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Amigos por la vida

Comedia. Drama Giorgio es un poeta que se acerca a la barrera de los 90 años de edad olvidado por todos y enfermo de Alzheimer. Alessandro es un veinteañero que pasa sus días en el bar con los amigos y seduciendo a la madre de su amigo. Obligado por su padre, el chaval acepta a regañadientes un trabajo como acompañante de Giorgio en sus paseos vespertinos por el parque y por las calles del Trastevere, donde viven ambos.
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
17 de julio de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El actual cine italiano siempre ha visto los aspectos sociales con una mirada crítica. En los últimos años esa mirada se ha transformado casi excluyentemente en una mirada sobre la familia a través de la cual finalmente observa la conducta social. Amigos por la Vida no es ajena a ello. Muestra cambios preocupantes en la sociedad moderna que afectan sin duda la unión familiar a la vez que resignifica el papel de nuestros mayores en la formación de nuestros hijos y nietos.
Estamos ante una historia de vida que nos relata el encuentro entre un joven socialmente perdido con una vida casi marginal y un anciano enfermo de Alzheimer. En principio, la película es un retrato de dos personas completamente opuestas, pero en una segunda lectura, es la historia del encuentro de dos hombres que se terminarán ayudando uno al otro.
La película es también un retrato de una parte de la juventud de esta época a través de la descripción de un grupo de cuatro amigos que son buenos para nada. Jóvenes desocupados que no tienen nada que hacer, que siempre están en grupo, se emborrachan y drogan, roban baratijas inservibles o comenten pequeños hurtos para zafar un par de días, o simplemente para molestar al prójimo.
Por otro lado muestra un cuadro de situación familiar cuyas características marginales da lugar a la descripción anterior. Casa con poco espacio. Muchacho que se crió sin madre (murió cuando el niño tenía dos años). Padre que vive de changas, ahora conviviendo con una mujer extranjera. Un cuadro de situación que describe serias necesidades económicas y afectivas.
El muchacho comienza a tomar conciencia que debe abrirse paso. Responde a un aviso en donde se necesita hombre joven que acompañe a un anciano enfermo. Ese anciano que padece Alzheimer es su opuesto en todo sentido. Es un hombre educado, un poeta que ha estado en la segunda guerra, ha sido profesor en la universidad y desde hace unos años está viudo de una mujer con la que convivió toda su vida.
El encuentro entre estas dos personalidades tan diferentes dará lugar un cambio radical en la realidad de ambos. Por un lado, el anciano volverá a recuperar parte de su vida perdida, y por el otro, el joven encontrará un referente, un hombre que ha llevado una vida y construido una obra, y que ahora puede predicar con el ejemplo.
Francesco Bruni, con una prolífica vida de guionista desde 1991 y con tres films como director, de los cuales este es el primero que se estrena comercialmente en Argentina, ha dirigido con la suficiente solvencia esta historia dándole un ritmo entretenido, logrando llamar la atención del espectador sobre los planteos tanto individuales como sociales que describe el film. Bruni pasa de la descripción de los personajes y de la situación social al cine de aventuras casi sin advertencias, y transforma al film en una especie de alocada road movie no exenta de honesta emotividad manteniendo siempre el equilibrio narrativo y el interés del espectador en lo que está narrando. La escena del joven y del viejo sentados juntos en un banco de una estación solitaria esperando la llegada de un tren local es absolutamente conmovedora. Es la imagen misma de dos almas que han encontrado un camino que paradójicamente significa el final del recorrido.
Destacan en la actuación Andrea Carpezano como Alessandro, el joven que toma conciencia, y Giuliano Montaldo en el rol del anciano Giorgio. Cabe acotar que Montaldo es, además, el gran director que en los ´70 dirigió tanto Sacco y Vanzetti como Giordano Bruno, dos películas italianas que recorrieron el mundo marcando el extraordinario momento del cine italiano de aquella época.
Charly Barny
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26 de julio de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tema del vínculo generado entre un paciente discapacitado, enfermo o anciano y la persona que lo cuida, ha sido abordado por muchas películas, con variaciones en la personalidad, el sexo, las dolencias y el resultado final de la relación entre ambos. En esta película, cuyo argumento se inspiró en hechos vividos por el padre de su director, la relación entre un joven desocupado que accede a cuidar a un anciano con Alzheimer discurre con toques humorísticos matizados por unos pocos momentos dramáticos, incluyendo algo de suspenso y aventura.
Más del argumento se reseña en unas cuantas críticas, por lo que terminaría la mía diciendo que es una película entretenida que tiene un buen nivel actoral.
Sin embargo, aunque no haya sido el mensaje principal que quiso dejar el director, debo decir que me impresionó la tremenda ignorancia de los personajes jóvenes de la historia: no saben hechos de la historia relativamente reciente de su país, ni conocen aspectos geográficos básicos, les cuesta darse cuenta qué planteo tienen que hacer para despejar una incógnita de simple resolución y cuando finalmente lo descubren apelan a una calculadora para hacer una resta sencilla. A esto agrego la falta de objetivos de sus vidas y menos aún de ideales. Lo que mas duele de este cuadro es que no corresponde a una particularidad social regional o aislada, sino que en muchos países (también el mío), incluso del primer mundo, hay varios sectores de la sociedad con las mismas falencias, producto de un deterioro progresivo de la educación, con los peligros para la humanidad que ésto significa.
Dora
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23 de agosto de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
SI bien el cine italiano de los últimos años dista bastante de tener el peso de los grandes clásicos, sabemos que en ocasiones puede darnos una alegría. Bajo esa perspectiva, "Amigos por la vida", tercer largometraje del director oriundo de Roma Francesco Bruni (Sus películas anteriores son "Scialla!", y "Noi 4"), se presenta como una propuesta amena, con el detalle nada menor de tener como protagonista al grandísimo Giuliano Montaldo, quien fuera realizador de una cinta emblemática del cine italiano y mundial como lo es "Sacco e Vanzetti".

En "Amigos por la vida" Montaldo interpreta en alguna forma a quien sería el personaje central de esta historia, hablamos de Giorgio, un hombre de 85 años de edad afectado por el Alzheimer, quien en su momento fue un poeta respetado, pero que en la actualidad está más próximo al olvido. Es un hombre aquejado por la soledad que necesita de una compañía. El otro personaje clave de este relato es Alessandro (Andrea Carpenzano), un joven de 22 años que pasa la mayor parte de su tiempo con amigos, sin un rumbo fijo, mientras anda a escondidas intentando seducir a la madre de uno de ellos. Será su padre, al verlo en una instancia poco productiva y que no le cae en gracia, quien le sugiere realizar la labor de acompañante del anciano, tarea a la cual se niega en un comienzo, pero que su padre insiste en que cumpla. Pese a los inconvenientes que surgirán en un comienzo, Alessandro forjará cierto vínculo con Giorgio, quien al margen de algunas mañas, y su problema de memoria, resulta ser un hombre agradable y que encierra ciertos misterios, que llevaran a Alessandro a interesarse más por su historia, y terminará cooperando en reforzar dicho vínculo.

Bruni en "Amigos por la vida" nos presenta una comedia con algunos elementos tradicionales de género, pero a la vez dotada de cierta inteligencia, y una serie de pasajes que llevan a las risas naturales. Uno de los factores elementales a la hora de dar fuerza al filme será la actuación de Giuliano Montaldo, siendo ciertamente sobresaliente y encantadora, mientras que el joven Carpenzano, así como el resto del elenco, cumplen con los roles que les son otorgados. A medida que avance el filme, los elementos de drama se entrecruzarán con la comedia, y eso alimentará aún más el logro en sí de la película, que entre una escena y otra, se irá desviando hacia un entramado más típico del relato dramático, cargada de una emotividad palpable. No exenta de ciertas reminiscencias a "Amigos Intocables", de la dupla Nakache–Toledano, y "Mis Tardes con Margueritte", de Jean Becker, plasma determinadas virtudes que van más allá de las citadas, alejándose de ser una mera copia. No obstante, vale remarcar que es cierto que la historia lleva a ciertos lugares comunes, presentándose quizás sin muchas sorpresas, y que la originalidad no es el elemento fuerte de Amigos por la vida, pudiendo decir que respeta las estructuras de los géneros que aborda, pero esto no hace que el filme esté mal, ni sea desacertado, en absoluto, ya que goza de una realización muy efectiva, y funciona con todos sus cometidos.
Manuel Esteban
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