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Pico Reja, la verdad que la tierra escondeDocumental

Documental En el cementerio de Sevilla sigue cerrada en 2020 la fosa común de Pico Reja, que se estima que puede albergar a más de 2000 víctimas civiles de la represión franquista. En esta película la apertura de la fosa nos lleva a través de su propia historia (incluso descubriendo nuevos hechos no documentados) en un relato enraizado en el presente que se entreteje, además, con el encuentro entre la cantaora Rocío Márquez y el poeta Antonio ... [+]
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
19 de septiembre de 2022
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El filme documental se centra en el foco en la fosa común Pico reja, una de las 707 fosas andaluzas donde se estima encontrar más de 2.000 cadáveres de represaliados por el franquismo y que ha sido exhumada recientemente en 2020 en uno de los cementerios sevillanos. Así, asistimos a una necesaria obra audiovisual que, desvinculándose de lecturas políticas, pone en valor la Memoria Democrática no solo sevillana, sino de una España en deuda con las víctimas de estos abusos.

Este filme lo pude ver gracias al Ciclo `Memoria en 24fps´ que organizó la Cátedra de Memoria Democrática de la Universidad de Córdoba en colaboración con la Diputación de Córdoba -Delegación de Memoria Democrática- y con la Asociación cultural CineCercano el pasado miércoles 14 de septiembre. Estuvieron presentes en el debate posterior a la proyección los directores de la obra Remedios Malvárez -Alalá (2016) y Menese (2019)- y Arturo Andújar -guionista y productor de Alalá junto a Malvárez y productor y montador de Menese- junto a Antonio Manuel -escritor, poeta y compositor- y Rocío Márquez -cantaora-. En primer lugar, Pico Reja se podría resumir diciendo que se trata de una obra audiovisual, “una reconstrucción del recuerdo que trata de crear un espacio para la reflexión, que analiza el pasado y las claves para comprender el presente”, tal y como indican los propios directores.

En Pico Reja, Malvárez y Andújar se centran en la fosa común homónima, la mayor abierta -700m2- en Europa occidental desde Srebrenica -Bosnia Herzegovina-. Va a ser a través de los huesos de estos cruelmente asesinados mediante los que se trate de coser un poco de las heridas que dejó el periodo franquista y es que “abrir la fosa de Pico Reja es una deuda pendiente con la memoria de los represaliados y con la propia historia de este país” como señala Andújar.
Una obra documental que no por ello deja de lado la narración y estética cinematográfica, encontrando, por ejemplo, un uso de imágenes encadenadas de cierto modo poético -secuencias en las que se deja reflexionar al espectador y la espectadora- o un formato de narración que va a seguir los diferentes testimonios orales que nos vamos a encontrar no solo de los familiares de las víctimas, sino de diferentes expertos -historiadores, arqueólogos y forenses, entre otros-. Asimismo, se va a utilizar el material archivístico -fotográfico, videográfico y radiofónico- no como elemento principal sino como complemento, encontrando que la auténtica protagonista de la historia es Pico Reja. La fosa es, por tanto, la auténtica protagonista de esta película, y desarrolla su propio relato, incluso descubriendo nuevos hechos que no estaban documentados a través de este material de archivo.
La información que se nos va transmitiendo a lo largo de la obra no solo nos habla de las fosas comunes como pruebas del exterminio franquista -recordemos que las fosas del Cementerio Municipal sevillano cuentan con más de 14.000 cuerpos de los cuales más de 4.500 son represaliados del Régimen-, sino también de los diferentes campos de concentración como el Parque de Corchuela donde se sometía a estos `libertos´ -esclavo liberado-. Libertos se ofrecían a trabajar en las nuevas obras del Régimen para el conocido como `Canal de los presos del bajo Guadalquivir´ con tal de respirar un poco de aire puro durante unas horas y no morir de hambre en la cárcel.

Y es que, cabe recordar que, solo en Andalucía encontramos 45.566 víctimas por fusilamientos -un tercio de las víctimas españolas-, en un lugar en el que la guerra civil no llegó de primera mano pero sí el exterminio. Es de todos conocido la masacre que provocó la dictadura argentina o la chilena pero en España no nos quedamos atrás, siendo en este sitio, Andalucía, donde más de 100.000 desaparecidos dejó la represión franquista, más incluso que la dictadura chilena y la argentina juntas, un dato escalofriante.
Cabe hacer hincapié en que este ensañamiento no solo era ejercido ante los hombres, sino ante las mujeres -madres, esposas y/o hermanas de las víctimas-, encontrando, por ejemplo, el caso de Angustias contado por Javier Delmás Infante, nieto de Blas Infante -conocido ideólogo del andalucismo fusilado por las tropas de Queipo de Llano-, la cual fue condenada tres años después de la muerte de Blas a pagar 2000 pesetas de multa.
En este sentido cabe señalar que, tal y como recordó Malvárez en el debate posterior a la proyección del filme, recientemente el pasado 3 de junio, gracias a la labor de personas como Fernando Serrulla -antropólogo forense- y Juan Miguel Baquero -documentalista y periodista especializado en Memoria Histórica y Derechos Humanos-, se ha hallado en algunos cuerpos presentes en Pico Reja, restos de metales pesados que han servido para demostrar que se tratan de cadáveres de la famosa `Columna Minera´, un cuerpo de voluntarios onubenses que acudió a Sevilla el 18 de julio de 1936 para defender la II República y que fueron masacrados a manos de las tropas de Queipo de Llano.

“El miedo genera silencio y el silencio genera olvido”. Esto es lo que nos señala Antonio Manuel mientras conforma una Nana a medias junto a Rocío Márquez; una nana que no solo se va a convertir en la canción principal del documental, sino que vamos a poder vivir un proceso de creación y de reflexión a través de ella, siendo “una nana para despertar en lugar de para dormir […] despertar la memoria es presente el recuerdo es pasado, sobre lo que pudo ser y no fue”.

Leer spoiler:

Artículo en: https://paradigmamedia.org/pico-reja-deuda-pendiente/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nati Serena
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17 de marzo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Pico Reja” de Remedios Malvárez y Arturo Andújar es, si no la mejor, una de las mejores películas documentales que he visto en mi vida. Y, sin duda, la que más me ha emocionado y perturbado a partes iguales. “Pico Reja” debería ser de visión obligatoria para toda la ciudadanía porque el objetivo que se marcan sus creadores, romper definitivamente el silencio impuesto que lo ha tapado todo, merece esa oportunidad para intentar hacer de éste un Estado digno alguna vez.

“Pico Reja” no habla sólo de la más terrible de las ocho fosas comunes que existieron en el Cementerio de San Fernando de Sevilla (algunas hechas desaparecer a propósito), una de las 707 existentes en Andalucía, sino de la ignominia de no dar sepultura adecuadamente a los represaliados en las mismas entrañas del lugar donde se desarrolla la cultura que honra a nuestros muertos como parte capital de nuestra cultura.

Para mí, lo más importante de “Pico Reja” es que insiste en aclararnos lo que hay que recordar una y mil veces: quienes fueron asesinados y echados por las fauces abiertas de aquella ignominiosa fosa común no fueron víctimas de una guerra. Eso es mentira. Porque en Sevilla no hubo Guerra Civil, dado que desde el minuto primigenio fue zona nacional. En “Pico Reja” no hay una sola víctima de la guerra, sino de un genocidio consumado por uno de los mayores criminales fascistas de la historia de la humanidad: Gonzalo Queipo de Llano (hasta hace nada, recibiendo honores en la Basílica de la Macarena). No son víctimas de una guerra, sino de las “limpiezas étnicas” del fascismo que hoy están más de moda que nunca.

“Pico Reja” también hace historia: historia de una República que intentó hacer moderno un Estado que nunca quiso serlo; de una Guerra Civil a la que se denominó rebeldes a los que defendían la legalidad democrática frente a los fascistas golpistas; de cientos de miles de víctimas que aún hoy yacen en cunetas sin identificar en Andalucía a cientos de miles, no víctimas de una guerra, porque aquí no hubo tiempo de hacer la guerra, sino de uno de los mayores genocidios perpetrados en la historia de Europa; de un padre de la patria andaluza, Blas Infante, que fue asesinado, como tantos otros, sin juicio previo alguno, en mitad de la Carretera de Carmona y su cuerpo, presuntamente, echado como basura en las entrañas de esta fosa común; de un franquismo que, a través de la educación, dio la vuelta a la verdad y formó a generaciones en torno a mentiras insostenibles que aún hoy siguen en pie (como siempre digo, ¡Qué largo se me está haciendo el franquismo!); de una transición tramposa que no lo fue, sino más bien claudicación-transacción donde unos cedieron todo para que otros no cedieran nada; de una sociedad actual que desconoce absolutamente lo ocurrido, que es analfabeta respecto a lo sucedido.

Y todo ello lo hace “Pico Reja” con una belleza exquisita: a través de dantescas imágenes del NODO de la época, de sensibles entrevistas a los descendientes de las víctimas del holocausto fascista en lugares de infausto recuerdo y, sobre todo, a través de las conversaciones entre el poeta Antonio Manuel Rodríguez Ramos y la cantante Rocío Márquez mostrándonos la creación de una bellísima canción de recuerdo y homenaje a las víctimas, “Nana a medias”, que os recomiendo encarecidamente que escuchéis.

Son 92 minutos épicos y éticos que elevan el cine como arma moral frente a una sociedad enferma.
Sergio Berbel
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14 de diciembre de 2022
0 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debe ser claro para cualquier demócrata que la anomalía histórica de este país no se superará mientras no se haga justicia a las víctimas del bando perdedor de la guerra civil. El bando ganador tuvo la oportunidad de enterrar a sus muertos, que sin duda los tuvo, y se benefició de una generosa amnistía que los perdonó de los crímenes cometidos entre 1936 y 1975. Puede parecer ocioso preguntarse el porqué la derecha de este país, todavía tan alejada de la normalidad con la que acepta la democracia y la alternancia la derecha europea, se niega a conceder el pan y la sal a los familiares de los republicanos asesinados, a las víctimas del bando de la guerra que, por mucho que no fuera el suyo, deberían aceptar que fue el que trajo el primer intento serio de democracia a España y que, pese a los muchos errores e incluso desmanes que sus principales dirigentes cometieron, fueron víctimas de una injusta sublevación y una represión atroz. No deberíamos olvidar que España es el segundo país del mundo en cuanto a número de desaparecidos detrás de Camboya, por delante incluso de la Rusia de Stalin y Putin.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
capote
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