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Oxígeno

Ciencia ficción. Thriller Una mujer despierta en una unidad criogénica médica. No recuerda quién es ni cómo ha terminado encerrada en una caja no más grande que un ataúd. Mientras se queda sin oxígeno, debe reconstruir sus recuerdos para escapar de esa pesadilla.
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Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
23 de mayo de 2021
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, mucha suerte, porque me animé a verla solo sabiendo el nombre de la protagonista y del director, y me dije.."bueno, la francesita de los bastardos y el director de los cocodrilos y los espejos, muy mala no debe ser", y no me fijé siquiera en que estaba catalogada como ciencia ficción.

Lo primero fué pensar que era una copia modernizada de la fabulosa (para mí) "Buried", luego le encontraba fallos e incongruencias, como "a ver, si alguien la ha encerrado ahí, por algo, ¿por qué tiene acceso por teléfono al exterior, y por qué hay tanto botoncito y monitores dentro sin la han metido ahí?".

Luego llegaron las cábalas... " será porque el marido enfermó, claro, se han criogenizado los dos como Walt Disney..", "los animalistas la han metido ahí por venganza", y alguna chorrada más, hasta el momento en que el personaje (¿o hay que decir "la personaja"?) recibe la gran bofetada sobre la realidad en la que se encuentra, y también me la llevé yo, ajustando por fin todas las piezas.

Creo que no hace falta repetirlo, pero enorme trabajo de M. Laurent, así como de la dobladora española, y como queja, gran queja, es que algunas películas de este estilo no deberían adelantar detalles de la trama, evita que se disfruten y te asombren como es debido y quizás como quién escribió la historia deseaba, una verdadera lástima para todos aquellos que la han visionado conociendo aunque sea vagamente lo que iban a ver.

Wolf.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
wolfshade
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13 de mayo de 2021
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oxygen (2021), dirigida por el francés Alexander Aja, fue estrenada recientemente por Netflix y filmada a mediados de 2020. Es un relato de suspenso y ciencia ficción que gira en torno a un encierro. En segundo plano, una peste y barbijos.

Por Nicolás Bianchi

Aja propone algunas imágenes que se construyen dentro de un lenguaje corriente para los tiempos que corren. Más allá del confinamiento de la protagonista se pueden ver hospitales con médicos cubiertos con escafandras, pacientes aislados, pruebas en ratones blancos. La salud, sus avances y su tecnología son el marco en el que se desarrolla la historia de Oxygen, un thriller que pronto deriva al campo de la ciencia ficción.

Liz (Mélanie Laurent, Shoshana en Inglourious Basterds) despierta en una cápsula médica en un completo estado de confusión. Pronto confirma que está encerrada en un habitáculo en el que cabe acostada o apenas sentada y que se acaba de interrumpir un proceso de criogenización mediante el cual su cuerpo podía permanecer dormido sin envejecer. Su principal problema es que le queda alrededor de una hora de oxígeno.

Junto con el espectador de la película el personaje comienza a recorrer todo el espinel de preguntas sobre sí misma y su circunstancia. Liz averigua pronto su nombre al dialogar con el sistema que controla la cápsula, la computadora MILO (con la voz de Mathieu Almaric), a través del cual también puede efectuar llamados al exterior. Pero la mujer atrapada y con cada vez menos oxígeno disponible no tiene forma, en principio, de saber dónde está ni cómo puede lograr salir de allí.

La consigna a través de la cual se desarrolla el film genera que se trate prácticamente de un unipersonal de Laurent, que cumple su rol con solidez. A través de sus recuerdos aparece secundariamente el personaje de Leo (Malik Zidi), quien sería su pareja. Oxygen logra cierta gracia y fluidez en las interacciones de Liz con MILO, que por momento parece más un hombre que busca mantenerla encerrada que un programa de computadoras. Incluso hay allí algún bienvenido aunque muy breve momento cómico.

En el guión, de Christie LeBlanc, se puede entrever cierta adaptación pandémica. De por si el encierro es un tema de los últimos tiempos y en los recuerdos de la protagonista existen resabios de imágenes de infecciones y barbijos, para no entrar en más detalles que serían spoilers innecesarios. El control total, mediante una serie detallada de protocolos, de la medicina sobre el cuerpo de Liz también es un asunto que se plantea aunque sea fugazmente.

Oxygen cumple con lo que se espera de un film de su género: durante buena parte de sus 100 minutos de duración es intrigante y entretenida. Quizás su principal carencia sea la falta de sutileza y elegancia para el desenlace, que se presenta digerido y explicado en un cien por ciento, como para que nadie pueda experimentar ni la más mínima duda de que fue lo que pasó. Lo que a veces puede ser, entre tanto protocolo y procedimiento, algo saludable.
El Golo Cine
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25 de mayo de 2021
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene ritmo, no aburre, entretiene y está bien contada. No es nada del otro mundo pero se deja ver con facilidad. Eso es más de lo que ofrecen la mayoría de las películas. Gran interpretación de la protagonista. Y es una historia original y sin complicaciones, ni cosas raras.
Fernando
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22 de mayo de 2021
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
174/34(21/05/21) Entretenido film de suspense, intriga y misterio dirigido por el galo Alexandre Aja, adaptando el guión de Christie LeBlanc, teniendo de gran protagonista a una excelente Mélanie Laurent, que da una actuación intensa y muy expresiva, un homérico tour de forcé para la actriz del que sale victoriosa, emitiendo toda una gama de emociones vibrante, desde la desorientación, la paranoia, la ira, la duda, o la aceptación y ello siempre con la cámara siempre pegada a ella, Muy Buena. En lo que es un ejercicio de estilo donde se coloca a un personaje en lugar reducido y desde allí el argumento saber sacar partido a la dogmática situación, en lo que es una idea Hitchcockiana que ya explotó con “Náufragos” (1944, la acción transcurre en un bote de náufragos durante la WWII), con “La ventana indiscreta” (1954, con el protagonista con una pierna rota que vive una aventura entre el patio interior de vecinos), o con el intenso episodio creado por el rey del suspense “Alfred Hitchcock presenta: Colapso” (1955, el protagonista está encerrado en su propio cuerpo inerte, que solo puede mover un dedo, y todo lo vemos a través de sus ojos). En el SXXI hay otros muchos como “Última llamada” (2002, con una cabina de teléfonos), “La habitación del pánico” (2002, en una habitación acorazada), “La última llamada” (2013, con una telefonista), “127 horas (2010, atrapado en una sima con el brazo encajado), “Buried” (2010, metido en un ataúd, con la que tiene esta que critico más similitudes), “Locke (2013, con la acción transcurriendo con el protagonista en su coche mientras conduce en un viaje nocturno por autopista), “The guilty” (2018, un agente de policía con un teléfono en la comisaria). Tratando en este caso temas como el aislamiento, la importancia de la memoria, las ilusiones de un mañana mejor con lo que suponen de segundas oportunidades, pero sobre todo es el espíritu de supervivencia.

La película tiene el aliciente de transcurrir en tiempo real, en lo que es una contrarreloj por salvar la vida, donde la protagonista debe componer un rompecabezas de recuerdos, ello en un entorno claustrofóbico opresivo, donde no sabemos que hay en el exterior, la amnesia de la protagonista hace que el espectador se involucre con ella, al estar ambos en la misma situación de desconocimiento. Pero el reto está en hacer llevadero este solitario entorno, en darle dinamismo, agilidad y fluidez narrativa, sin estancarse, parte de esto queda subsanado con una cámara ingeniosa que sabe variar posiciones, moverse con brillantez por la cápsula, para recoger todos los ángulos habidos y por haber: luego están los recursos narrativos para dar ritmo, y en esto resulta un tanto irregular, empezando por un metraje excesivo, donde hay situaciones que se estiran más de la cuenta, hay sobre explicaciones, además de que la respuesta a la gran pregunta de que donde está una cápsula criogénica tiene una respuesta previsible. Tampoco ayudan los flashbacks constantes que intentar sacarnos un poco de la estrecheces del semi-ataúd, pero estos estorban al dar sensación de arbitrariedad y subrayados, rompiendo el agobio en que nos involucra (un tiro en el pie), quizás por inseguridad, se estropea el encanto claustrofóbico, llegando a su rush final con poco fuelle, aunque aun así llevadero, pero de calado. Las llamadas de teléfono también me resultan poco ingeniosas en cómo se desarrollan, además de resultar atropelladas.

Aja abre la película con una rata en un laberinto, imagen turbadora que se convierte en un mantra mental para la protagonista. La protagonista tiene en su relación con MILO (Mathieu Amalric también tiene un papel secundario como la voz de una Inteligencia Artificial, sabiendo emitir frialdad) una especie de laberinto oral por el que penetrar, pues este tiene todas las respuestas, pero ella debe hacer la pregunta correcta, lo que convierte en muchos casos las conversaciones en algo kafkiano. Esto entretejido a los flashes de recuerdos de la mujer donde debe saber que son reales y cuales fantasía, donde tampoco las comunicaciones de teléfono le son del todo fiables, teniendo que escarbar para hallar el modo de dar con la verdad. Es una cinta que en muchos aspectos te atrapa, con tramos de tensión agobiante, como cuando ella debe pelear contra brazos biomecánicos con agujas que quieren ponerle inyecciones, o con las descargas eléctricas, o cuando en el rush final el mundo se le cae encima, su aceptación de la verdad nos llega y toca la fibra, la batalla por sobrevivir resulta por momentos cutánea.

La puesta en escena resulta notable en su en principio parquedad, con ese futurista escenario creado por el diseñador de producción Jean Rabasse (“La ciudad de los niños perdidos” o “El oficial y la espía”), con esa cápsula criogénica Cryosalide, con ese toque de donde reposa la cabeza de la protagonista que se asemeja a un reloj, para imprimir sensación de contrarreloj constante; Con una labor estupenda de cinematografía de Maxime Alexandre (“Alta tensión” o “Shazam!”), iluminando de modo diáfano la cápsula, pero sobre todo jugando con un sinfín de angulaciones, para nunca dar impresión de reposo (en consonancia con la contrarreloj), sabiendo impregnarnos con poderosos primeros planos de Laurent para hacernos sentir sus sensaciones, con pequeños triunfos y grandes decepciones; Esto en formidable miscelánea con la edición de Stephane Roche (“Persépolis” o “Madame Curie”), haciendo que aun en sus desequilibrios de desarrollo no decaiga el vigor; Y todo esto envuelto puntualmente en una fascinante música creada por el galo francés Robin Coudert, que rodea en escenas cruciales con melodías de sintetizador que parecen celestiales sonidos de órgano sacro, sonidos epidérmicos que elevan la historia de modo existencial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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23 de mayo de 2021
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran problema de ‘Óxigeno’ es, principalmente, la existencia de ‘Enterrado’ y el hecho de que la película de Rodrigo Cortés me siga pareciendo una obra maestra. Las comparaciones son odiosas, lo sé y soy el primero que intenta evitarlas, pero por momentos se asemejan tanto a pesar de ser tan argumentalmente diferentes, que no puedo evitar similitudes entre ambas.

Me encanta Alexandre Aja. Creo que es uno de los directores con más talento salidos del país vecino que hay en la actualidad y no he visto una sola película suya que no me haya gustado. Así, ‘Oxígeno’ se antojaba una obligación y el francés no decepciona. Podríamos definir perfectamente la película como un corto y eficaz ejercicio de estilo claustrofóbico, agobiante y repleto de tensión en el que brilla con luz propia la interpretación de Mélanie Laurent, sometida a un tour de force de cien minutos de duración en el que debe llevar todo el peso de la función.

A partir de aquí, y sin descubrir los giros de guión que logran que permanezcas pegado al sillón de tu casa, ‘Oxígeno’ no puede evitar parecerse a ‘Enterrado’ en más de una, de dos y de tres ocasiones. Es más, Aja recurre a elementos estilísticos que Cortés ya usó en su momento. No está mal que lo haga, pero claro, no es el primero.

‘Oxígeno’ funciona muy bien como el agobiante thriller de ciencia ficción que es porque su director no es incompetente, porque el guión se guarda algún as en la manga y porque tiene a una interprete principal inmensa. Una de esas películas que os mantendrán en tensión toda la tarde.

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
Hickeystyle
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