policíaca, e incluso presentada por un narrador irritante, que sirve para subrayar el tono novelesco de la historia que está a punto de abrirse a su alrededor.
También es un aviso de que no haya que tomar todo lo que suceda tan en serio como al principio se pueda pensar, basta con esa tonta trama sobre un traficante de cigarros de marihuana que no lleva a ningún sitio. La inocente atrapada en un juego de infortunios, huyendo de la desgracia a cada segundo: el fallecimiento de un familiar, un robo repentino y un asesinato despiadado como colofón en plena plaza pública. Bava filma con un arrojo audaz y violento, casi experimental en la forma, envolviendo la pantalla en un blanco y negro tétrico que evoca las sombras del expresionismo y el terror gótico, las mismas que poblaron su "Máscara del Demonio".

Acercarse a los trazos que el mismo suspense proporciona por medio de lo onírico le permite crear una ilusión de pesadilla permanente, esa que lleva a descubrir lugares insospechados en mitad de una intriga ni siquiera fiel al perfil del "whodunit", pues el rostro del supuesto criminal es mostrado de repente en mitad de la noche (a "la Hitchcock": lo importante no es el quién, sino el por qué y el cuándo). Nora está inmersa en ella, siendo objeto de burla por parte de los nativos, y en especial de un comisario desagradable que se mofa de ese fanatismo tan norteamericano por la novela negra.
Con todas estas claves distorsionadas, es de ley que la heroína tenga un apoyo emocional en la aventura, y de ello se encarga el entonces jovencito John Saxon, también de nativo. Pero la aventura no se basa en otra cosa salvo en la acumulación de pistas falsas, elipsis abruptas o individuos que llevan a otros; en lo sucesivo, Nora también juega con su protector Marcello a hacerse la turista desinteresada, el aspecto más serio del suspense cae en la burla. Aun así la amenaza es constante desde rincones oscuros, las figuras asesinas recuerdan a los monstruos de Hammer, un imaginario donde Bava hace hervir el terror más atávico mientras una cuerda como trampa para el criminal es la referencia al confuso entramado del argumento.

Incluso, llegado cierto punto, el "thriller" de manual tan inspirado en el orondo genio y en sus derivados, de pleno sabor británico (Guest, Dearden, Powell, Greville, etc.), crece hasta rasgar los principios del "slasher", incluso eso que mucho más tarde llamarán "giallo" en el cine (en la literatura ya existía como género...). Pues se nos presenta un "modus operandi" realmente particular (se mata por orden alfabético) y con varias víctimas femeninas en su haber, además de, inesperadamente, cambiar la pareja y ser ahora Landini, un periodista inmiscuido en el caso desde hace tiempo que se une a Nora para esclarecer la verdad.
La verdad está ahí aunque nos cueste verla, y eso que el guión, escrito y reescrito por más manos de lo que podía permitirse, se encarga de exponerla lo suficiente; el culpable de esa más que probable obviedad, o por lo menos elemento de sospecha, es el personaje de Laura, convenientemente situado en el lugar por donde tiene que pasar la protagonista (como casi todos los secundarios), y el cual, en última instancia, será herramienta en esa vuelta de tuerca que pasará a ser "marca de la casa" del suspense italiano para la posteridad, derribando cualquier lógica narrativa y todas las pistas acumuladas en una mueca mordaz al "thriller".

Una resolución casi sin conexiones con todas las tramas desplegadas y que llega con su propia razón de ser, en este caso, y retornando de nuevo a "Psicosis": un pasado traumático. Valentina Cortese evoluciona entonces y brinda una actuación tan desquiciada como brillante.
La película, por si no ha ridiculizado lo suficiente al género, se ríe de sí misma con un guiño a "La Mujer del Cuadro", y mejorando la patochada de Lang al dejar ambigua la respuesta. Todo puro estilo, en forma y narrativa, un logro en la carrera del italiano que sería un fracaso total en la época pero hoy pionera de un género nuevo. El tiempo le dio la razón, como a Nora.
Chris Jiménez
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1 de noviembre de 2023
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Interesante y entretenida aunque un poco absurda. Hay quien asegura que esta película de Bava es el primer giallo, pero yo no comparto dicha opinión; lo que viene siendo esto es un thriller cómico de misterio, de corte detectivesco. Es un predecesor del giallo, allana el camino estableciendo la estructura y con alguna de sus características, pero le faltan otras de igual relevancia: los asesinatos truculentos, el erotismo, el terror psicológico, el asesino enguantado, la muerte colorida… En tal caso lo que representa es un giallo literario, que no es más que una novela de misterio policíaca, pero el subgénero cinematográfico italiano es más que eso. El primer giallo de verdad es «Seis mujeres para el asesino», también de Mario Bava.

Sea como fuere, lo que eleva esta película es el manejo de cámara y la puesta en escena que se marca el director. La secuencia inicial que abarca desde el avión hasta el asesinato es de una maestría abrumadora. Tras ella se rebaja bastante el grado de suspense, instaurando calma en el filme. Un humor a veces irónico y a veces tonto impregna la cinta y le da un aire de ensoñación literaria naif, mientras sirve para burlarse de la visión idílica de Roma como destino turístico.

Lo llamativo es que por momentos Bava abandona el humor para sumergirse en secuencias nocturnas de terror, jugando con las sombras, la iluminación y la fotografía en blanco y negro, convirtiendo espacios cotidianos en amenazantes, logrando escenas fascinantes, para luego regresar a la atmósfera desenfadada con total naturalidad. Una habilidad digna de elogio.

La trama está repleta de giros argumentales, aunque a mí no me resulta inverosímil como he leído por ahí, al contrario, la identidad del asesino es la más coherente y sus acciones tienen un motivo. Lo que puede resultar ilógico es la casualidad del momento, algo que se aplica a todos los descubrimientos, la verdad. En cuanto al apartado interpretativo destaca una simpática, expresiva y guapísima Leticia Roman; acompañada por el mítico John Saxon, ayudante cómico de la aventura detectivesca que no aporta mucho más que un ligero interés amoroso. Por cierto, no deja de ser curioso que Roman sea una italiana que interpreta a una estadounidense, mientras Saxon es un estadounidense que interpreta a un italiano.

Merece la pena por su influencia en el cine, su novedosa estructura narrativa y por ser de alguna manera el homenaje de Bava a Hitchcock.
Biopunk
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