Un atraco de ida y vuelta

Pocas películas hizo ya el gran Edward G. Robinson después de esta. Pero ni él ni los otros grandes actores hacen creíble la historia de la película. Especialmente del modo como se fugan de la bodega, (que da un vuelco a la historia porque pone en alerta a la policía) y que el director no se preocupó de darle un poco más de sofisticación a la huida.
Esto es lo menos creíble de toda la película.
Vale la pena verla si quieres ver esa mezcla de actores españoles con italianos y norteamericanos. Ver Mallorca sin tanto tráfico y aglomeraciones. Y escenas del aeropuerto en aquellos tiempos en que era impensable secuestrar un avión ( siempre pienso en esto cuando veo un aeropuerto filmado en los 60, 70 u 80). Hoy en día da miedo acercarse a uno de ellos.
También vale la pena verla por los dos desnudos(o destapes) parciales que salen. Cosa rara por los años 60 y la censura.
Tiene la película un tonto final, poco creíble como toda la película. Pero bueno... prefiero ver estas películas que las que ponen hoy en día llenas de violencia, demasiados efectos especiales, y que cuando acabas de verla estas hecho polvo mentalmente.
En definitiva es una película para algún nostálgico y para el recuerdo.

Este podría haber sido un buen título para esta infumable comedieta de atracos.
Edward G. Robinson, gran actor que fue y de memorable recuerdo hace lo que puede al igual que los destacados secundarios, pero el pobre y triste guion no da para muchos lucimientos.