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Guerra fría

Romance. Drama Con la Guerra Fría como telón de fondo, “Cold War” presenta una apasionada historia de amor entre dos personas de diferente origen y temperamento que son totalmente incompatibles, pero cuyo destino les condena a estar juntos.
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Críticas 161
Críticas ordenadas por utilidad
9 de noviembre de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo bueno

Es posible que estemos ante la mejor fotografía del año, o por lo menos que este servidor haya visto., Lukasz Zal quien ya había colaborado con Pawel en la inolvidable Ida, repite su trabajo de perfección absoluta. Cada plano está pensado de manera prodigiosa, los contrastes, el uso de las sombras y luces es soberbio. El formato en que está filmado la película ayuda mucho también, es un trabajo de arte visual mayor.

La música tiene gran participación en la película, es un vehículo emocional muy importante por donde sentimos lo que los personajes expresan, además de que nos sirve como elemento cultural y para desarrollar sus personajes.

Buen trabajo de arte y ambientación.

Las actuaciones están bastante bien, Joanna destaca mucho más, pero los dos hacen lo propio para dar veracidad a lo que se muestra.

Guiños hacia el cine de Antonioni, en esa calma, en que los personajes se miren, hasta en el nombre de un bar.

Lo no tan bueno

Debo confesar que se me dificulto conectar con la historia, y creo que todo se debe al montaje frenético que no deja de ser sútil pero que no permite desarrollar bien algunos momentos, los saltos temporales me sacaban por momentos de la escena que estaba asimilando, y no es por falta de veracidad de las mismas, es que sentí todo sumamente tijereteado y eso hizo que me costará realmente meterme el drama de amor propuesto, además de que el filme no deja de ser un poco repetitivo.

7.5/10

Opinión Final: No voy a negar que después de lo que me gustó Ida esperaba mucho este filme, también después de que la crítica se desbordara en halagos hacia la nueva obra del prodigioso polaco, y aunque el trabajo de foto es tan fascinante que no dudaría en ir a ver este filme al cine, debo ser sincero y confesar que esperaba un poco más en el contenido. Aún con eso, Cold War se convierte en una película muy bien dirigida y que tiene sus buenos momentos, que es cuando se detiene y deja a sus personajes ser y estar.
CINELOCURA
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11 de junio de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la repercusión y la multiplicidad de premios que recibió por su película "Ida" de 2013, el nombre del Pawel Pawlikowski adquirió otra notoriedad, muy diferente si consideramos filmes previos del cineasta polaco como "Last resort" o "Mi verano de amor". No es raro por lo tanto, que los cinco años que pasaron entre "Ida" y "Cold war" aumentaran aún más las expectativas que se podían tener de esta nueva cinta del celebrado director, que gracias a ella se llevó el Premio a Mejor Director en el pasado Festival de Cannes.

En "Cold war" Pawlikowski se vale nuevamente del blanco y negro, así como del ambiente hostil de posguerra, aunque la trama difiere bastante de "Ida". En este caso la historia comienza con Wiktor (Tomasz Kot), un director de orquesta que recorre los rincones de Polonia interesado en reclutar músicos que sepan cantar y bailar, para interpretar un repertorio compuesto por piezas referidas a las raíces populares de su país. En medio de la búsqueda, conocerá a Zula (Joanna Kulig), una joven que llamará notablemente su atención, tanto su voz, como su aspecto físico, y que no dudará en incorporar en su grupo. No tardará en iniciar el romance entre ambos, pese a las diferencias que se perciben en las personalidades de cada uno, y un supuesto pasado oscuro del que la joven prefiere no hablar. Por razones naturales, los problemas no tardarán en hacerse presentes, en un país que transita la Guerra Fría, y que vive una situación compleja, lo que llevará a que los destinos de cada uno tomen rumbos diferentes. No obstante, ni el paso de los años, ni las contrariedades, parecen derruir la raíz del amor profundo que existe entre ambos protagonistas.

Quizás el rótulo de «Obra Maestra» suene un poco determinante y se pueda cuestionar, pero no podemos negar que Pawel Pawlikowski es uno de los cineastas de actualidad que vale observar con detenimiento; en este caso, no solo por la forma de narración de la historia de "Cold war", y la profundidad que toca, tanto en en plano de lo político, como dramático, sino por su habilidad para utilizar el blanco y negro, con un manejo sutil de encuadres y una fotografía perfecta. Las actuaciones de Kulig y Kot están a la altura de las circunstancias, y ayudan a su manera algunos secundarios como Borys Szyc o Jeanne Balibar. También vale destacar su capacidad de resumen, valiéndose de menos de hora y media para relatar una importante sucesión de hechos que se van dando alrededor de la historia de Wiktor y Zula, si bien algunas partes musicales puedan sentirse un poco prolongadas e innecesarias. Recomendable sin duda alguna.
Manuel Esteban
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16 de diciembre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cold War tiene, aparentemente, todos los elementos para encuadrarse en ese concepto tan cursi, afrancesado, y anticuado llamado "qualité": fotografía en blanco y negro, jazz, trasfondo histórico y político, formato cuadrado como en el cine clásico de los años 30 y 40, elipsis a punta pala, etc. Pero a mí, lo siento, la historia me ha dejado tan frío como esa deshumanizada sociedad comunista que retrata la película.

Básicamente, porque la historia de amor está contada demasiado a trompicones (como si fuera una película de sketches sin suficiente hilación) y con excesiva frialdad. En muchas escenas me entretenía mirando el fondo, con los coches de época y los adoquines y el tío que pasa con la bici y la barra de pan bajo el brazo, como en las fotos de Cartier Bresson.

A ver, no es que la película esté mal. Me ha encantado la música y la fotografía. De hecho, lo que más me ha emocionado son esos fabulosos coros femeninos de música polaca. Pero la historia de amor no me la he acabado de creer debido a cierta inexpresividad de los actores (sobre todo el protagonista masculino).

En conclusión: me ha parecido un ejercicio en exceso formalista y falto de ese "algo" que lograra enamorarnos de los personajes y de la propia historia.
alex
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26 de febrero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las cosas que más me llamaron la atención al ver "Cold War" fue la relación que se establecía, el juego de espejos, de semejanzas y diferencias con "La insoportable levedad del ser". En realidad es la misma historia solo que actualizada en diferentes maneras. Evidentemente, si comparamos la factura de la versión cinematográfica de la novela de Kundera, con la película de Pawlikowski, hay enormes diferencias en las que sale ganando la polaca. Por otro lado, si pensáramos en la carga reflexiva, filosófica y psicológica del libro, ambas películas quedarían muy retrasadas…

Ahora bien, ciñéndonos a la historia, al argumento, los parecidos son más que notorios, resaltando entre estos parecidos, las diferencias que en ambos filmes se atribuyen a los roles masculinos y femeninos: "Cold War" es una película del 2018, del "me too", con un personaje masculino que realiza desde su posición de poder (ver el comienzo del film) una selección de cantantes en la que será decisiva la atracción que sienta por una de ellas; "La insoportable levedad del ser" por su parte, y como no podría ser de otro modo, también es una película de su tiempo, de un tiempo -todavía- de mantequilla y Marlon Brando, por así decirlo y resumirlo todo.

Pero, dejando a un lado estas curiosas semejanzas y divergencias, hay algo que me pareció esencial en "Cold War": la visión que muestra sobre el poder del amor "fou", del amor "willing to risk it all", que diría Bob Dylan, frente al amor acomodaticio que no arriesga nada; el tema del vivir peligrosa, intensamente, o, por el contrario, mansa, tediosa, insustancialmente.

Hay un momento de la película en el que la protagonista femenina acusa a su amante de que, desde que viven en Occidente, se ha convertido en una persona banal y superficial. Y, seguramente, sea cierto: copas, madrugadas y fiestas, intelectuales y artistas de un mundo egoísta que viven al margen de lo que para la mayoría de la población constituye la realidad, y que no buscan más que reforzar su posición de prestigio a base de endogámica adulación... No entiendo sin embargo -y creo que la película no lo explica- por qué el saltar de manera reiterada e irresponsable de uno a otro lado del muro hace que -ahora sí- los personajes se tornen en profundos o comprometidos seres. !Ah, el malditismo! !La delgada línea que separa el dolor metafísico de la conciencia, del berrinche del niño mimado por la vida!

Fotografía en blanco y negro de seda, encuadres de diseño, haikus de la imagen, jazz... Profesores de música que distinguen los timbres del verdadero arte popular, personajes creados en 2018 pero que juegan por los campos de Polonia a una especie de "road movie" desubicada y "avant la lettre" que adelanta por la derecha al documentalismo de Claude Lanzmann. Termina la película y me pregunto, en qué grado supera -o no supera- a sus propios personajes en su banalidad, en su esnobisno, en su insoportable levedad.
juanjomuñoz
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20 de mayo de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cold War es una hermosísima película.
Ojo, no es esa obra maestra que se ha dicho, tampoco. Y no lo es porque, como a tantas y tantas películas "importantes" y premiables (especialmente europeas), le falta ritmo y le faltan tramas secundarias o personajes complejos e interesantes que apoyen a los protagonistas. Aquí no los hay, por desgracia (Irena y Michel tienen su interés, pero les falta desarrollo y minutos en pantalla). Cold War son Zula y Wiktor, y sin duda esa es la mejor baza de la cinta. Esa y, por supuesto, el excelente trabajo de dirección de Pawel Pawlikowski, con ese formato 4:3 y esa fotografía en blanco y negro extraordinaria.
Pero Zula y Wiktor lo copan todo, y es una delicia. Se trata de una de las más bellas y, quizá, trágicas que hemos visto en los últimos años. Todos sus momentos juntos en la pantalla son de una belleza sobrecogedora, porque sus sentimientos llegan al espectador, que los acompaña en esa historia de pasión a través de los años, de encuentros y desencuentros, de muchas palabras y también muchos silencios. Tanto Tomasz Kot como Joanna Kulig hacen un trabajo igualmente bello que permanece en la memoria del público durante mucho tiempo.
En una palabra, preciosa.

Lo mejor: Su belleza y sensibilidad, y la interpretación de Joanna Kulig y Tomasz Kot, fabulosos.
Lo peor: Le falta ritmo.
Sibila de Delfos
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