La caja 507

Película dirigida por Enrique Urbizu cuya trama nos retrotrae ecos del cine negro de los años 40. Tras un prólogo en el que vemos brevemente como la desgracia familiar se abate sobre la vida de Modesto (Antonio Resines), el azar vuelve a golpearle en forma de un atraco al banco que dirige. Aunque dicho atraco tendrá repercusiones inesperadas.
Urbizo desdobla la trama siguiendo a dos personajes. Por un lado el citado Modesto, cuyo nombre ya lo dice todo, a quien el destino le ha proporcionado los medios para conseguir una elaborada y retorcida venganza. Por el otro Rafael Mazas (José Coronado), cuyo apellido ya lo dice todo, un ex policia que persigue unos documentos teoricamente robados en el atraco. Inevitablemente, ambas trayectorias terminaran por confluir en algún momento, aunque el excelente guión (elaborado por el propio Urbizu junto a Michel Gaztambide), no nos deja entrever cuando será.
El film no sólo se apoya en un buen libreto, que además de situarnos magníficamente las evoluciones de los dos protagonistas, se permite mostrarnos el trasfondo de la especulación inmobiliaria en la Costa del Sol, en la que no sólo hay implicadas mafias criminales, sino también fuerzas del orden, y, cómo no, políticos. No cabe duda que tanto Urbizu como Gaztambide han leído mucho novela negra norteamericana (Chandler, Hammet, Himes, e incluso me atrevería a decir Jim Thompson rezuman en esta película), y han sabido trasladar esa mirada desencantada, esa corrupción y deterioro a una realidad nacional muy concreta. Este es sin duda uno de los grandes aciertos del film.
Pero como decía, no sólo hay un buen guión, Urbizu arranca dos grandes registros a dos actores encasillados en otro tipo de personajes. Lo de Coronado es extraordinario, componiendo a una persona que parece una máquina despiadada de matar (salvando las distancias recuerda al Alain Delon de "Le Samourai"), pero que también tiene una parte humana, pero lo de Resines es todavía más espectacular, con una contenida interpretación, más hacia dentro que hacia fuera que demuestra cómo al final del camino, no existe demasiada diferencia entre uno y otro.
Otro acierto del film es su forma de mostrar la violencia, de forma rápida seca y contundente. Urbizu planifica a la perfección cada escenario y evita sutilmente recrearse en peleas, golpes y tiroteos, consiguiendo integrar dicha violencia en cada uno de los fotogramas de la película. Basta echar una mirada más detenida para darse cuenta que muchas secuencias transmiten la violencia de una forma implícita, en la planificación, la posición de los personajes, sus gestos o miradas, y esto no es nada sencillo de conseguir.
El resultado final es un film que es una "rara avis" dentro del cine español. Nada más y nada menos que una película de género. Y esto es un elogio. Urbizu nos ofrece un espectáculo excelente, bien trabajado que demuestra que estamos ante un director de cine a tener muy en cuenta.

A la vista de esta película no parece tan complicado hacer buen cine español. Un buen tema, interesante y de actualidad, gran guión y sin majaderías varias. C'est voila: el milagro. Un fantástico comienzo y ágil desarrollo (quizá algo extenso). El final está a la altura aunque la última escena se me antoja algo manida. Perdonable en todo caso.

Y eso que algunos del reparto parecen conjurados para todo lo contrario. Coronado y Goya, Goya y Coronado. Qué sonrojantes son los enchufismos sobre todo cuando el resultado está tan a la vista. A él lo imagino extasiado con el papel de duro; le supongo visionando una docena de veces "Terminator" y acoplándose al personaje. Ceño fruncido y labios prietos. Y así hasta el final. Lo de Goya no es inspiración...más bien es para expirar. Menos mal que ahí estaba Resines para devolvernos la fe aunque, dicho sea de paso, tampoco es su mejor película. Me conformo también.

Planteamiento, nudo y desenlace. Y encima tensión. ¿Suficiente? ¡De notable!

Correcta película que tiene el mérito de no aburrir, pero también el demérito de no apasionar. La historia se deja ver, y la trama tiene cierto interés, aunque eso si, todo está contado con cierta frialdad, lo cual provoca una dificultad para identificarse con ninguno de los personajes, aun cuando llegas a entender las motivaciones de cada uno.

Respecto a la resolución del film, esta me parece demasiado sencilla, en relación a lo intrincado y complejo del plan del protagonista, interpretado con una excesiva ausencia de matices por Antonio Resines. Coronado bien, y el resto de los actores bastante discretitos y rutinarios.

Sin faltas, sin nervio, correcta sin mas.

Hay veces que por diversas circunstancias, algunas películas nos pasan desapercibidas y cuando las recuperamos, descubrimos el tremendo error de haberlas dejado pasar, ignorándolas o incluso arrinconándolas en el olvido. Es la sensación que tengo tras revisar este excelente film español de género negro, entre el thriller, la intriga y la denuncia de una corrupción institucionalizada, donde la casualidad y el destino se confabulan para sacar a la luz un crimen abominable por sucios intereses bastardos. Urbizu me parece uno de los directores con más talento del cine español, con un puñado de películas excelentes, entre la comedia (Cuernos de mujer) y el thriller (Todo por la pasta), destacando en mi opinión, la notable “No habrá paz para los malvados”, otro nihilista thriller policíaco apasionante y otra vez sensacional José Coronado, actor fetiche para Urbizu, que aquí encarna a un ex policía corrupto y desalmado.

El cine actual, que últimamente está dominado por superhéroes y franquicias, infantil, aparatoso e inane, afortunadamente no siempre fue así, aquí se sirve de la ficción para reflejar de forma incisiva, una realidad lacerante que se ha ido trasladando a diversos municipios y regiones españolas, la corrupción que nos asola desde el poder, para el ilícito enriquecimiento de unos pocos y perjudicando a los ciudadanos de a pié, que son esquilmados con altos impuestos. La historia está recreada en la Costa del Sol, precisamente, donde algunas ciudades turísticas hace unos años crecían de forma desmedida con recalificaciones sospechosas de terrenos para construir urbanizaciones de lujo, como luego se demostraron por los escándalos y juicios de sus políticos y empleados públicos sobornados con dinero negro. Urbizu maneja con maestría los mecanismos de la narrativa con excelentes elipsis que evitan escenas e imágenes tópicas, cuida muy bien los detalles de la puesta en escena, los insertos, los planos expresivos transmitiéndonos perfectamente la tensión de los personajes. Su montaje es electrizante, no te da un respiro, no falta ni sobra nada.

La película no es para nada autocomplaciente, Modesto Pardo (magistral Antonio Resines), es el director de una sucursal bancaria que hace honor a su nombre y ama con devoción a su esposa, ambos no han logrado tras siete años superar la perdida de su adolescente hija en un incendio forestal. El robo cometido en las cajas de alquiler que custodia por unos delincuentes, le pondrá en la pista de un oscuro asunto que le afecta directamente. El empeoramiento de su mujer a causa del atraco le hará reunir fuerzas y determinación para con aguda pericia destapar una sucia y complicada trama mafiosa. Modesto se topará con ex jefes policiales corruptos, banqueros pringados hasta las cejas, paraísos fiscales, políticos pervertidos, mafiosos italianos y hasta empresas de medios de comunicación que quieren ocultar tanta basura. Como es habitual en los thrillers de Urbizu, la violencia se palpa en toda su crudeza, la degeneración moral es lasciva, que todos tenemos un precio, el ser humano es susceptible de caer en la tentación debido a sus circunstancias, buen ejemplo es el ex jefe de bomberos (grande Sancho Gracia), hasta el mismo damnificado Modesto Pardo se replanteará su vida.

Enrique Urbizu a diferencia de tantos cineastas políticamente correctos de pose posmoderna, no confunde moral con moralismo. El moralista vive instalado en la buena conciencia, vigila meticulosamente las faltas de los otros, como si estuviera exento de sufrir alguna tentación inconfesable. Nuestro Modesto es un hombre que se ve empujado por unas circunstancias que lo superan, pero desde el dolor se propone hacer una justicia que la sociedad le usurpó. Muy recomendable film para amantes del buen cine español, sin complejos ni aberrantes comparaciones.

En su momento, el film de Enrique Urbizu creó un precedente en el cine español. Igual que hiciera Álex de la Iglesia con "Acción Mutante" dando un giro a la comedia morbosa, "la Caja 507" es el origen del buen thriller que se está desarrollando en los últimos años en España.

Ante la tristeza de nuestros dramas y lo horrible de nuestras comedias, el thriller salva al espectador de caer dormido.

No es éste un film transgresor, y tampoco atrapa al espectador y lo seduce a sus encantos hasta el extremo. Pero es un film que cumple con nota, que genera personajes funcionales, en particular el de José Coronado, que nada tiene que envidiar aquí a Vinnie Jones, salvo la gracia.
El resto, lo ponen la violencia y la tensión, tan necesarias como agradecidas.

Incluso aparece con fuerza la crítica política, que no queda en un segundo plano, con ataques frontales a la prensa y las fuerzas del estado. Algo que garantiza una cantidad de público y, bien llevado (como sucede aquí), enriquece la trama.
Aunque no lo quisiera creó precedente, y para bien o para mal, añadió un recurso al cine español.