Enigma

Película que tiene el nombre de la máquina “Enigma” pero toca el tema muy de refilón. Se centra más en la búsqueda de un científico, que trabajó en este proyecto, de una chica que le gustaba y de la cual estaba enamorado.
Es una lástima que la película no se centre mucho más sobre la máquina porque excepto para la gente versada en ciencias es un tema muy desconocido.
De la película destaca el argumento sobre todo al final que es realmente lo que aporta valor añadido a la película.

Michael Apted nos engaña vilmente en este film, cuya trama central supuestamente es un thriller de espías a la cual dedica, como mucho, una cuarta parte del metraje, dedicando el resto del tiempo a la locura de amor vivida por un genio de las matemáticas, que pierde el tiempo buscando a una bellísima mujer, que claramente está muy por encima de él. Dougray Scott, un buen actor en roles de villano, no coge en ningún momento el aire a su patético personaje, siempre triste, como si llevara el peso del mundo sobre sus hombros. Kate Winslet, la protagonista femenina, tampoco aporta nada digno de mención, limitándose a recitar diálogos y poco más. La bella Saffron Burrows está muy desaprovechada en su papel de mujer fatal, siendo Jeremy Northam, el único que se salva de este despropósito gracias a sus irónicos y locuaces comentarios, otorgando a su interpretación una chispa especial que le hace sobresalir ligeramente de entre la mediocridad reinante. Casi al final de la película, en muy pocos minutos resuelven la intriga de espionaje de forma rápida y muy poco satisfactoria, con lo que a uno le queda la impresión de haber sido engañado por completo. ¡¡¡Si Hitchcock levantara la cabeza...!!!

Michael Apted dirige un guión de Tom Stoppard (autor, entre otras, de El Imperio del Sol, Shakespeare in Love o Brazil), que a su vez adapta una entretenida novela de Robert Harris. Lo que podría haber sido una interesante peli no acaba de funcionar adecuadamente en ningún momento: en principio la estética es adecuada, recordándonos el thriller clásico de los 50, y la ambientación es más que correcta, sin embargo, resulta larga, aburrida y confusa en demasiados momento; Dougray Scott no es una elección adecuada para el papel de Thomas Jericho, el criptólogo protagonista, y su interpretación parece plana y anticarismática. Tampoco Kate Winslet está inspirada como Hester Wallace, la chica que le ayudará a descifrar las claves alemanas que, a su vez, explican la desaparición de la pseudonovia del prota, Claire.
Es una lástima que con la premisa poderosa de la que partía la peli, algo tan poco desarrollado en el cine, a la par que interesante, como el papel de los criptólogos en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, no se haya desarrollando con algo más de talento, ya que la trama se mueve brumosamente entre la intriga bélica y la historia de desamor del matemático, el cual parece, por otro lado, una mala copia de tantos científicos medio locos que tantas veces nos mostrara la gran pantalla.

Película dirigida por Michael Apted que pretende ser un thriller de espías en el Londres acechado por los nazis, y entre códigos secretos y identidades falsas, le vemos a él al versatil Dougray Scott haciendo de un calculín enamorado desesperadamente de una mujer y no se entera si va o si viene. Bien, la película pretende crear un mundo de espías y misterio que se ve liado por el culebrón que plantea el guión a los personajes. Basada en la novela del mismo título, la peli no se parece mucho. S. Burrows se ríe de Scott en la cara, y la genial Winslet ¿qué hace aquí? A su favor diré que J. Northam le da a la película una inyección de adrenalina que la espabila en cierta manera. Escenas de acción buena y buenos planos exteriores.

Si esto recuerda a Hitchcock, yo soy Belcebú. La primera parte lentísima y sin ritmo alguno, sin atraparte en ningún momento, con dos historias paralelas pero una de ellas sin esencia alguna, despistando en todo momento de la trama principal.

Los actores, muy profesionales, muy británicos, pero sin saber muy bien a qué juegan, la falta de una dirección efectiva y de un guión sólido los deja al amparo de lo superficial y de una cierta indiferencia con la historia que se está rodando.

Y por último, en la segunda parte, donde se desarrolla de verdad la trama, todo es demasiado confuso y por último irrelevante, porque lo enigmático no está en lo que sucede, sino en cómo sucede, y si el "maestro" citado levantara la cabeza, de tanta ineptitud de Apted volvería a su tumba por otros trescientos años o así.