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Capitán Fantástico

Drama Ben (Viggo Mortensen) es un hombre que ha pasado diez años viviendo en los remotos bosques situados en el noroeste de los Estados Unidos criando a sus seis hijos, varios de ellos junto a su mujer. Aislados totalmente de la vida moderna, de las comodidades de las ciudades y de la sociedad de consumo, Ben es un padre devoto que ha inculcado en sus hijos una peculiar forma de pensar y vivir la vida. Sin embargo, una trágica noticia hace ... [+]
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Críticas 210
Críticas ordenadas por utilidad
15 de febrero de 2019
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosa, alegre, bonita, original, profunda, real, espectacular, en fin.... CINE.
¿Vivimos donde queremos?
¿O vivimos donde quieren que lo hagamos?
Grandísimo film de Matt Ross, a tus pies maestro.
Lo de Viggo Mortensen es estratosférico, que actor, verdaderamente increíble, desde principio a fin, paisajes de Estados Unidos preciosos, la fotografía es bastante "estrellada", un guion practicamente perfecto.

Como criar a tus hijos al margen de la ciudadanía sin relación alguna con sus congéneres, enseñándoles: Cultura, Historia, Matemáticas, Filosofía, Idiomas, Política, Supervivencia Física e Intelectual, renunciando al capitalismo reinante y a los poderes fácticos.

Tiene un mensaje acorde con su carácter anómalo de la revolución controlada, te hace pensar y al mismo tiempo entretener a la mayoría imperante.

"Si asumes que no hay esperanza, entonces garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que hay instinto hacia la libertad, entonces aun hay posibilidades de cambiar las cosas"
Dani
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26 de septiembre de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Una película con espíritu enérgico y moderadamente subversivo, buenas ideas y un gran corazón. Viggo Mortensen no podría estar mejor.
-Extraordinaria tragicomedia con moraleja, puede que finalmente sea más mansa de lo debido, pero también es preciosa de principio a fin.

Cuando el actor Matt Ross debutó en la dirección de largometrajes, lo hizo con “28 Hotel Rooms”, un drama romántico que probablemente ninguno de los lectores o escritores de este articulo conozcan. Pero su segunda película seguro que sí la conocéis y os ha llamado la atención. Porque promete regalarnos una de las familias más divertidas y extrañas del panorama cinematográfico al mismo tiempo que busca alegrarnos ahora que el verano toca a su fin y entra el otoño en nuestras vidas. El director también escribe el guión de la propuesta, y para darle vida a esas palabras, consigue un reparto de altura. Viggo Mortensen interpreta a Ben, progenitor, líder de la familia y protagonista mayoritario de la propuesta, seguido por un increíble elenco de secundarios: Missi Pyle, Kathryn Hahn, George MacKay, Steve Zahn, Hannah Horton, Trin Miller y Frank Langella -entre otros-. Ahora sin alargarme demasiado, paso directamente a hablaros de una de las apuestas más atractivas de la temporada otoñal y de lo que llevamos de año.
Todo comienza con una escena inicial de lo más inesperada, que supone toda una declaración por parte de la película al mismo tiempo que define el modo de vida de esa familia y los valores sobre los que está enraizada. Además, da cuenta de la seriedad de ese modo que nos presenta, por encima de que la comedia sea protagonista de la cinta. Aunque Ross le da a su película la energía de una comedia ligera, la verdad es que trata con variedad temas complejos a través de un excelente tono tragicómico. El guionista y director no rechaza nunca la riqueza de los puntos de vista de sus personajes en relación a la visión del mundo (político, económico, social, etc), la experimentación de la vida frente a la preparación para vivirla y sobrevivirla, los elementos y pruebas que valoran la madurez, los temas tabúes, el cinismo, la perdida, etc. Así es como una “road movie” tan alocada, excéntrica, divertida y amable; confluye con una representación interna del mundo, los estándares sociales, los radicalismos, la soledad, la infancia y la familia; que surge de esa lucha entre el viaje hacia la naturaleza, retrato de la pureza del ser humano en vivencia continua y plena -con ella- a raíz de lo escrito y practicado por diversidad de filosofías y movimientos culturales (y contraculturales); frente a una sociedad moderna (en especial americana) corrupta, falsa, acartonada, gorda, políticamente correcta y tan arraigada como absorbida por la tecnología. No demasiado lejos queda el escenario de este “Captain Fantastic”, de lo que planteaba Golding en “El señor de las moscas”, Paul Theroux en “La costa de los mosquitos” o Shyamalan en su infravalorada “The Village”. Aunque sin duda el objetivo, las reflexiones y la resolución; cambian. Acercándose más a una mezcla entre “Into the Wild” y “Little Miss Sunshine”. Aquí el juego de contrastes varía entre con la comedia satírica y algunos instantes de punzante diatriba ligera, para acabar señalando el fracaso de las posturas radicales, destinadas a aplastar las virtudes de cualquier planteamiento llevado a la práctica. Esta reflexión llega en el momento en el cual Ben, debe pensar seriamente si su modo de vida único, bello y puro; podría ser perjudicial para sus hijos como lo fue para su mujer. Y la verdad es que la película es enteramente de Mortensen, que construye un personaje complejo y fascinante que cambia conforme avanza la película. Ben puede ser estricto, vehemente y arrogante; pero también divertido y amoroso. El actor está impresionante, pero sin la necesidad de grandes gestos o acciones, su maravillosa sutileza es capaz de todo, y más.
Matt Ross me hace pensar, reír y sentir en el cine. Me alucina su reparto de jóvenes llenos de talento, la sencillez de su dirección me cuadra perfectamente con lo que cuenta el hábil y tierno guión. Dejo pasar las torpezas del tramo medio, porque me han cautivado los personajes y la forma de enfrentar algunos temas relevantes con una valentía encantadora. Viggo Mortensen está de premio como en todos y cada uno de sus papeles, y “Captain Fantastic” es una película maravillosa.
ALESNAKE
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8 de octubre de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivimos en un mundo cada vez más orientado al consumo rápido y sencillo. Donde abundan las películas de fácil digestión, y que no trascienden más allá de lo que dura el visionado. Por eso siempre resulta reconfortante encontrar una Cinta como “Captain fantastic”. Capaz no sólo de entretener, sino de transmitir emociones y plantearnos preguntas interesantes. Una historia que invita a reflexionar sobre su significado, en lugar de decirte abiertamente qué pensar.

Nos encontramos con un matrimonio que decide formar una familia al margen de la sociedad. Viviendo en mitad de la naturaleza, y ejerciendo al mismo tiempo de padres y profesores, lograrán criar a sus hijos para ser autosuficientes, cultos y respetuosos. Sacando el máximo potencial de cada uno de ellos.

Esta utopía se romperá al suicidarse la madre, forzando al resto de la familia a volver a entrar en contacto con una sociedad que no les comprende. Este contraste será el motor de una narración a medio camino entre la comedia y el drama. Y durante la cual, se plantean situaciones para reflexionar sobre la sociedad y el modelo de educación actual que tenemos.

Para esta reflexión, la película se sirve de la familia como herramienta, no como solución. Dejando claro en todo momento que su modelo educativo es único y personal, no extensible al resto del mundo. No busca convencernos de que ese modo de vida es el adecuado, solo utilizar esa utopía como contraste para resaltar los defectos del sistema actual.

En el contraste entre esta familia y la sociedad destaca el papel de la difunta madre. Cuya bipolaridad la hacía oscilar entre el orgullo y el rechazo a lo que ella y su marido habían creado. En estos dos extremos se irán situando el resto de personajes, culpando al bando opuesto del fatal desenlace.

En cierta medida la cinta nos muestra como los extremos no suelen ser la solución. No puedes aislarte de la sociedad porque, al fin y al cabo, todos somos parte de la misma. Eso no significa que tengamos que perder nuestros valores. Ser capaz de vivir en la sociedad actual sin perder tu propia integridad, te ayudará a utilizar los recursos que ésta te ofrece sin perder aquello que te define.

Más información: https://claquetametalica.wordpress.com
Miriamcec
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31 de octubre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estrenada en Sundance y en la sección Una cierta mirada de en el último Festival de Cannes, la última película cómo realizador del también actor Matt Ross ha sido una de las propuestas de cine independiente más aplaudidas del año, y aplaudida como una de las películas más sorprendentes de lo que va de un excelente curso cinematográfico (sobre todo en el mundo festivalero). Y en parte no se equivocaban, pues esta comedia familiar, optimista y liberal, es una bocanada de aire fresco. Una película sobre libertad y felicidad sin ataduras sociales, a la que sólo un desarrollo convencional de la trama y la apuesta en su segunda mitad por un tono melifluo de drama familiar la impiden llegar a ser una gran obra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Néstor Juez
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27 de diciembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Capitán Fantástico, de Matt Ross, es una película de crítica irónica, sardónica y subversiva, sabiamente anti religiosa, anti sistema social, anti sociedad de consumo, anti cultura de la simulación hipócrita, una lección anti solemne acerca del valor del conocimiento, de la vida en armonía con la naturaleza y de la autenticidad (un homenaje a Noam Chomsky, de paso). Cine de autor, independiente y alternativo, su mayor mérito es el guión escrito por el propio director.

Una familia de papá sabio, rebelde y temerario (Viggo Mortensen), con seis hijos de variadas edades, es comuna tribal medio jipi en el bosque y prescinde casi por completo de la "civilización": sus integrantes cazan, recolectan, siembran, cosechan, producen y cocinan su comida, hacen ejercicio regulado, además de practicar meditación y natación, entrenar alpinismo y defensa personal, entre otras cosas, como en excursión de "deporte extremo", pero de por vida; son también grupo musical en torno a la fogata bajo las estrellas. El papá es "todólogo", maestro de todo, que lo explica sin rodeos ni eufemismos, con una objetividad que raya con el cinismo; asigna lecturas y las supervisa. En el lenguaje familiar hay palabras "ilegales", como "interesante", por ser un término ambiguo y evasivo. También está prohibido burlarse de la gente con defectos, a menos que sean cristianos, y la burla en este caso es sorprendentemente divertida. Los niños articulan frases panfletarias y doctrinarias ("el poder para el pueblo, el pueblo al poder, abajo el sistema") con sus acciones y un pensamiento extrañamente libre. Ideologizada en extremo, la familia está entrenada por igual para lidiar con la sociedad cuando sale de su aislamiento a conseguir dinero y hacer algunas compras (o robar, si es necesario), aunque el hijo mayor tiene dificultades para desenvolverse con muchachas de su edad, a falta de práctica.

La representación de la vida en familia comunal por una película honesta no pretende ser idílica y habría resultado bastante aburrida sin conflictos y hasta rupturas; de ahí que su desencuentro con la "civilización" suponga un contrapunto: el sentido práctico de la ignorancia y el rechazo del conocimiento por la mediocridad quedan brillantemente de manifiesto en una plática de sobremesa, cuando unos niños saben que Nike es la diosa griega de la victoria y otros niños saben que es una marca de artículos deportivos y se burlan de los niños ilustrados, que tienen principios y valores éticos superiores, además de conocimientos. Los papás de los niños ignorantes dicen "protegerlos" de la verdad que supone, por ejemplo, el significado de la enfermedad mental y el sufrimiento, así como del suicidio y la muerte; su educación es evasiva y cobarde. El embrutecimiento con juegos de video representa en este caso una estúpida noción de la normalidad pre-adolescente.

Ante los ojos de la familia físicamente sana, la obesidad es un producto monstruoso y enfermizo de la cultura de consumo capitalista, mientras en la mansión del abuelo oligarca, la acumulación de riqueza material es "vulgar" y excluye una distribución ética de los espacios, entre otras cosas.

Algunos excesos de la película: una de las niñas más pequeñas adorna su búngalo en lo alto de un árbol con cráneos de castores y otros animales, entre los que tiene también un retrato de Pol Pot sin explicación ni objeción alguna del papá. El hijo mayor (personificado por un antiactor de gesticulación exagerada-neurótica-siempre-tensa) se declara "maoísta" sin más fundamento que el enojo cuando el papá confunde la etiqueta con "trotskista" (imposible que alguien medianamente informado confunda la melcocha con la mengambrea). Otra niña pequeña conoce de memoria la Carta de Derechos de los Estados Unidos y, cuando el papá le pide explicarla con sus propias palabras, suelta un choro que también parece memorizado (a falta de una actuación creíble) y que resulta inverosímil en un niño de su edad. El papá se exhibe totalmente desnudo en un parque ante la mirada espontánea de una pareja de ancianos (a los 58 años, por cierto, la condición física de Mortensen es envidiable).

El principio predispone al espectador animalista porque (igual que en La caza, de Thomas Vinterberg) la cacería sirve como símbolo del tránsito viril entre la niñez y la edad adulta, con la única diferencia de que aquí no es un deporte, sino una práctica salvaje de sobrevivencia.

Con esas y otras salvedades menores, el guión en general es sumamente plausible. Salvo también algunas fallas actorales (a Mortensen, por ejemplo, no le salen las lágrimas cuando llora, y aun así está muy por encima de los demás), la puesta en escena es perfecta.

Aunque la película no lo dice, Noam Chomsky es un pensador gringo que postula el "anarquismo social" y el "socialismo libertario" como alternativas a la sociedad capitalista. En vez de la navidad y otras patrañas de índole semejante, la familia festeja cada año "el día de Chomsky" y, en esta ocasión, lo hace con un pastel de chocolate al que agregan crema batida, que roba del supermercado el papá con inconvincente discreción, algo que podría calificarse como anti chomskiano, pero el pecado se perdona porque, para empezar, es una broma y sirve de pretexto para ventilar una de las enseñanzas más ecuánimes en la educación familiar: la argumentación exhaustiva del disenso en aras del consenso.

Matt Ross es más conocido como actor por sus papeles en las series de televisión American Horror Story, Sillicon Valley o Big Love, entre otras. Como guionista y director, Capitán Fantástico es su segundo largometraje, luego de realizar en 2012 el drama romántico 28 Hotel Rooms.

Más que una comedia, este drama fabulesco y sutilmente social tiene un toque de frescura y buen humor como condimento de la crítica para acentuar su tono irónico y su implacable sorna. Moraleja: las críticas más agudas al capitalismo y el occidentalismo suelen surgir de sus entrañas.
Iván Rincón Espríu
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