Flame y Citron

Me enganchó desde el primer minuto. Sus actores, la ambientación y el vestuario son fabulosos. Todo mimado y realzado gracias a la excelente fotografía, el uso de la luz y el jugueteo constante con enfoque y zoom. Todo con la finalidad de narrar una historia real, ni nueva ni corriente, transmitiendo la misma sensación de trabajo bien hecho que se siente al subir a un Saab recién comprado.

Una interesante historia sobre la vida de dos militantes de la resistencia danesa frente a la inminente ocupación nazi. Una lección reveladora de la represión existente en Dinamarca por culpa del avance implacable de las tropas nazi y de su influencia ideológica por allí donde iba.
Una cinta contundente y desgarradora. Con un metraje fluido que atrapa al espectador desde el primer momento, Flame and Citron ha sido galardonada a un Placido de Plata a la mejor película en el Festival de Cine Negro de Manresa.
Es destacable la realización de algunos planos, en que el manejo del zoom adopta una importancia capital a la hora de señalar los momentos de máxima tensión. Técnica poco convencional, pero curiosa cuanto menos.

Impecable realización con una gran puesta en escena propia de cine negro y no de una de nazis.

Impecable interpretación y diseño de producción con excelente banda sonora para desarrollar una historia amarga, una narración valiente: el esfuerzo de unos hombres por responder a la pregunta: ¿Y tú qué hiciste cuando ellos nos invadieron? Unos hombres que pasaron a ser héroes de la historia de Dinamarca pero con una historia personal y social trágica en la que millones de personas pueden identificarse.

Impecable manera de enfocar temas muy manidos: cuándo se convierte un hombre corriente en un asesino, en qué momento un gesto justo se convierte en injusto, cuándo quien sabe ver pierde conciencia y cautela...

Trepidante como una de acción sin límites, con capacidad para afrontar lo inverosímil y salir airoso; con todos los elementos propios del suspense, la acción desenfrenada, la acción medida y al mismo tiempo con un punto justo de convencionalismo. Aquí no se ven torturas y muchas otras situaciones características del subgénero del nazismo de ocupación; todos los elementos en juego tienen un tratamiento de alta calidad, desde el guión al último detalle visual.

Conmovedora manera de mostrarnos los gestos menos heroicos de sus protagonistas, los miedos y la inconsciencia, el vendaval de conflictos y traiciones en los que hay que moverse en tiempos difíciles y ... además, una mujer fatal, una espía con un talento fuera de serie, capaz de sorprender hasta el último instante.

Flame es un muchacho con principios férreos, que parece estar dispuesto a hacer todo por la resistencia, a volcar su odio contra los nazis, pero descubriremos que hay cosas que no se pueden dejar de hacer, como enamorarse.
Citron es un hombre tan desgraciado que no puede dejar que lo único que marcha bien se estropee. Y aunque el no se lo crea, nos daremos cuenta que también la resistencia es una farsa.
Pero los dos tienen un error en común ser totalmente fieles a la resistencia, cuando se dan cuenta de su error, tratan de remediarlo y aunque saben que es demasiado tarde no quieren aceptarlo.
Otro tema que trata la película es el distanciamiento que existe entere los líderes morales y los que verdaderamente luchan en una guerra.
También trata más temas, quizás más concretos.
Una película con un fondo y que merece la pena ver ya que es lo mejorcito que hay en cartelera.

Es mucho más que una película sobre la Segunda Guerra Mundial. En efecto, no se trata del tópico de soldados por aquí y tanques por allá, sino de la vida de unas personas muy implicadas en la resistencia a la ocupación nazi en Dinamarca. No siempre convencidos de que estén haciendo lo correcto porque en tiempos de guerra las dudas se presentan en cada esquina, lo sacrifican todo por una causa, son héroes.