Hellraiser: Judgment

A esto es a lo que yo llamo morir con las botas puestas. O hablando con propiedad, con los clavos hundidos, no ya en la carne, sino en el ataúd de una serie que jamás debió pasar de la segunda entrega. Y no entraré al trapo con respecto a cómo, inexplicablemente, se ha catalogado a este soporífero purgatorio de cenobitas que emplean traje y ademanes burócráticos, con concubinas desnudas devoradoras de vómito y etéreos fantasmas sadomasoquistas; como la mejor de las continuaciones directas a vídeo. Un peñazo desproporcionado.
Heather Langenkamp (Nancy en la saga de 'Pesadilla en Elm Street'), cuyo trabajo más relevante en los últimos años ha sido el de interpretar (irreconociblemente) al oficial alienígena Moto para 'Star Trek: En la oscuridad' (2013, J. J. Abrams), participa fugazmente en un reparto de ilustres desconocidos, entre los cuales se cuela el realizador John Gulager -pluriempleado con Dimension a la vez que perpetró 'Los chicos del Maíz 9'-, o el mismo director de esto, Gary J. Tunniclife, reservándose el rol de El Auditor -que como ya he dejado caer, es una especie de cenobita funcionario y caballeroso que complementa al ya irrelevante Pinhead -al que interpreta un tal Paul T. Taylor-. En principio, el Auditor iba a ser el antagonista al que el 'visionario' Tunniclife otorgaría mayor protagonismo en futuras secuelas que, presumiblemente, sólo existirán en su imaginación.
Todo indica que, detrás de Bob y Harvey Weinstein, el resto de Dimension Films se ha hundido con el barco.

La película no es mala, es criminalmente mala.
La historia no se ajusta al primer titulo de la saga. Es cierto lo que señalan algunos comentaristas, solo la primera parte de toda la saga es buena, de resto son un bodrio.