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Un lugar en silencio

Terror. Intriga. Thriller. Fantástico Sigue la historia de una familia que vive en una casa en el bosque cuidándose de no emitir ningún sonido. Si no te escuchan, no pueden cazarte... (FILMAFFINITY)
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Críticas 268
Críticas ordenadas por utilidad
12 de abril de 2018
34 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Junto a la satisfacción que me da su riesgo, me da algo de pena esta propuesta.
Porque seguro que en una gran mayoría de salas en las que se proyecte, o incluso en las múltiples pantallas en las que se vaya a ver en el futuro, algunos espectadores que la vean van a sentir la necesidad de rellenar el vacío, de subrayar lo que está pasando, o simplemente de soltar un par de risas o ruiditos para tranquilizarse.
Todo para rebajar el peso de un silencio que al principio parece instalarse cómodamente, y a medida que sigue presente nos demuestra lo poco que sabemos apreciarlo, y lo mucho que dependemos de su ausencia: la total falta de sonido nos inquieta, porque nos sumerge en la preocupación de que vaya a pasar algo… que nunca llega.

‘Un Lugar Tranquilo’ en ese sentido se abre con un puñetazo directo a tu cara, y te obliga a quedarte quieto sin poder responderlo: no sabes muy bien por qué, pero no estaría bien romper esa barrera silenciosa que atrapa todo un pueblo.
El tenso ballet de movimiento que lleva a cabo la familia Abbott en el supermercado local parece una lógica respuesta a esa extrañeza, con frascos cuidadosamente examinados y botes salvados de la caída más alta, pero quedan rastros de normalidad en una madre confiada, un padre cómplice y dos hijos algo traviesos.
Es otro mundo, desde luego, pero al menos parece un mundo donde todavía ir a hacer la compra en familia puede ser un juego.

Todo hasta que la breve cortinilla con el título nos da unos segundos de paz, porque los necesitamos después de darnos cuenta de que no, aquí la tranquilidad es un raro regalo, no un estado natural.

Es curioso lo que se consigue al privar de sonido esta historia: todo está magnificado hasta el extremo, todo gesto puede desencadenar una catástrofe y cualquier alivio parece menor cuando no puede expresarse.
Uno tiene la sensación de que la familia que vemos viviría con más facilidad de no estar tan restringidos en las palabras pero, temiendo lo que les pudiera escuchar allá afuera, sus interacciones se han limitado a lo práctico: “ven”, “debemos irnos”, “ve a buscar tus cosas”, “ten cuidado”… un pobre vocabulario que empieza a pasar factura en un padre que ha aprendido a ser poco sentimental y una hija que se ha cargado todas las responsabilidades de una difícil rutina.
El ambiente apocalíptico no se transmite, de hecho, por parte de cualquier amenaza exterior, sino por las inseguridades que habitan en ese interior, cuando somos capaces de ver a un padre preguntándose “¿merece la pena?” con la mirada, mientras la madre prepara una habitación para un futuro hijo, resuelta a que la vida debe abrirse camino.

Tristemente (e incomprensiblemente por esa bacanal de críticas excesivamente positivas) John Krasinski apunta más alto en esos momentos que cuando crea sustos artificiales basados en el subidón de volumen, algunas veces porque los personajes entran en plano rápidamente con ¡chaaaan! incluido y otras porque parece que no vale con desarrollar personajes en completo silencio, hay que meter el sustaco reglamentario cada cinco minutos que te hace sentir tonto cuando se revela su verdadera causa.
Casi se podría decir que hay dos películas luchando en cada plano: una queriendo angustiarte con un clavo sobresaliendo en la escalera que seguro se va a acabar clavando alguien… y otra que depende de mapaches y enormes casualidades, por si te aburres de que los personajes no hablen.
Ambas, afortunadamente, se entienden perfectamente cuando hacen de la familia el centro conflictivo de la historia, y retratan la inutilidad de mantener la inocencia de un hijo o la tranquilidad de una madre en una situación donde forzosamente las dos serán desterradas, sin posibilidad de que vayan a ser lloradas.

La normalidad pasó a ser una vaga ilusión en este lugar y, pese a que dos padres resolutivos intenten conservarla, cada vez queda más claro que nunca volverá.
Tratar de agarrarse a ella, pescando en el río o recolectando la siembra, sólo acaba atando fuertemente la venda de los ojos a un matrimonio que debe dejar a sus hijos valerse por si mismos, y aceptar que el paso del tiempo les dejará progresivamente indefensos (nada más duro que ver como Evelyn Abbott habla de llegar a vieja, y a la vez no puedes evitar pensar que la misma quietud con la que expresa eso oculta su miedo a no llegar a hacerlo).
El tiempo pasa, los niños crecen y los errores pesan, tres verdades que deben hablarse y compartirse, pero sobre todo hablarse.

Al final, la cosa no iba tanto de callar temiendo lo que se puede decir, como de expresar valientemente lo que merece la pena: idea que Krasinski expresa de manera maestra, actoralmente y cinematográficamente, haciendo que el primer riesgo que toman todos los miembros de la familia sea también la primera vez que parecen estar ganando terreno.
Algo que nunca habrían podido conseguir en esa represión autoimpuesta por culpas del pasado, que a la hora de la verdad se vuelven demasiado pequeñas como para no salir del escondite a preservar lo presente.

Todos ellos se habían encajado en un molde, del que sobresalir podría significar la muerte.
Pero, como siempre pasa, es ante el peligro real cuando el molde deja de importar, aunque fuera una barrera silenciosa que desde el principio hemos convenido (nosotros y ellos) no quebrar.
Entonces entiendo qué le interesaba a John Krasinski de este lugar tranquilo: confirmar que, en presencia del terror más absoluto, un susurro de afecto puede resonar con la fuerza de un grito.
Charles
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18 de abril de 2018
30 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Consigue en hora y media lo que hacía tiempo que no me sucedía en una sala de cine: que la tensión de lo que se ve en pantalla me haga tener clavadas las uñas a la butaca.
La estupenda película de Krasinski consigue salirse de los esquemas habituales de las historias de terror con una historia sin apenas diálogos, con unos personajes auténticos con los que resulta dificil no empatizar interpretados por un elenco perfecto (él por fin ha sacado de mi cabeza su imagen como protagonista de la genial "The Office"), con una acumulación de escenas para el recuerdo grabadas con estilo y con el suficiente ingenio como para que las pocas pegas que se le puedan poner a ciertos detalles del guión pasen a segundo plano.
Si os gustan los thrillers y queréis ver una de las mejores películas del año no os la podéis perder.
A mí me ha encantado.
coleto
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23 de abril de 2018
86 de 153 usuarios han encontrado esta crítica útil
De premisa tan extrema, ridícula y totalizadora que prácticamente todo lo que pasa después es imposible tomárselo medianamente en serio.
El silencio es un buen valor, echado a perder, escaso, como el oro puro, vale, pero aquí ni siquiera se puede hablar o pisar con calzado de verdad que el monstruo viene a verme y se nos va a enfadar, jajaja, esa idea de bombero torero nadie se la podía imaginar porque si colaba era para hartarse a reír/llorar.
¿Y todo lo demás, cagar, respirar, follar, pintar, escribir, regurgitar, masticar, pensar, orar, meditar, por qué no también a la bestia en la sombra le iba a apetecer embestir, ya puestos, si cualquier motivo mínimo es suficiente para empujar y asediar con ansia viva de matar?
En fin...
Juguete fullero y trampero que no tiene otro sino/recorrido que la suma de tristes trucos destinados a crear un mínimo suspense y alguna posible identificación.
"Back to basics". Recuperación de la familia como idea arquetípica. La mujer, madre consecutiva y dueña de la casa. El hombre, aventurero, cazador y recolector, además de manitas y protector. La niña con la madre y el niño con el padre. Esta película está fuera de todo, del sentido, de la vergüenza y también del tiempo. Ese modelo familiar lo asesinaron hace mucho (y lo rematan cada día). Hoy en el mercado se ofrecen otras ofertas mucho más perfectas y verdaderas, modernas y estupendas, lo dice el gobierno, la oposición, los telediarios y todos los estamentos oficiales.
No hay ni porqué, ni historia, ni finalidad, ni causalidad, ni reflexión, guion o che cosa fai. Nada más que sustos y sensiblería. Tópicos y baratijas. Hasta los monstruos son de segunda mano. Aliens de regateo, fuera de temporada. Pillados en las rebajas o robados a cualquier pelamangos que andaba despistado cascándosela debajo de una higuera mientras escuchaba, muy concentrado, los sonidos del silencio.
Tratar de analizar con rigor o seriedad algo de esta película se hace muy cuesta arriba, es todo de risa. El parto, el charco, las luces, los cohetes, el granero, la cascada, el pinganillo. Ahí estamos. Cine de derribo, no nos respetan ni peleamos, nos dan rancho que tratan de vender como menú del día. Pienso. Restos. Bazofia. Sobras. Descartes. Retales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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22 de abril de 2018
30 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran acierto de esta historia, de entrada, es no tratar de explicar nada. La situación es la que es, y punto. Justificar semejante cosa sería una osadía, de esas que vapulean la paciencia del espectador.
Así pues, se nos presenta, a bocajarro, un tenso ejercicio de suspense, algo rutinario, pero satisfactoriamente eficiente.

Por aquí hay alguno que en la zona spoiler se ha puesto morado a detallar incongruencias… mira tronco, no digo que no sean ciertas, pero si quieres cruda realidad y lógica aplastante no vayas a ver pelis de marcianitos. Te aguantas.

El contexto en el que transcurre la acción es extravagante, pero lo que se cuenta no lo es en absoluto. Nada más inherente a los padres de familia que el instinto de supervivencia y de protección de sus churumbeles, aquí llevado a límites que subyugan.

John Krasinski hace un inteligente uso del sonido y de la narrativa visual, esa misma que los cineastas de hoy suelen maltratar y relegar en pos de tener a los actores soltando unas chapas infinitas que marean al personal, más que nada, porque no saben hacer otra cosa. Aquí, sin embargo, los protas están más callaos que en misa. Una gozada.
Krasinski, además, se reserva para sí un papelón de maridazo machuno multiusos y lo desarrolla de manera convincente. A la Blunt se la ve convencidísima.

¡Por fin alguien ha hecho cine familiar en el que no hay que escuchar moñadas y sandeces y una de extraterrestres en la que no salen pulpos!
Estoy deseando que la vean mis vecinos.
VALDEMAR
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23 de abril de 2018
55 de 94 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ver esta “bonita” película me hizo recordar aquel conocido anuncio de hemorroides, porque es una película que pretende hacerte sufrir en silencio, y efectivamente consigue un efecto bastante parecido a las hemorroides: Que te sientas incomodo sentado en el cine y el cuerpo te pida levantarte e irte a hacer otra cosa.

Elementos de la película:
- Personajes potencialmente moribles.
- Cosa que mata.
- Reglas estúpidas (No lo alimentes después de media noche, no lo mojes….no eso creo que era de otra peli)

Los personajes a mi entender son bastante cabreantes, esta es una de esas películas en las que se te ocurren 2000 maneras de salir de una situación y los protagonistas van a escoger siempre la más compleja y estúpida. Lo que más me intrigaba es el saber cómo habían permanecido vivos hasta el momento, y lo que es más preocupante, cuan idiotas tendrían que ser las personas que habían muerto.

La cosa que mata, pues sin entrar en spoilers….es cosa, y mata (eso ya lo sabes por los trailes). Y poco más que añadir, mucho protagonismo no se le da, está ahí para matar y dar sentido a la peli, seguramente si fuese una peli de gente que está callada porque si habría hecho menos taquilla.

Las reglas…..qué bonito y original es todo, nunca habíamos visto una pelicula en la que hubiera que seguir unas reglas para sobrevivir…salvo quizás aquella de que si te reflejas en un espejo mueres, o quizás esas otras doscientas en las que si pasas por una zona oscura mueres, o quizás aquella que si ves un video mueres, o quizás aquella que… Vamos, lo nunca visto!

Y juntando todos estos elementos que nos sale? Pues a mi entender un telefilme de esos de sábado por la tarde. Yo le habría puesto un titulo así como “Sonido letal” o “Ruido Mortal” creo que le pega mucho a la peli.
Tiene un uso inteligente del sonido, si, pero con ese único recurso no puedes levantar una película que está coja en todo lo demás, es como decir que una peli puede llegar a ser buena teniendo solo una buena iluminación. Se le da un papel protagonista a algo que debería ser un complemento. La sensación que te queda es que es una película de terror genérica y predecible de esas que salen como churros todos los años y que no aporta nada ir a ver. Una peli de esas que si echan por la TV no te importa pillar empezada ni irte un momento al baño durante el visionado, total en la trama no te vas a perder.

No entiendo que han visto en ella esas personas que les encantó y le pusieron buena nota, pero los odio un poquito, porque sus buenas críticas son las que me tentaron para ir al cine a verla a pesar de que el trailer no me tentaba mucho. Y a los que dicen que es un homenaje al cine B, lo siento, para eso me miro alguna de las clásicas de Robert Rodriguez que aún me rio un poco (Abierto hasta el amanecer, Machete…), pelis que saben lo que son, y pretender ser cutre-graciosas, no una peli que se toma enserio a sí misma y a mi entender es solo cutre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cactus
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