Haz click aquí para copiar la URL

La vida privada de Bel Ami

Drama El escritor Georges Duroy (George Sanders) pasa por un momento difícil cuando se encuentra con su antiguo compañero de regimiento, Charles Forestier, quien le invita a trabajar con él en su periódico. Duroy no tarda en hacerse un lugar con la ayuda de Madeleine Forestier (Ann Dvorak), la esposa de Charles, y pronto tendrá tiempo para dedicarse a enamorar a mujeres bien posicionadas, con lo que se abrirá paso en el éxito que tanto ansía. (FILMAFFINITY)  [+]
<< 1 2
Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
12 de noviembre de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
¿Qué tienen en común el pintor Strickland (George Sanders), inspirado en Gauguin, Dorian Gray (Hurd Hurdfield) y el periodista, Georges Duroy “Bel ami” (George Sanders), protagonistas de las tres primeras obras de Albert Lewin, Soberbia (The moon and sixpence, 1943), El retrato de Dorian Gray (The picture of Dorian Gray, 1945) y La vida privada de Bel ami (The private affairs of Bel Ami, 1947)? Todos ellos carecen de escrúpulo alguno en su búsqueda de la detentación de un Absoluto, ya sea el arte, el Ideal de lo Bello o la posición social privilegiada. Los demás, los otros, se convierten en instrumentos o piezas sacrificables, sobre los que pasar por encima si es conveniente, sea traicionándolos o sea destruyéndolos. Strickland subordina todo y a todos, familiares y amigos, para desarrollar su arte, y a entregarse al desatado hedonismo en Tahití. Dorian Gray, bien conocido es, no envejece (por ese trato mefistofélico con su retrato), convirtiéndose en la encarnación de la apolínea belleza, cual esfinge, ya que carece proporcionalmente del más mínimo sentimiento o empatía hacia los demás. Georges Duroy o Bel Ami (por el canalla de la canción homónima), como algunos le llaman, por último, utiliza cualquier estrategia, táctica, alianza o maniobra para conseguir esa posición social de privilegio adinerada y caracterizada por el prestigio y la influencia en el Paris de 1880.

Son retratos de vanidad, cinismo e indiferencia (carencia de empatía) nada lejanos, por cierto, a nuestros tiempos. Pero retratados con un estilo y sensibilidad, o unas formas, de otros tiempos, y no sólo por su distancia temporal, sino por sus maneras novelescas y culteranas, de estirpe decimonónica. Una auténtica rara avis Albert Lewin, incluso en su época. Empezó en labores de producción junto a Irving Thalberg durante la década de los 30, y realizó únicamente seis obras. La cuarta producción, la extraordinaria, y rareza donde las haya, Pandora y el holandés errante(1951), con James Mason y Ava Gardner, curiosamente, parece la contrarréplica a las tres citadas películas. En ésta, un hombre condenado a errar en el tiempo por las faltas cometidas en vida, se enamora de una mujer que arrastra otra condena, la de convertirse en foco de desgracia para aquellos que se enamoran de ella. El sacrificio que ambos realizan, uno por las desgracias pasadas a las que sometió a los otros cuando era pirata, y otra por las presentes, uniéndose en su amor puro y entregado en un tiempo fuera de toda dimensión temporal conocida, se encarna como la respuesta a esos otros seres que destrozan cualquier vida ajena en nombre de su ego. Quizás, también nos viene a decir, una entrega mutua de esa índole parece fuera de este mundo, definido y dominado por seres depredadores, arribistas o cínicos que sólo piensan en su propio beneficio, por su narcisismo inflamado, aprovechándose lo que pueden de los demás.

Un detalle formal singular: El uso de la pintura en estas cuatro obras. Strickland, en Soberbia, es pintor y la creatividad de su obras se contrapone a su mezquindad. No exime disponer de una sensibilidad artística excepcional de ser un miserable. En El retrato de Dorian gray, el cuadro es el espejo de su miseria interior, se descompone mientras su físico se mantiene joven. En La vida privada de Bel Ami, un cuadro, de nuevo en expuesto en color como en el anterior caso, La tentación de San Antonio, de Max Ernst (vencedor del concurso, en el que también participaron Salvador Dalí, Paul Delvaux o Leonor Carrington, entre otros), es el reflejo de una degradación, y no sólo la de Bel ami; es el precio de la tentación de sólo vivir en función de uno mismo (y dando garrotazos a los demás, como representa Garrote, la marioneta que porta desde las secuencias iniciales, cuando toma consciencia de que esa debe ser la actitud en la vida, ir dando garrotazos para evitar la precariedad y las privaciones, como él, que solo dispone de tres francos cuando quedan solo tres días para finalizar el mes). En cambio, en Pandora y el holandés errante, el cuadro que pinta el holandés errante, con Pandora como modelo (el objeto que ya se percibe, concibe, como sujeto), representa la expresión del reconocimiento del otro (la otra), o cómo, por fin, el otro es un espejo que uno reconoce y en el que se reconoce (en su mirada). El otro (la otra) ya no representa algo, ni está emborronado por el propio reflejo de uno sobre lo otro (la otra), sino que es percibido, y hasta admirado, en su singularidad.

Bel Ami es un buen ejemplo de esa criatura rapaz que se adora a sí mismo y que, por lo tanto, piensa que el mundo debe rendirse y subordinarse a su pies, por otra parte, una figura muy, pero muy, actual. La primera secuencia de La vida privada de Bel Ami (adaptación de una obra de Guy de Maupassant, publicada en 1885) en la que Bel Ami vaga por las calles, y se encuentra con su amigo, antiguo compañero en el ejército, Forrestier (John Carradine), periodista, condensa el carácter de su figura. Por su empleo de oficinista, Duroy carece del suficiente dinero, y no sabe cómo conseguirlo. Su amigo, viendo las continuas atenciones de una chica hacia él, le sugiere, con cierta ironía, que debería aprovecharse de su atractivo para las mujeres, y así utilizar su poder de influencia. La oportunidad que pueda ejercer de trampolín, para introducirse en los diversos ambientes sociales de influencia, se le brinda Forestier cuando, además de prestarle cien francos, le plantea que, pese a su falta de experiencia, se ofrezca como articulista en el periódico. Será entonces cuando, pese a que haya despreciado por dos veces, sin escrúpulo alguno y con reiteradas descalificaciones, a la chica que se le ha insinuado, acaba sentándose en su mesa junto a ella En un instante, por una intervención favorecedora ajena, su vida parece disponer de una dirección no concebible hasta ese momento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow