El canal del demonio

Película que sabe crear climas de tensión, con sustos que van en "crescendo" hasta el final, con una escena antes del final bastante sorprendente pero que no podemos evitar asociarla a otra famosa película del género...En resumen podríamos decir que es una película de fantasmas entre clásico y moderno, bastante predecible y que no innova, pero que consigue ambientes de tensión y alguna escena más que interesante. Final atractivo y sugestivo. 6,5/10

«The canal», qué gran película, precisa a la hora de transmitir miedo e intranquilidad, una grandiosa muestra de lo que es el terror psicológico, un filme que mantiene al espectador alerta, atento a cada imagen, a cada suceso. En esta cinta, los elementos propios del género hacen un trabajo cabal, a medida que transcurre la historia el argumento nos envuelve con un guión bien elaborado y ejecutado, con una secuencia de imágenes detalladas y precisas; además, no se puede negar la buena actuación del protagonista (Rupert Evans), todo esto, unido al excelente ambiente logrado gracias a la buena fotografía, nos dará como resultado un filme que disfrutaremos plenamente.

La película cumple, no espanta... pero si impresiona.
Está categorizada como Terror pero no es del todo terror, aunque no es muy conocida si vale la pena verla, más que nada porque su trama que esta interesante pese a que otros digan que es una idea muy quemada sin embargo estoy seguro que es porque no la han visto o la terminaron de ver. Vean la película que los mantendrá entretenidos, no se dejen engañar porque digan que es mala, algunos decían que la película de "La Horca" ó "The Gallows" estaba buena y dejenme decirle que es una película aburridisima y mediocre!, The Canal sin duda te mantiene entretenido todo lo que dura...

Ivan Kavanagh debe ser un tipo ambicioso. Su quinto largometraje explota en múltiples direcciones sin esfuerzo aparente. Cuando creemos estar viendo un ejercicio de terror meta-cinematográfico, pasa a modo drama familiar, para luego transitar por el thriller paranoide o circular por el pisoteado terror fantasmal mainstream, cuando no apunta comedia negra o incluso juega con el j-horror de brocha gorda. Y seguro que me dejo alguna referencia más de las muchas que confunden las expectativas del espectador, indefenso ante las ráfagas de dejà-vu que le hieren desde varios frentes.

Los juegos visuales cercanos a la epilepsia gore, la imaginería cinematográfica policial (el protagonista trabaja como archivero en una especie de filmoteca), los posibles sucesos paranormales (nunca sabemos si el narrador está en sus cabales), la atmosférica fotografía del canal y los baños públicos o la dramática historia de desconfianza conyugal, consiguen aterrar. Pero luego chocamos con personajes como el inspector McNamara interpretado por un magnífico Steve Oram (Sightseers) que aporta el asueto cómico (y el escaso sabor local irlandés que tiene el film), alguna escena pasada de rosca que bien podía encajar en The Tenant o una podredumbre oculta tras la cotidianeidad que apuntan a un afán autoral extrínseco al cuerpo principal de la película.

Esta esquizofrenia narrativa, no sabemos si consciente, contribuye en cierto modo a que The Canal resulte un artefacto espeluznante aunque plagado de contradicciones. Creo que el director irlandés ha construido un puzzle deslabazado que aterra y confunde a partes iguales. Un más que digno pariente de The Conjuring o Insidious (a mi parecer) salpicado de pinceladas surrealistas que acaban diluidas por ciertas incoherencias y situaciones ya vistas que llevan a la previsibilidad del metraje final. Y pese a que el film te mantiene al borde de la butaca en todo momento, desearía que Kavanagh, tras un exhaustivo examen de conciencia, tomase una de las dos sendas, la comercial o la personal, es igual, para materializar en un próximo esfuerzo todas sus ambiciones sin desorientar tanto al espectador.

versión en catalán: http://kino.iosodeu.net/the-canal/

No dejan de ser los detalles, los que inquietan.
Voces susurradas, noches en vela, agujeros en la pared que invitan que aquello que no creemos ver aparezca...
Y es justo al suprimirlos o alterarlos cuando surge esa duda, tenebrosa y oscura, sobre dónde proviene eso que tanto nos aterra.

'El Canal', pese a su apariencia desastrada de película hecha con cuatro duros, demuestra cierta inteligencia al saber qué botones tiene que pulsar.
Básicamente, no nos podemos fíar de la percepción de David, el inquilino de esa casa al lado del canal junto a su mujer e hijo.
Pero, a la vez, es imposible rechazar esos impulsos violentos y visiones perturbadoras que nacen de un pasado turbulento enterrado en las paredes, mezclado con un matrimonio infeliz y una paternidad abrumadora.

Hay algo, al fondo de los pasillos.
En las sombras capturadas por la cámara.
Al otro lado de una puerta que nadie se atreve a abrir.
Una presencia que se tiñe con la tristeza vital de David y parece alimentarse de ella, a la vez que es imposible de comprobar cuando se cuenta.
Es normal que pienses eso, necesitas ayuda, le dicen: y tú te planteas si es verdad u ojos pantanosos están mirando desde el agujero en la oscuridad.

Además, el que David sea conservador cinematográfico permite añadir otra capa a su paranoia, cada vez más emparentada con esas cintas cortadas y abruptas que tiene que revisar, donde no está nada claro si lo que se ve se ha intuido o acaba de pasar.
No por casualidad, supongo, las luces de una navidad inminente dibujan altos contrastes en los rostros y manos que se ven; como si pudieran formar parte de una película en blanco y negro, describiendo horrores que salen de la pantalla o provienen de dentro.
En esas circunstancias, destaca sobre todo una concepción más "realista" del peligro familiar, con David no queriendo dejar ir a su hijo, cuando lo normal habría sido alejarlo desde el principio: ser padre viene con todas sus consecuencias, malas o directamente peores.

Se queda una espinita de este relato de terror.
El hecho de que nunca sabremos cómo o por qué, pese a que las pistas estaban a la vista de todos.
Probablemente es eso lo que provoca más miedo.