Los brujos inocentes

Muchas veces me he preguntado si, durante aquellos años de piedras polacas, los directores hacían la película para aportar algo ellos mismos, o bien para que el bueno de Krzysztof Komeda le enalteciera con su banda sonoroa. Ya no lo digo por esta película que, digamos, pertenece a ese momento de cuando un director decide hacer pasar la cuerda de la comba a ras del suelo, sino porque era ya práctica acostumbrada en aquella época polaca, cuando los muros de Varsovia dependían de los vientos de Moscú...

... por ejemplo, tenemos al bueno de Polański, tan joven en esos momentos que casi nos da vergüenza pensar que fuera tan genial... Si alguien recuerda su debut en un largo con "Nóz w Wodzie", será porque a su memoria llegan los remolinos de la música de Komeda, y no por la vegetación constante de los lagos de Mazury, tan llenos de agua como de tedio... Es así, guste a quien guste, disguste a quien solo saber ver una película, y nunca escucharla...

Volviendo a estos Brujitos Inocentes... Joder, y perdón por el exabrupto, pero vaya conjunto de genios reunidos. Dirige Andrzej Wajda, que ya había dejado algunas perlitas en el cine polaco, adaptando grandes obras, especialmente "Kanal", que es un clásico polaco, o el mismo "Popiól i diament", escrito, por cierto, por el mismísmo Jerzy Andrzejewski. Este tipo es el mismo que co-firma el guión, y habría que dedicarle un par de líneas. En fin, una película no es sólo la banda sonora.

Jerzy Andrzejewski era el escritor de moda. Tan de moda que era el jefe de la panda comunista que por entonces decía quién escribía, y quién no. Fue un tipo de lo más peculiar. El más patriota durante la guerra; el más comunista durante la reconstrucción. Pero, en fin, cosas que pasan, ¿no? Otros se tuvieron que joder y emigraron. A cambio, algunos ganaron hasta un premio nobel, como Milosz, poeta mortalmente bonito y aburrido , pero la mayoría se tuvo que conformar con las migajas del orgullo. Yo no sé muy bien que hace este buscaéxitos Andrzejewski en este guión, porque, la verdad, la historia no tiene nada que ver con los principios cristianos que tanto se empeñaba en defender cuando estaba escondido entre las ruinas de Varsovia, ni con su visión del hombre nuevo de después de la guerra... Quizás lo que buscaba era el pan, el pan del éxito...