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Enfermeras de noche

Intriga. Drama. Thriller Lora Hart es una enfermera que, al acabar su turno, hace horas extras por la noche cuidando a dos niños pequeños en una gran casa. Inesperadamente, se verá involucrada en un complot criminal que la obligará a poner en juego toda su habilidad e inteligencia para librarse de esa situación. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
19 de agosto de 2010
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Enfermeras de noche (1931) es una interesante película, que combina historias de médicos, de gangsters y de crímenes con ingenuidad pero también con atractivo. Dirigida con pulso por Wellman en uno de sus primeros trabajos sonoros. Los cinéfilos (sobretodo) la disfrutarán mucho.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
hispavox
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15 de junio de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
He seguido con mucho interés esta película a medio camino entre el largo y el medio metraje, no solo por la aparición primeriza de actores que luego se convertirían en sólidas realidades del star system usamericano, sino, sobre todo, por la extraña sensación que he tenido de estar viendo una película muda en la que el sonoro hubiera hecho su aparición casi por arte de magia. Algunos rostros, como el del gánster o el de la vieja criada en la mansión donde se cuece la trama criminal remiten enseguida al cine mudo, aunque sus interpretaciones no tengan esa sobreactuación típica de la época muda. La crítica precedente ha destacado los higlights de la película y estoy muy de acuerdo con los mismos. Ya se advierte que Wellman no es precisamente un novato en las lides de la dirección, del mismo modo que, a pesar de su juventud, sorprenden las "tablas" de Barbara Stanwyck, con un dominio absoluto de la escena en las muchas y muy variadas que ha de interpretar a lo largo de la película. Sí, también a mí me ha sorprendido la naturalidad con que se visten y desvisten las enfermeras ante la camara, en una época tan temprana como 1931, pero ello contribuye a acentuar el aire de verdad que respira la película, por más que la situación alcohólica de la madre de las criaturas y su sumisión al doctor que controla la muerte por inanición de sus hijas para quedarse con su herencia pueda parecer algo impostado. Esas escenas, con el amante pusilánime de la madre, por ejemplo, sí que son auténticamente de cine mudo en su resolución. Siempre complace bucear en los orígenes de directores, actores y actrices, así como de cuanto rodea a la gran industria cultural del siglo XX, pero encontrarse con Clark Gable en un papel de malvado que le viene como anillo al dedo y que representa con cierto decoro, desmintiendo su tradicional torpeza, es una buena recompensa. Se trata de una curiosidad, pero la narración tiene una agilidad y una consistencia que ya quisieran muchas películas actuales. Es de agradecer que la película, aun a pesar de contarnos un drama, esté salpicada constantemente de situaciones jocosas como la amistad entre la enfermera y el gánster, que deviene enamoramiento con un incierto futuro, obviamente.
Juan Poz
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19 de septiembre de 2023
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Otra muestra del cine brioso del Wellman de principios de los años 30, que sin parecer una obra demasiado personal resulta entretenida y se ve con agrado.

Con dos partes argumentales bien diferenciadas, al comienzo asistimos al proceso de aprendizaje de la protagonista dentro del oficio de enfermería, creando lazos laborales y afectivos con otros compañeros e intentando encajar en un mundo que le resulta extraño. Esta parte es sin duda la mejor del filme, en la cual a través de distintas circunstancias que resultan muy entretenidas, presenciamos cómo va adquiriendo experiencia y madurez, para acabar, a pesar de sus dubitativos inicios, convirtiéndose solventemente en una enfermera graduada.

Derivará entonces la historia en un poco desconcertante ambiente de intriga con tintes de cine negro, al ser la protagonista destinada a trabajar en una casa alta sociedad, al cuidado de dos niñas que han enfermado en extrañas circunstancias. Es un cambio argumental abrupto, casi metido con calzador, ya que cuando pensábamos que la historia era una loa de homenaje a las enfermeras, nos descubrimos de repente temiendo por la vida de la protagonista envuelta en un complot entre un chófer chulesco y violento, compinchado con un médico de prácticas sospechosas lleno de tics nerviosos, que se benefician de la actitud condescendiente por inacción de una madre sumida en el alcoholismo.

Ojalá la historia hubiese seguido desarrollando y madurando su propuesta inicial, realmente más coherente y mejor expuesta, pero la base literaria en la que se basa tiraría por ese camino, y por ahí siguió el guionista y toda la troupe tras él.

Como cabía esperar, la presencia de Barbara Stanwyck resulta lo mejor de largo, es dueña absoluta de la pantalla y eso que se le notan virtudes por pulir a esa edad, pero derrocha personalidad y carisma en un perfil de personaje femenino en apariencia frágil que progresa a base de coraje y constancia, el cual es habitual en su filmografía en esos años. A su lado esta vez luce también Joan Blondell, fabulosa en su rol de amiga y compañera de trabajo, que mantiene el tono elevado con desparpajo y química evidente entre ambas.

Se nota, y bastante, el tono precode de la producción, no sólo por las continuas apariciones de las chica en ropa interior, sino por algunos aspectos que se muestran de la decadente alta sociedad en la que se mueven los personajes en esa segunda parte de la historia: las fiestas regadas de alcohol, las burlas irreverentes hacia la preocupación de la enfermera, la violencia machista del personaje de Clark Gable, o detalles como el primer consejo que recibe a su llegada al hospital para empezar las prácticas, “búscate un enfermo rico”.

En resumen, una historia irregular y poco verosímil, con un final extraño (hoy dirían que “anticlimático”), que resuelve los conflictos “fuera de campo”, acaba llegando a buen puerto gracias al ritmo diligente de Wellman, que ya desde la sensacional escena inicial con la toma subjetiva dentro de una ambulancia serpenteando por las calles de forma vertiginosa, nos avisa que no habrá pausa en lo que se nos muestra.

El director hace lo que puede con un argumento irregular, pero entre su buen hacer y la magnífica aportación actoral, hacen que la película no sea un desatino.
Orson_
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