Tormenta sobre Washington

Estamos ante un más que notable film en la línea de las grandes producciones del género que se atreve a hacer un minucioso retrato de las maquinaciones y de toda la corrupción que aúnan en todas las altas esferas políticas.

Quizá al principio peca de ser un poco vacía de contenido, pero aún así es necesario todo ese metraje para hacer una presentación de todos los senadores. No obstante, la trama ya adquiere su forma e interés al cabo de su primera media hora, cuando ya empieza la investigación contra el personaje de Henry Fonda.

No hay que decir que uno de los puntos más destacados de la cinta reside en un extraordinario reparto encabezado por dos grandes actores como son el ya mencionado Henry Fonda y el no menos increíble Charles Laughton, que resultó ser su última película. El resto de actores cumple sobradamente y tenemos la extraordinarioa dirección de Otto Preminger, que dota a la obra de gran fuerza e interés durante el transcurso de la mísma.

La película cuenta además con diversos capítulos de otros personajes donde se deja ver la falsedad y la hipocresía política que llegan a ser absolutamente demoledores gracias a su brillante ejecución y aun laborioso guión.

En pocas palabras, quizá no sea la mejor película de juicios o que abarque el tema de la corrupción política, aún así es un producto de lo más recomendable, pues no le falta en absoluto ni una pizca de calidad y cuenta en su équipo con un director y con un grupo de actores simplemente increíble.

A mi juicio, la mejor de sus virtudes. Laughton tan inmenso como siempre; Fonda es Fonda; G. Tierney y D. Murray en una de sus mejores interpretaciones, a la par que W. Pidgeon. Unos diálogos salpicados de un cinismo y de un vocabulario colosales. Si bien no aparece ningun Santa Claus en Disneylandia, colgado de Prozac y echando un polvo... el amargor del mensaje lo compensan de sobra las eruditas replicas y contrareplicas que se lanzan sin cesar los acaudalados senadores. Film de ritmo vibrante, interpretaciones magistrales y exaltaciones con corbata. Recomendable.

Hagamos de cuenta que vamos en una nave que maneja el comandante Rochel, que soy yo. Un caminante lunar, en una nave que rastrea engramas en el tiempo. Esa nave llamada “Capitolio” es inmensa, es blanca y esta tripulada por seres del calibre de un Henry Fonda, un Charles Laughton y una hermosísima Gene Tierney. Todos ellos asumiendo roles, dentro de la política del imperio más poderoso del planeta. Debatiendo e intercambiando puntos de vista desde un plano físico, entre intrigas políticas y juegos sucios y peligrosos en pos de mantener la estabilidad de una nación poderosa.
Esa nave ha aterrizado en Washington, en el año 62 y vemos los entretelones de la manipulación de conciencias, de política y más política.
Algún dia despertamos a la realidad y yo Rochel, y toda la tripulación de “Capitolio” descubrimos que esos roles y los dejamos atrás, así como esas comidas a veces manjares, a veces mendrugos, y nuestras ropas, y nuestras manías. Porque todo eso era parte de un juego irreal. Los Fonda, los Laughton, los Pigdon las Tierney; fueron también ropajes que desechamos, y que gracias a la magia del cine los recordamos con cariño. Los verdaderos titanes se han quedado conmigo en este viaje. Se han quedado conmigo, con Rochel… más allá de la luz lunar. En el sendero de la vida eterna.

Maravillosa película de intrigas políticas y corruptelas de todo tipo en la más alta política. Tempestad sobre Washington retrata la ambición desmesurada, la corrupción, el llegar a un objetivo cueste lo que cueste sin importar que queden unos cuantos cadáveres (figurados y reales) por el camino, los continuos pasteleos en el Congreso y las puñaladas traperas que se dan unos a otros para lograr un objetivo. Todos tienen algo que ocultar, todos esconden algo, nadie está a salvo de que el rival le saque un muerto del armario, hablando figuradamente.

La película arranca con el nombramiento de Henry Fonda como secretario de Estado. Es un hombre que coqueteó con el comunismo, que está a favor de la paz y de un acercamiento de posturas con el rival soviético. Es un tipo elegante, moderado, capaz de llevar un país como EEUU y de ser el sucesor de un presidente que se encuentra enfermo.

Pero el nombramiento no es bien recibido por todos. Se inicia una lucha en el Congreso por aprobar o rechazar el cargo que derivará en más de dos horas de intrigas, enredos, chantajes y artimañas por unos y otros. Los diálogos son excelentes, cargados de ironía y de autocrítica hacia la mayor democracia del mundo. Y los actores están enormes, tanto Laughton como Fonda mantienen un duelo en el Senado en el que éste último recuerda al de Doce hombres sin piedad. Y a medida que avanza la cinta Fonda deja paso a Pidgeon para que sea éste quien se bata con Laughton.

Gran película, con un a buena historia, una buena dirección, y unos excelentísimos actores.
Qué bien tratado el mundo de la política, qué bien explicado (con el truco de las señoras que explican qué es el Senado), y con que tacto está tratado el asunto de la homosexualidad.
Los debates con el gran Charles Laughton son gloriosos.
Si no le pongo un 10, es por el niño repelente de Henry Fonda. Es lo único que me falla en una memorable cinta.