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El desencanto

Documental Leopoldo Panero, poeta, murió en Astorga, donde había nacido, en el año 1962. Catorce años más tarde, las personas que más íntimamente estuvieron ligadas a él, Felicidad Blanc, su viuda, y sus tres hijos, recuerdan aquel caluroso día de agosto. El recuerdo queda sometido a algo más que aquella fecha. Surgen otras vivencias. Y a través de la palabra y del recorrido por habitaciones, objetos, calles y lugares perdidos, se desvela la ... [+]
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Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
12 de junio de 2007
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica muestra de lo que supone el fin de un época para una familia de la talla de los Panero. El ambiente oscuro, rancio y decididamente hostil parece absorber a todos los personajes, que se ven arrastrados, algunos hasta la locura, por el mundo decadente que les rodea. Se produce en ellos una singular mezcla de intelectualidad y liberalismo permanentemente encontrados con una arrogancia de clase y un egocentrismo, que roza el esperpento. Estos seres se vislumbran inmersos en la nostalgia de una vida de la que ya apenas sobrevive la vieja casa en la que se encuentran y en la que ellos parecen ser tan sólo algunos objetos de más. Sus rostros se funden con los muebles y cuadros a su alrededor, restos de lo que fueron y no volverán a ser. Son títeres, marionetas que se han visto abocadas a un infierno que no son capaces de controlar y que, como se puede ver en la segunda parte, les consumirá finalmente. Mezcla explosiva de sentimientos apasionados y fría apariencia, tradición y ruptura, generaciones encontradas, esplendor y decadencia. La figura del poeta del franquismo, Lepoldo Panero, más bien su muerte, aparece como hilo conductor de este documental rodeado de pesimismo y tratado por el director con espeluzlante humor negro. Impresionante testimonio que no se debe pasar por alto si se quiere comprender lo que hace no tantos años era este país.
Crisca
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17 de marzo de 2010
18 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver “El desencanto” treinta y cuatro años después de su estreno no es encontrar un epitafio apóstata del franquismo, como entiendo que sucedió en su momento. Esta película debió impactar como pocas, sobre todo por la ausencia absoluta de catarsis: sólo hay indiferencia, desolación y exhibicionismo desganado.

Después de tantos años “El desencanto”, tres hijos y una madre destrozando a un padre muerto que no puede defenderse, se ve más como un “Reality”, con fotografía en blanco y negro para otorgar una pátina de qualité. Cuatro personas mediocres –lo lamento por los seguidores de Leopoldo María, no es más que un mal poeta con apellido y esquizofrenia- se prestan a culpar de sus respectivos fracasos vitales al que no está; uno de los hijos lo detesta por inercia generacional; otro, por haber sido lo que él nunca será; y el tercero se reviste de lamentable narcisismo para justificar su nada absoluta. El valor que tiene “El desencanto” es el de mostrar el grado de ridiculez que puede alcanzar la mediocridad cuando no es aceptada.

Capítulo aparte merece la viuda, Felicidad Blanc. Blanca y feliz por fuera, gris y amargada por dentro, despelleja a Luis Rosales sin piedad por su amistad con su marido y deja entrever que la muerte de Panero supuso una liberación personal. Apoyada en sus hijos y con la marca Panero como aval, inició una vida social a la que siempre aspiró y que su propia valía como escritora jamás le hubiera dado. Su intervención en “El desencanto” no sólo es impúdica, es directamente obscena.

Desgraciadamente a Leopoldo Panero se le recuerda por esta película, en la que ni siquiera aparece. Fue un poeta espléndido, superior a Luis Rosales y cercano en calidad a Gerardo Diego; recomiendo a los que hayan visto esta película que lean “Escrito a cada instante”, como antídoto.
brulote
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2 de septiembre de 2011
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen que la genialidad no es tal o no es digna de ser calificada como don o facultad divina si no viene acompañada de la locura. La familia Panero es el ejemplo más conciso e insólito de que genio y locura han de aunarse para conformar una vida y obra de carácter casi impecable, casi redonda, casi brillante. Y si no es brillante del todo es porque en ningún caso se puede palpar la esencia de la palabra y la poesía desde la luz, siempre ha de ser desde las sombras más recónditas y crueles del propio subconsciente humano.

El director Jaime Chávarri acertó de pleno rodando este documental mítico, esta joya repleta de impurezas salvajes donde los Panero no hacen otra cosa que actuar como ellos mismos eran frente a una cámara privilegiada que captó toda la esencia de un núcleo familiar maldito y felizmente consciente de ello.

Jamás se habrá visto o se podrá ver con una sinceridad tan arrolladora y aplastante, unas reflexiones tan directas y mordaces, tan geniales y agresivas. Los Panero utilizan su palabra para atacar la hipocresía del régimen, de la familia, de las clases sociales y de la esclavitud que supone cargar con dones que pesan como losas.

Es extraordinario observar cómo la esposa del denominado poeta del franquismo recuerda y analiza una vida no demasiado feliz desde una perspectiva tan optimista y llena de ese amor tan puro que resulta tremendamente impactante conforme refresca su memoria a través de retazos que rompen el corazón del espectador no se sabe si de ternura o de pura lástima.

Sus hijos son los que realmente se comen el documental a dentalladas de visceralidad y genio, especialmente Leopoldo María, que a pesar de intervenir prácticamente en el desenlace del film eclipsa desde la ausencia al padre, a la madre, a sus hermanos y a un pasado común y lleno de recovecos extraños.

El Desencanto es mucho más que un documental al uso, es un trabajo de sinceridad arrolladora, una película de un terror tan real y descarnado que duele incluso después de haber finalizado la desnudez de la palabra de la familia Panero. Es casi un insulto intentar desglosar o explicar el contenido de esta obra, es de obligado visionado para cualquier espectador que quiera vivir una experiencia diferente y que deja huella.

Desencanto… nunca una palabra tuvo tantísimo sentido, es el sentimiento que se aloja en el corazón de todo aquel que se arriesga a cruzar las puertas de los Panero. Unas puertas que se cerrarán tras nuestras espaldas para siempre dejando un poco de nuestro optimismo falso y costumbrista en su interior. Y el desencanto siempre será mejor porque es más palpable y real que cualquier otro sentimiento.
FelixV
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27 de octubre de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando vi esta película por primera vez, en la época del estreno, me produjo estupor, emoción y risa. Esos hijos hablando con desparpajo sobre lo mucho que bebía su padre, o acusando directamente a su madre de desatenciones y errores. Ese Leopoldo María, sobre todo, hablando con esa voz variable y esa palabrería alambicada. Y esa madre y esposa aceptando "a puerta gayola" las embestidas de su prole como si se tratara de algo que está ocurriendo en otra galaxia. Todo eso me parecía, y me sigue pareciendo, sorprendente, tierno, alucinante y verdadero. El montaje me parece equilibrado y perfecto. Comienza con las imágenes de la inauguración de la estatua de Panero padre en Astorga, adecuado prólogo a lo que sigue. Enseguida hay una conversación apasionada entre Michi y Juan Luis que te continúa metiendo en harina. Y así hasta el final. Todo un muestrario de comportamientos humanos y sociales. Un documento sobre el lado oscuro de una época y del ser humano en general. La tenía puesto un 10 y ya no me acordaba, así que no es cuestión de ponernos a buscar fallos ahora.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fuman2
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20 de agosto de 2011
16 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
No dudo que "El desencanto" tuvo su impacto en los tiempos en que vio la luz. Para una sociedad que accedía progresivamente a productos culturales exteriores u homologables a lo que ya se hacía en la década de 1970 en el extranjero desde hacía años, "El desencanto" pudo ser un paso que nos acercaba al cine europeo de la época. Sin embargo creo que debe hacerse balance de lo que representa hoy en día y sinceramente me parece que no pasa de ser un subproducto, con cierto valor histórico y escaso interés cinematográfico.

En efecto, en nuestro presente, "El desencanto" es un documental bastante aburrido donde se mezclan las sandeces mentales de la familia Panero con un desglose de intimidades familiares perfectamente exportables a un programa de telebasura. Digo esto con mi respeto hacia todos aquellos que consideren que las pajas mentales de los hermanos Panero resultan apreciables, pero no las comparto.

En definitiva podrá ser un trabajo apreciable para cronistas de una época y estudiosos o amantes del documental, puesto que como proyecto y puesta en escena es loable. Lástima que el contenido sea un poco infumable.
branhunter
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