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The Addiction

Terror La estudiante de filosofía Kathleen Conklin (Lily Taylor) es mordida por una mujer vampiro (Annabella Sciorra), lo que provoca cambios decisivos en su persona, convirtiéndose en una yonkie ávida de sangre para calmar la insaciable sed que la atenaza. Incapaz de rebelarse ante su nueva condición vital que la domina por completo, la desconcertada joven buscará comprender el auténtico alcance del fenómeno, al mismo tiempo que intervendrá ... [+]
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
13 de diciembre de 2011
29 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Adónde van los vampiros? Al infierno, en el cielo no los quieren. ¿A que ideología político/filosófica se adhieren los vampiros? A que el mundo evoluciona pero los no-muertos ya no pueden por su condición atemporal. ¿Cuál es su verdadera naturaleza? Pues dependerá del director de turno y sus respectivas inquietudes volcadas sobre uno de los temas fantásticos más manidos de la humanidad.

Libro trás libro, The Addiction se va construyendo peldaño a peldaño siguiendo las tesis y/o teorías filosóficas más en boga. Está hecha con una enciclopedia básica bajo el brazo. Podrán decir que es pretenciosa, y quizás algo de razón tengan. Pero a mí me ha parecido una fría y seca cátedra académica con buenos recursos formales, nada más. Los actores salvan el palabrerío con puro y duro compromiso, con sus gestos y miradas: saquen a los actores y The Addiction se puede confundir tranquilamente con una tesis doctoral basada en la fusión de ideas. Tengo mis fundamentos para decir ésto: ninguna de las ideas expresadas se impone como visión definitiva del mundo mostrado, salvo que la sociedad está perdida en sus propios vicios. Pero para demostrar eso no hace falta ninguna tesis filosófica: basta con abrir la ventana y ver a tu alrededor.

Por cierto, algo se repite con sospechosa insistencia: que el vampiro es, básicamente, un ser pecador. O sea: drogarse es pecado. Por algo The Addiction alude siempre a las drogas, y a cualquier asomo de transgresión en tanto camino equivocado. Eso no es filosofía, eso es bajada de línea pacata y conservadora.
Juan Rúas
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26 de agosto de 2013
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película bizarra, cruda, y voluptuosa que parece recorrer el género y pasarlo por la batidora posmoderna (¿?).
La fotografía en blanco y negro oscila entre lo tosco y la potencia estética, con algunos momentos retro, autoconscientes, recreando una atmósfera opresiva y amenazante; incluso enfermiza y enloquecedora, lo cual nos puede llevar a pensar en la subjetividad de todo el relato.
La estudiante de filosofía Kathleen Conklin (Lily Taylor) es mordida por una mujer vampiro (Annabella Sciorra), lo que provoca cambios decisivos en su persona, convirtiéndose en una yonkie ávida de sangre para calmar la insaciable sed que la atenaza (Filmaffinity).
Lily Taylor compone un personaje siniestro, que parte de la inocencia y el asombro ante la maldad , pero que evoluciona hacia el relativismo moral, al decadencia y el entendimiento de la naturaleza humana como generadora del mal.
Si bien esta actriz ha venido interpretando a personajes atormentados , raros o marginales -la perturbada y clarividente Valerie Solanas en Yo disparé a Andy Warhol (Mary Harron. 1996), una depresiva Ann en Cosas que nunca te dije (Isabel Coixet. 1996) o una sensible y tímida Nell en un título puramente de género como es The Haunting (Jan De Bont. 1999)-es sin duda el de esta película el más extremo, sádico y preclaro.
El buen ahcer interpretativo se completa con el trabajo de Annabella Sciorra y Christopher Walken, como dos alternativas vampíricas; la del autocontrol y la edonista, con las cuales se confronta la protagonista. En el caso de Walken, únicamente con una escena consigue pintar un personaje con fuerza y trasfondo, sobrenatural y cercano a la vez. Annabella Sciorra tiene más minutos en pantalla para desarrollar su arquetipo y resulta seductora, cruel y determinante.
Ahora bien, la película no es lo que en un primer momento podría pensarse de ella. Indudablemente es un filme de vampiros independiente y distinto: las escenas de violencia son contadas, aunque crudas, la sensualidad, el sadismo, la hemofilia y el malditismo están muy presentes, y la condenación que supone el vampirismo a través de la adicción resuena constantemente en la historia, pero funcionan para explicitar referencias filosóficas (Kierkegaard, Sartre y otros) y construir una tesis sobre la naturaleza del mal y la condición humana (De nuevo, Anticristo, de Trier).
El ritmo de la narración y la fuerza visual consiguen que el contenido conceptual de la película nos inunde y nos transforme, perturbándonos, aun desconociendo las referencias filosóficas; de esta manera la película podría funcionar también como vampiro.
Sin embargo, no creo que sea una película redonda más allá de su propio estilo. A falta de un revisionado, diré que es en el resultado estético, en la propuesta actual y la construcción de los personajes, donde me seduce realmente la película.
Le daré otro vistazo.
looepz
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9 de noviembre de 2007
27 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta Ferrara. Y me da igual que algunos le tachen de basura, de pretencioso, o que me puedan tachar a mi de flipado moderneta, de cultureta que no tiene ni idea del verdadero cine y blablabla...Paparruchas. Ferrara es uno de los cineastas más valientes de la última época, que por lo menos muestra una visión personal y única (y pretenciosa, vale) de lo que nos rodea.

Ciñéndome a la película...Para mí es la mejor de todas las suyas que he visto. Su particular modo de ver los cánceres y los peligros de la sociedad que acechan en cualquier esquina, en cualquier callejón. En esta sociedad el peligro está a la vuelta de la esquina, parece querer decir casi nada más empezar, donde esa vampiresa salida de la nada contagia a la protagonista. Pero, ¿acaso la convierte en un vampiro? No lo creo, simplemente es una víctima más de la sociedad, de la droga, de la religión, de la marginalidad, de la pobreza cultural y del cáncer cerebral que azota el mundo...

Podríamos definir la película como "de vampiros". Si, en ese caso es la obra maestra de vampiros moderna, por encima de cualquier otra obra barroca y sin duda más pretenciosa que esta, como las versiones de Drácula o las famosas y petulantes entrevistas con el vampiro. The Addiction es un filme terrorífico, claustrofóbico (a lo que ayuda su imponente blanco y negro). Es una película salvaje que además de aludir a los instintos más primarios se pregunta sobre ellos. Incluso en ciertos momentos podría parecer una película de zombies, con todos esos vampiros sin control abalanzándose sobre los inocentes. Incluso podría ser gore en su parte final (gore suavecito, no vayáis a pensar) con esa matanza brutal en la casa... Pero sobre todo es filosófica, desconcertante y opresiva, con ese ambiente malsano que tanto le gusta al director y que le da un empaque de desasosiego constante.

Aquí no hay poderes hipersobrenaturales, ni grandes castillos, ni vampiros elegantes, ni doncellas ni pollas on ollas. Lo único que hay son calles oscuras, gente desorientada, preguntas sin respuesta, mucha oscuridad y mucha reflexión sobre los cánceres que le van saliendo a la sociedad según evoluciona. Y de la misma forma que la protagonista se convierte en uno de esos cánceres por culpa de todo lo que le rodea, busca sin cesar a víctimas, pero también a aquellos que se han convertido en lo mismo que ella...

Terrorífica y magistral, de una personalidad arrolladora y que te mantiene con un mal gusto constante a lo largo del metraje, lo cual puede que a muchos no les guste y prefieran los mordisquitos en el cuello floquitos y mierdosos de toda la vida. The Addiction es un paso adelante, no sólo en el microgénero vampírico (si es que se le puede encasillar ahí), sino en el terror en general.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Patomelon
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25 de noviembre de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Guste más o guste menos, es la película acerca de vampiros que se aleja más del género, de hecho la considero más una cinta agobiante sobre la naturaleza humana que de terror sangrienta, lo de convertirse viene siendo una excusa para recrear el pecado, una excusa para mostrar una película oscura, sensual y callejera, y es que aunque Ferrara se salga de lo que acostumbra deja su huella, ya que presenta un alto contenido crítico sobre el sistema, religión, ciencia y, como no, una estudiante de filosofía para impregnar la obra de diversas referencias hacia el horror humano, el símil de la sangre como droga, la rebeldía y la falta de escrúpulos, las personas se mueven para satisfacer sus necesidades, acaban siendo exclavas de sus vicios, se pierde el control, desparece la voluntad; un final algo confuso pero una genial interpretación del mal, del dolor que se ha causado y de la necesidad de hacerlo.
stikma
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10 de diciembre de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la introducción de El almuerzo desnudo,Burroughs describía la adicción a la droga como “un molde de monopolio y posesión”,definiendo la droga como origen de un virus maligno que convierte al adicto en portador y rostro del “mal”, un ectoplasma dispuesto a robar, engañar, mentir o vender a su madre con tal de satisfacer el “álgebra de la necesidad”.
Es bajo este prisma que en The Addiction, Ferrara recicla la mitología del vampirismo proyectándola como feroz metáfora de esa Maldad con mayúsculas que habita como un parásito dentro del ser humano y al mismo tiempo como encarnación brutal y deshumanizada de la adicción a la droga y traslación material del Pecado. Las imágenes de cadáveres ( Vietnam, campos de concentración…)que aparecen a lo largo de la película no hacen sino reforzar la tesis de la visión de Ferrara sobre la condición humana: el hombre/vampiro/yonki como surtidor infinito de ruina moral, generador de muerte y vacío,incapaz de frenar su repugnante hambre, su ansia insaciable de horror y dolor.
Los vampiros de esta cinta recitan de memoria a Kierkegaard y a Sartre, vagan por la ciudad como si se tratara de un abismo insondable y sienten un vacío existencial que ni siquiera la sangre es capaz de satisfacer. Excesivo, discursivo y petulante ad nauseum, Ferrara ofrece como única y posible solución para la salvación de nuestras almas el arrepentimiento, la expiación de la culpa, es decir, la religión, el catolicismo, como única fórmula posible para el perdón de nuestros diabólicos pecados,vía de luz (cruz) y redención.Porque como síntesis ramplona y en términos accesibles:“No somos malos por el mal que hacemos, más bien hacemos el Mal porque somos malos”.
A pesar de todo ello y por ser incómoda, desagradable, extraña en su ritmo y en sus formas , es de necesario visionado para todos aquellos seres que necesiten una buena ración de bajona.
Tokio ya no nos quiere
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