Piraña

Aquí hallamos el debut de Joe Dante, un interesante (y divertido) director. No creo que permanezca en los anales de la historia cinematográfica (aunque yo considero 'Gremlins' un pequeño clásico), pero desde luego no me cansaré de ver algunas de sus películas, y de reconocer que éste, su debut, es entretenido y levemente reivendicable.

Con la fiebre postiburón aún existente, y claramente inspirada por el peliculón de Spielberg (en temática, en escenas, en el póster...), llegó esta película que usaba a pequeñas pero letales pirañas como auténticos asesinos acuáticos.

Volvemos a ser testigos de cómo un precioso día de baño puede acabar con el agua teñida de rojo. No hay música apasionante ni un diálogo potente o una sólida vertiente dramática ni prácticamente nada digno de permanecer en la memoria, pero no se puede negar que es una película amena, divertida, y con la que nos divertiremos los amantes del sub-género de los bichos varios.

Joe Dante empezó aquí, entreteniendo, pero bien sabemos todos que podía llegar a más.

A Joe Dante lo soltaron en mitad del río y le dijeron que nadase a contracorriente.

La responsabilidad sería de alguna lumbrera que pensó en aprovechar el éxito de "Tiburón" (leáse Roger Corman) y se sacó de la manga un kit de ideas para un pseudo-guion: un río en vez de un mar, un ermitaño montañés en vez de un marinero, un lago en vez de una playa, decenas de muertos en vez de un insignificante puñado de víctimas, chicas en bikini en vez de tiarrones sin afeitar con gorro de lana sentados en la proa de un barco y, lo que es más importante, pirañas en vez de un mísero tiburón.

Así que, Joe, ponte el bañador y echa a nadar.

Y la cosa tiene su gracia. Porque el film nunca pretende aparentar algo que no es. Los personajes son irritantemente estúpidos, la trama se hilvana mediante una serie de decisiones absurdas y, para pasar el rato, emergen escenas de free-blood-session para dejar claro que las pirañas muerden. Y cuando muerden, hacen pupa.

Creo que hasta John Carpenter habría tenido reparos en dirigir la película.

¿Por qué cruzar la valla si hay un cartel que lo prohibe? ¿Por qué darle a la palanquita cuando me dicen que no la toque? ¿Por qué bañarme cuando me advierten que hay algo en el agua? ¿Por qué ir en coche cuando podemos ir en balsa?

Joe Dante demuestra sin complejos que le importa un pimiento la respuesta a estas preguntas y a las miles que se podrían hacer al respecto del film. A él le dieron una historia insalvable y le dijeron que nadase río arriba.

Bastante consiguió sacando a flote una película a ratos divertida y siempre entretenida.

Joe Dante se descubrió ante el público gracias a Rorger Corman y su estudio New World Pictures, que produjo este modesto film aprovechando el éxito de Tiburón, el clásico de Spielberg que había arrasado en todo el planeta tres años antes.
Unas pirañas mutantes se escapan de un centro de investigación secreto del gobierno y deciden sembrar el terror en una pequeña localidad ribereña, con especial entusiasmo si hay aglomeraciones turísticas.
La lógica invita a pensar en una película desastrosa y disparatada, pero el talento de Joe Dante y el ingenio del gran John Sayler hacen que Piraña sea un digno trabajo de serie B, una cinta plagada de guiños y homenajes al género, como esa máquina recreativa llamada "Jaws"
Joe Dante ama el cine y Spielberg no tardó mucho tiempo en darse cuenta de ello: en la década de los 80 terminó produciendo sus mejores películas.
Piraña es la semilla de todo aquel repertorio tan característico del director que enamoró tanto al público como a la crítica: diversión, locura, irreverencia y saludables dosis de humor negro.

Joe Dante se presentó en sociedad de la mano de su protector Roger Corman, que le produjo esta corrosiva variante del "Tiburón" de Spielberg. A diferencia de las numerosas imitaciones que tuvo esta última, "Piraña" desprende una ironía punzante y descacharrante (los peces asesinos son un experimento militar). Como muestra, véase como la protagonista femenina se divierte con una máquina recreativa titulada "Jaws". Además, la película es un festín gracias a la cinefilia fetichista de Dante, con homenajes y citas a tutiplén. Un trabajo en equipo solvente, con John Sayles en el guión, Rob Bottin en los efectos y Pino Donaggio en la música, además de ilustres secundarios (Barbara Steele, Kevin McCarthy, Dick Miller, Keenan Wynn). Posteriormente a Dante se le encargó "Humanoides del abismo", otro título sobre terrores submarinos financiado por Corman, pero tuvo que dejarlo para encargarse de "Aullidos" y todos salimos ganando. A propósito, el nuevo film de Dante se titula "The Hole 3-D", y parece que vuelve a sus orígenes.

Siguiendo la estela de Tiburón, se realizó este film que roza la serie B, con pobres efectos especiales (en ocasiones sólo insinuados para hacerlos más creibles), actuaciones escasas y guión plano. Recuerdo que cuando la vi por primera vez, a la tierna edad de cinco o seis años, me impresionó; no me asustó, pero me hizo recelar de los lagos, estanques y similares. Ahora, treinta años después, su revisionado descubre un producto caduco y pobre.