Humana

Un emotivo y trabajado documental que se basa en la realización de cientos de entrevistas de personas provenientes de diversas culturas y países. Las confesiones expresadas en crudo primer plano y fondo en negro contrastan con bellísimas imágenes sobre distintos rincones de la Tierra, con una banda sonora poderosa y envolvente. Si algo se le puede reprochar a esta película es que lo mismo ha de dar ver la versión completa de 188 minutos (!!!) que la más reducida de 143 que se ha exhibido en salas comerciales (que es la que yo he visto, y que tampoco está mal). Además, se echan de menos más comentarios sobre la ecología y la progresiva destrucción del planeta que, entre todos, está amenazando la continuidad de la especie. De todos modos, Arthus-Bertrand consigue el objetivo de ofrecer un cuadro único y coherente del género humano mediante la confrontación de mil y una vivencias diferentes. Da igual la raza o el idioma, al final cualquier ser humano está sumido en similares inquietudes y miedos, y sustancialmente tiene parecidas aspiraciones. Y, lo más meritorio, es que en ningún momento decae el interés y la emoción es creciente. Lo que una persona del primer mundo entiende por felicidad puede ser muy distinto de lo que considera por tal el último miembro de una tribu africana, pero la visión del director hace que sus afirmaciones no nos suenen como antagónicas, sino como complementarias. Las únicas diferencias son, a lo sumo, culturales. La variedad, curiosamente, sirve de amalgama. Sustancialmente, todos estamos hechos de la misma pasta.

Human, documental dirigido por Yann Arthus-Bertrand, retrata a la humanidad desde diversos puntos de vista a partir de cuestiones que se realizan a las diferentes personas entrevistadas.

En mi opinión, este documental es excelente por dos grandes motivos. El primero es por la belleza de los distintos planos del paisaje que muestra, porque te teletransporta en ese lugar transmitiendo la dura realidad que viven muchos individuos. También, los planos de las entrevistas son brutales, ya que te hace conectar con ellos, y aunque el fondo sea negro, en algunas personas se les aprecia el entorno pobre donde viven por la presencia de alguna mosca.
El segundo gran motivo es por las reflexiones que se pueden extraer en los diferentes temas como son la familia, la educación, la pobreza, la felicidad, el amor, etc. Cada tema tratado te hace empatizar con cada uno de los entrevistados por la situación que cuentan. Por esta razón, me ha hecho ponerme en su lugar y cuestionar aspectos de la vida.

En conclusión, el presente documental es magnífico por la calidad visual y por los aspectos más reflexivos/emotivos. Es una pena que este tipo de largometrajes no lleguen a una amplia audiencia, y sí otros por cuestiones comerciales. Hoy en día, gran parte de nosotros vivimos en una sociedad superficial y capitalista con unos intereses económicos que, en vez de querer cambiar la mentalidad para crear ciudadanos que piensen, deciden seguir el camino fácil marcado por el dinero. Por eso, cada vez hay más población rica, pero también más pobres que resultan invisibles, porque nadie enseña la situación que viven.

«Human» es de esos documentales de los que no se puede decir nada, porque son inexplicables, y la única posibilidad que existe de entender su profundidad es verlo. Sobre un fondo croma negro, decenas de seres humanos relatan con emoción sus experiencias personales ante las situaciones más heterogéneas que pueden darse en la vida: desde la homosexualidad hasta el amor, la violencia, la pobreza o la guerra. Sin parecerse, no es difícil asociar su estilo directo y de entrevista con el empleado por el gran Claude Lanzmann en su descomunal trabajo sobre los campos de exterminio nazis: «Shoah» (1985).

El fotógrafo y realizador, también francés, Yann Arthus-Bertrand, quien ya demostrara su talento para darle fuerza a las imágenes con el documental de dominio público «Home» (2009), intercala diferentes escenas y paisajes en medio de las entrevistas que potencian y reafirman lo que alcanza a ser la especie humana dentro de su realidad, para lo bueno y para lo malo.

Hay variadas versiones de la película: la que se proyectó en su estreno y en festivales, de tres horas de duración; la habitual en los cines, de dos horas y cuarto, que es la que compartimos a continuación en versión original subtitulada al castellano; y la extendida que montó Arthus-Berthand, de hora y media más.

Como las emociones no hay quien las viva de un tirón, no hay prisa. O al menos solo la que el espectador o espectadora quiera darse.

Maravilloso. El único documental que he visto hasta el momento que me ha hecho sentir viva, humana y perfectamente capaz de todo sin caer en tópicos