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Tomie

Terror Después de un trauma en su pasado que ha sido reprimido, una joven está tratando de recuperar sus recuerdos con la ayuda de un psiquiatra. Durante sus sesiones de hipnosis repite el nombre de "Tomie", pero es incapaz de recordar su origen. Mientras tanto, un detective de la policía está investigando una serie de asesinatos brutales, que tienen un punto en común: el nombre "Tomie"... (FILMAFFINITY)
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
30 de abril de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una chica de pelo negro, magnéticos ojos y sonrisa escalofriante que posee un poder aterrador, causa de una maldición cuyo origen permanece desconocido.
No puede morir, y su espíritu condena a aquellos que la intentan asesinar. ¿De dónde viene?, ¿cuál es su cometido?, nadie lo sabe. Únicamente se conoce su nombre: Tomie.

Estamos ante la primera adaptación del famoso manga que hizo célebre a Junji Ito, quien comenzó a escribirlo allá por finales de los '80 y significando un gran impacto en la literatura "mangaka" de terror, no sólo por la creación del ya legendario personaje de Tomie, que influyó a la concepción de otros en muchas futuras obras del "j-horror" (Sadako Yamamura, Asami Yamasaki, Kayako Saeki...), sino por el uso de un macabro suspense de carga psicológica tremendamente bien construido, combinado con grandes dosis de violencia extrema, y un análisis demoledor a la sociedad japonesa, haciendo hincapié en el papel de la mujer en ésta.
Así, el director Ataru Oikawa, quien antes de embarcarse en este proyecto realizó un pequeño film independiente (compartiendo puntos en común con el que nos atañe) y siempre admirando el trabajo de Ito, decidió escribir una historia tomando elementos de varios capítulos de la obra original, situándola años después de los acontecimientos. La película no es una adaptación fiel del manga, aunque encontremos momentos sacados directamente de él, sino más bien una secuela.

Nacida de la costilla de Sadako Yamamura (la inventada por Koji Suzuki, no la de la famosa película de Hideo Nakata), Tomie Kawakami puede que en otra vida tuviera una identidad distinta, pero ahora es una simple chica de colegio brutalmente degollada, llevando la policía el caso de su asesinato, el cual permanece abierto desde hace tres años. Un caso en donde compañeros de ésta acabaron muertos o encerrados en un manicomio y que el detective Harada ve imposible resolver.
Paralelamente, la joven Tsukiko aún padece un trastorno grave de amnesia relativo a un supuesto accidente de tráfico, pero esa amnesia es producto de una fuerza que va más allá de la lógica, y sus terroríficas visiones no la ayudan a recuperar la estabilidad. Lo cierto es que entre ella y Tomie hay una fuerte conexión que las mantiene unidas en esencia, algo que puede esclarecer no sólo el crimen, sino también el misterioso poder que posee para mantenerse con vida eternamente. Así que Tsukiko es la única que puede detenerla...antes de que más personas acaben siendo víctimas de ese ser monstruoso con forma de bella muchacha.

Parecerá que, debido al año en que se estrenó "Tomie", de primeras vamos a encontrarnos con la típica película de "j-horror" idéntica a las otras mil y pico que salieron como churros a finales de los '90 gracias a "The Ring", pero estamos equivocados. Cierto es que, con ella, los de Daiei pretendían hacerle competencia a la Toho, que respaldó la de Hideo Nakata, pero aun compartiendo ciertos puntos en lo que a elementos de terror sobrenatural se refiere, la obra de Oikawa tira por otro camino, y me atrevería a decir que por uno diametralmente opuesto. Lo primero es que la película es muy extraña y también bastante irregular.
Aunque al principio la escena de la cabeza en la bolsa sea de lo más desconcertante la trama se va diluyendo en una especie de drama adolescente mientras se intercala con la investigación del asesinato, pero lo que pasa es que no avanza, se queda atascada. Tenemos a un montón de pintorescos personajes con sus propios problemas apartados del caso hasta que pasa la hora y por fin aparece Tomie en escena; lo que hace el director es cocer a fuego lento los hechos en una atmósfera siniestra y a veces surrealista donde parece combinarse un terror viscoso y turbio en la línea de Takashi Shimizu y un "thriller" psicológico cercano al "Cure" de Kurosawa, dándole al conjunto un tono más suave comparado con el del manga.

Poco a poco vamos averiguando qué es lo que une a las dos protagonistas pero en incógnita se queda el origen, la identidad y el propósito real de Tomie, hasta su sexualidad se presenta ambigua. ¿Es realmente un espíritu inmortal maldito que vaga entre los humanos seduciéndolos y contaminándolos?, ¿quizá una proyección de la mente de Tsukiko?, ¿o puede que su "doppelgänger"? Sí queda claro que el discurso sobre la figura de la mujer presente en el manga de Ito también lo hallamos aquí, encarnado en Tomie.
Poco se puede decir de los protagonistas, porque no son muy agradables, la verdad. El mítico Tomorowo Taguchi y Mami Nakamura resultan detestables y Yoriko Douguchi es un mármol sin expresión ninguna. Los que se llevan mi elogio son Kenji Mizuhashi y esa genial Miho Kanno que da vida a Tomie (elegida expresamente para el papel), cuya capacidad para poner los pelos de punta sólo con sonreír bastaría para hacerle la competencia a la Asami de "Audition".

Con más presupuesto, mejor desarrollo y mejor reparto habría sido una película muy buena. No así se iniciaría una mediocre y eterna saga que iría de mal a peor, con Oikawa encargándose de las entregas 6.ª y 7.ª. No merecen atención (pff, ya no está Miho Kanno en ellas), sin embargo esta primera parte es realmente interesante...puede que la mar de extraña e indescifrable, pero merecedora de un visionado.
Chris Jiménez
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