Charismata

Estamos ante una película que intenta desesperadamente crear una atmósfera de terror pero que no consigue en ningún momento. Esto es solo el principio de la debacle que resulta esta cinta. Charismata intenta jugar entre dos terrenos que suelen funcionar a las mil maravillas como lo son el terror y el thriller, pero no acaba de funcionar en ninguno de ambos géneros, tropezando en todos sus intentos por agradar.

La detective Rebecca Faraway y su compañero siguen un truculento caso sobre lo que parece un asesino en serie donde las pistas parecen llevar a ninguna parte. A medida que avanza la investigación Rebecca empezará a cuestionar su propia cordura cuando empiece a sufrir una serie de perturbadoras y terroríficas visiones.

La dupla de directores Andy Collier y Toor Mian parece que no saben cómo marcar un ritmo adecuado para que el espectador no acabe desesperado con una historia tan tópica y típica que no tiene un trasfondo interesante que pueda mantener nuestra atención. A todo esto, nos topamos con un guion insulso firmado por los mismos directores. No sabemos si achacar el hecho que la pareja de directores no había trabajado en anterioridad o simplemente no aciertan en la toma de decisiones que atañen a la película.

En cuanto al apartado técnico uno de los puntos donde más sufre el film es por una fotografía de Fernando Ruiz bastante irregular, con muchos problemas de iluminación tanto en interiores como exteriores que por momentos parece que estamos viendo un telefilm.

Como guinda para acabar con las esperanzas que el metraje pueda mejorar en algún momento, añadimos a sus dos protagonistas, Sarah Beck Mather y Jamie Satterthwaite que parecen muy desubicados dentro del caos de guion y sus personajes resultan poco convincentes en todo momento.

Creo que Charismata dista mucho de ser una buena película. Posiblemente una de las mayores decepciones del año dentro del terror. Si quieres un buen thriller sobrenatural actual podemos disfrutar de títulos como Belzebuth donde mezclan ambos géneros de manera muy efectiva. En serio, actualmente podemos optar por opciones mucho más interesantes.

http://www.terrorweekend.com/2018/04/charismata-review.html

Lo mejor lejos es su humor negro, el resto, toda la historia policial es bastante mediocre, al igual que las alucinaciones de la protagonista y lo peor de todo es la resolución, que por provocadora termina siendo estúpida.
Las interpretaciones y el ritmo, también están bastante logrados.

Parece una película de las que se hacen corriendo porque tienes que presentar algo a la plataforma o estudio que te haya hecho un contrato.
Dos parejas de policías (3 hombres y una mujer) tratan de dar con el paradero de un supuesto asesino en serie. La tensión que sufren por tratar de resolver el caso para que no haya más asesinatos, hace que Rebeca (Sarah Beck Mather) confunda la realidad.
Rebeca junto con su compañero Eli (Adonis Anthony), no tienen ninguna pista, y la otra pareja de policías tampoco.
Y a partir de ahí comienza el esperpento. Rebeca tiene unas alucinaciones solo explicables si consumiera el mejor peyote mejicano.
Cuando oye ruidos en su casa, no coge su arma, sino que coge un martillo. Luego vuelve a aparecer el martillo, se lo lleva hasta el baño, sin que haya habido ruidos ni nada que lo justifique previamente.
Rebeca entra en la casa de un presunto culpable y lo hace sin guantes.
Desastre en la dirección.
Y el guión como película de asesinos en serie, no llega a crear tensión ni terror. A esto, ayuda la mala actuación de Sarah Beck, incapaz de transmitir nada.

Mala, mala y mala.

¿Qué es lo peor? Que engaña. Transcurren los primeros minutos haciendo creer al espectador que la película tiene algo que ofrecer. Y cuando crees que tiene cierta dignidad, empieza a caer en picado. Y cuando crees que no puede ir a peor... Tranquilo, ya te demuestran claramente que sí.

La protagonista es tan cutre que a veces parece que han querido hacer, sin ninguna fortuna, un guiño a David Lynch. El resto de personajes representan la torpeza personificada, del primero al último. El único que se salva es un actor secundario que, el pobre, pasaba por allí.

Mala con crueldad. Deberían prohibir a estos tipos volver a hacer cine.