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Tenías que ser tú

Comedia Victoria Stafford (Ginger Rogers) es una joven de familia adinerada que ha dejado a tres novios plantados en el altar. Después de comprometerse por cuarta vez al creer haber encontrado por fin al hombre adecuado, tiene un extraño sueño que lo complicará todo. (FILMAFFINITY)
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
8 de noviembre de 2006
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Rudolph Maté y Don Hartman, debutantes en la dirección, procedentes de otros oficios. Maté era un afamado director de fotografía ("Gilda", 1946) y Hartman había elaborado diálogos cómicos para Bop Hope y Dany Kaye. Basada en un argumento de Don Hartman y Allen Boretz, se rodó en exteriores de NYC y en plató, con un presupuesto relativamente holgado. El productor fue Don Hartman.

La acción principal tiene lugar en Maine y NYC en 1946/47, a lo largo de varias semanas. Narra la historia de Victoria Staffort (Ginger Rogers), de 26 años, alegre, simpática, hija única de un magnate neoyorquino, Horacio Stafford (Percy Waram), que ha rechazado a tres novios "in extremis" y está a punto de rechazar al cuarto, por razones poderosas que desconoce. Una mezcla de sueños y realidad le permite descubrir su verdadero amor.

La película suma psicoanálisis, fantasía y comedia disparatada. En los primeros años de la Posguerra, el cine recurrió con frecuenica a aportaciones del psicoanálisis para explicar fenómenos extraordinarios, de carácter positivo o siniestro. Victoria se debate entre los deseos de casarse y una fuerza interior que le impide hacerlo. En sueños se le aparece un extraño personaje, vestido de indio, sin nombre, al que ella llama George Macassin (Cornel Wilde), creado por su subconsciente como encarnación de su amor ideal. La acción se desarrolla con la rapidez y agilidad propias del screwball y se basa en situaciones hilarantes por su carácter insólito, exagerado o extravagante, malentendidos, confusiones e intervenciones inoportunas, que se enmarcan en un contexto de lujo y opulencia. La protagonista luce un vestuario y tocados exageradamente esplendorosos, que reflejan, no sin ironía, las manifestaciones de la última moda femenina. Es interesante la colección de últimos modelos de coches de lujo que se ven y su contraste con la vetustez de los vehículos del parque de bomberos. La casa de los padres, emblema de una posición económica elevada, conserva los gustos coloniales por las grandes escalinatas, los halls amplios y las estancias desmesuradas, decoradas con columnas y capiteles románticos. Pronto los gustos a la moda imponen cambios en la concepción más funcional de la vivienda de los poderosos. El recurso de Johnny a su condición de varón para ocupar en la pareja y en la familia un lugar de superioridad se explica en términos irónicos y humorísticos, acordes con los cambios sociales derivados de la IIGM.

La música, de aires románticos, en ocasiones adopta tonos que realzan la comicidad de la acción, como el ritmo vertiginoso del movimiento apresurado de las personas en la Estación Central. La fotografía, en b/n, ofrece un recital de sabia narración visual. El guión se vuelca en la comicidad verbal, como el recuerdo del affaire de Horacio con una corista en París. La interpretación de Rogers es adecuada y convincente, en un papel muy a su medida. La dirección crea una obra entretenida, de ritmo intenso y regular.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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