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El médico de la mutua

Comedia El Doctor Guido Tersilli ha tenido que claudicar y solicitar el ingreso en la mutua. Una vez dentro, al no tener muchos medios económicos, le resulta muy duro conseguir pacientes mutualistas. Así se instala en la zona de la ciudad con menos médicos de la mutua y, gracias a la ayuda de su madre y su novia, poco a poco conseguirá hacerse con pacientes... Comedia en forma de ácida crítica sobre el funcionamiento de la Sanidad Pública ... [+]
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Críticas ordenadas por utilidad
1 de febrero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No comprendo el olvido cinéfilo de esta excelente comedia satírica sobre la corrupción médica. No sólo los políticos, los jueces o los empresarios persiguen fines distintos a los proclamados. También la medicina está afectada por la misma contradicción egoísta. Y ya que hoy no se denuncia a través del cine la distancia que va desde la teoría a la práctica en el campo de la sanidad, resulta necesario encontrar en el cine clásico una crítica honesta e inteligente sobre el tema.
Este film de Luigi Zampa es uno de los que mejor expresan los intereses creados y el afán de lucro y triunfo social de la profesión médica. Y hay que agradecerle que lo haga con humor, pues en caso contrario resultaría insoportable reconocer que nuestra salud, en no pocas ocasiones, está en manos de medradores que explotan la ignorancia del paciente en beneficio de su carrera.
El doctor Guido Tersili (Alberto Sordi) se estrena en la Mutua, la seguridad social italiana, y con su simpatía va captándose mutualistas. Pero son siempre insuficientes para lograr un buen sueldo. Empujado por su madre y justificado porque sus colegas hacen lo mismo, se dedica a la inmoral caza de pacientes, sea haciendo la corte a la vieja esposa de un galeno moribundo, sea traicionando a su novia, sea facilitando clientes a especialistas e incluso difamando a otros compañeros de profesión.
Si en principio atendía bien a los mutualistas, dedicándoles todo el tiempo necesario, al final les dedica sólo unos segundos con tal de sumar más y más visitas y, por tanto, más y más dinero.
No sólo se alude a los médicos, también a no pocos enfermos que se venden a cambio de obtener recetas y otros beneficios.
Ingeniosa, divertida y triste al tiempo, consigue hacer pensar sobre un hecho que conocemos todos: que la sanidad es un negocio como otro cualquiera.
Luciano Salce hizo una segunda parte un año después, "El médico de la Mutua II", algo más disparatada, pero igualmente eficaz. En ambas la personalidad y el talento de Sordi dominan el film, junto a la idea de que el juramento de Hipócrates puede llegar a convertirse en un adorno inútil colgado en la pared de una consulta.
Luis
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