Despedida de casada

Juan de Orduña fue un cineasta que supo adaptarse a los nuevos tiempos y su filmografía de los años 60 implica una ruptura con el tipo de cine que le hizo popular. Un ejemplo de ello es este vodevil que fue confeccionado a partir de un guión muy irregular donde predomina una gracia tonta. Los diálogos unas veces son estúpidos y pretendidamente frívolos como en el momento en el que una mujer da a entender que le gustan los hombres de 25 a 30 años y otras veces son bastante chabacanos y de un mal gusto evidente como cuando se habla de unos alimentos que se han tirado a la basura porque olian mal y estaban podridos. Sin embargo la película se salva por unos momentos musicales que tienen bastante interés y que hacen ameno el conjunto de esta obra tan desigual. También ayuda la pareja protagonista a hacer aceptable el resultado. Carlos Estrada ya había demostrado su talento en obras tan inolvidables como "Crimen de doble filo" o "Lola espejo oscuro" y aunque su personaje no está trazado con demasiada gracia él hace lo posible para que el film salga bien. Julissa destaca por una fotogenia que agrada y la gracia que aplica a su personaje sugestionando en algún momento al espectador. La obra está construida a base de anécdotas que a veces tienen cierto encanto.