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El regreso de Mary Poppins

Musical. Fantástico Mary Poppins (Emily Blunt) es la niñera casi perfecta, con unas extraordinarias habilidades mágicas para convertir una tarea rutinaria en una aventura inolvidable y fantástica. Esta nueva secuela, vuelve para ayudar a la siguiente generación de la familia Banks a encontrar la alegría y la magia que faltan en sus vidas después de una trágica pérdida personal. La niñera viene acompañada de su amigo Jack (Lin-Manuel Miranda), un optimista ... [+]
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Críticas 101
Críticas ordenadas por utilidad
24 de diciembre de 2018
164 de 232 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fui a ver la película sin leer ninguna crítica con la ilusión de ver una peli de Mary Poppins de nuevo.

Igual no sé tanto de cine como me gustaría y no he informado sobre los trabajos del director aunque ya he visto que son musicales. Pero no entiendo como esta película está bien valorada. Y me explico, soy fan de Mary Poppins desde que soy un crío.

La tengo en DVD, la veo cada 2 o 3 años y es sencillamente genial.

Cuando entré en la sala de cine esperaba ver eso, además había visto el trailer y la escena de la cometa me fascinó.

Ver a Michael y Jane Banks de nuevo fue una delicia. Ver al capitán de barco seguir siendo puntual con la hora y ver al viejo Dick Van Dyke fue algo bastante bueno y decente.

Además debo decir que el actor de Michael me gusta mucho como actúa y también Jane y Helen por su puesto.

Los que veáis la peli lo podréis entender.

Pero ahora es donde vienen los problemas y para empezar a atajarlos por donde hay que atajarlos, vamos a hablar de Emily Blunt.

Sin duda la actriz es buena y el papel que le han dado lo hace bien, pero lo que no es bueno es el papel.

Su personaje no es Mary Poppins en absoluto. Y digo que no lo es porque no, no lo es. Han intentado que se parezca sí, metiendo muchas escenas calcadas de la original pero más largas, pesadas y sobre todo aburridas.

No es Mary Poppins porque han abusado de la pizca de regañina que tenía Mary. Nada más aparecer es una mujer que recuerda más a una persona gruñona que a la niñera que describían Michael y Jane cuando eran críos.

Llega regañando a todos y con una soberbia y superioridad que Mary Poppins se habría sentido enfadada como cuando se enfadó con el espejo en la primera.

Pero dejamos este hecho a un lado y vamos a hablar sobre los niños.

Tenemos 1 niño pequeño que es el enlace con todo lo imaginativo, un niño que al menos en su doblaje al castellano, no consigue atraerte sino que se limita a ser un loro de todo lo que dice Mary poppins y ya está, parece un niño que no piensa por si mismo y la verdad no actúa muy bien.

Los otros dos en cambio si tienen más dudas porque son más mayores y si tienen una actuación digna.

Por último esta el iluminador, que es un papel para suplir a Bert, y que la verdad la idea mola, a pesar de ser una copia exacta pues aparece allí donde están los protagonistas y hace prácticamente lo mismo que Bert, es un actor que no desentona y que bueno podría decirse que está bien.

Ya hemos hablado de los personajes principales y los demás no contaré por no spoilear a nadie que quiera sufrir el aburrimiento y la decepción al entrar al cine si es que de verdad te gustaba Mary.

El punto principal de la película es lo que falla. Lo que falla y mucho.

Y es que la música es seriamente deprimente, no vemos nada de por un poco de azúcar ni de chim chimeny ni de supercalifragi.

En esta película todo lo que se dice es lo contrario, si en la primera te dicen que no te tienes que preocupar tanto y que hay que vivir la vida y disfrutar, aquí el mensaje es el opuesto.

Empiezan con un drama y otro drama y el eje de la pelicula es un problema de dinero, de dinero!!!

Y todas las canciones o casi todas tienen una melodia triste y una letra demasiado larga que hace que cuando salgas del cine no recuerdes ninguna.

Las canciones además están metidas con un calzador de zapato y creo que no hay ninguna que sirva de enlace en la película con nada salvo la del baño que abusan de las tecnologías.

No es para nada Mary poppins y el mensaje que da la película es básicamente que los números son importantes y que sin ellos te van a ir mal las cosas a no ser que tengas la suerte de que tus padres te lo hayan dejado todo solucionado.

Que por ti mismo, no puedes ganarte la vida de artista y que los problemas son muy importantes.

La filosofía es contraria a la de Mary Poppins y cualquiera que conozca la película sabrá a lo que me refiero.

No, esta peli no es merecedora de buena nota. Al menos no con el título que lleva.

Sería mejor algo como la cara oscura de Mary Poppins y las desdichas de los Banks.

No tiene para nada comparación con la primera. Al menos espero que esta crítica sirva a aquellos que realmente les gustaba Mary poppins y entendieran su esencia.

Porque con tantas críticas buenas uno podría ir engañado al cine.

En cuanto a maquillaje, luces, fotografía y tecnologías, todo perfecto. Pero en la época actual es lo que se espera.

Y en cuanto a escenas e historias te parece que todo son copias baratas de lo anterior, y tenemos escena de recoger la casa/quehaceres, escena de meterse en una pintura, escena de ir a casa de un conocido que está colgado y acaban también en el techo, escena de al compás con todos los compañeros bailando, escena de las cometas aunque con otra cosa...

NO, NO VENDAIS MENTIRAS.
Intenta parecer Mary poppins pero no le llega ni al tacón.
Fonso
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26 de diciembre de 2018
78 de 116 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es como bajar a los chinos a comprar una imitación de Disney, la misma historia en cutre y sin la esencia de la original.

Ahí van las imitaciones:

El de las farolas imita a Dick Van Dyke.
Emily Blunt imita a Julie Andrews.
La cometa imita a la cometa.
La criada imita a las criadas.
La coña del terremoto con los cañonazos imita a la coña del terremoto con los cañonazos.
La vecina con el perro imita a la vecina con el perro.
El baño de los niños imita a los niños recogiendo la habitación.
El viaje por la porcelana esa imita al viaje por el cuadro.
Cada número imita un número de la original.
El padre de esta imita al padre de la original.
La hermana del padre imita a la madre de la original.
El mostacho del padre imita el mostacho original.
Meryl Streep, que llamó y dijo eyy que yo quiero salir ahí y no pinta nada, imita al tío aquel que volaba.

Eso vamos, que todo es una mala imitación.Todo mucho más cutre, artificial y vacío. Recuerdo la canción de la vendedora de comida para palomas (creo que era la canción favorita de Disney), los número musicales, el soberbio Dick Van Dyke, la perfecta Julie Andrews, el ritmo de la película, escenas inolvidables (el padre yendo al trabajo para ser despedido)... Recuerdo además ciertos mensajes que dejaba la película y que esta se pasa por el forro, el niño quería utilizar sus peniques para dárselos a la señora de las palomas, el padre lo obligaba a invertirlos (capitalismo, visión de padre apegado a la banca frente a la del niño, etc.) Y en esta resulta que le dan una vuelta que te deja catacroquer, pos na.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
DaniBalboa
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1 de enero de 2019
37 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Disney ha hecho con Mary Poppins exactamente lo mismo que con Star Wars ep. VII: se ha cortado de hacer una secuela pura, pero el guión original y el recuerdo colectivo tan fuertes y arraigados hacen que la tentación de no arriesgar y repetir fórmula yendo a lo seguro sea demasiado fuerte. Así, lo apuestan todo a que los efectos especiales son mucho mejores ahora que entonces y a vender entradas y merchandising. Y claro, sale un truño. Pero venden, así que lo harán de nuevo, hasta que lo expriman tanto que ya los fieles se cansen (ahí está el episodio VIII, ese esperpento). El problema es que Mary Poppins no tiene una horda de seguidores frikis detrás para quejarse.

Esperé la secuela con una mezcla de ilusión y miedo. Una vez en el cine, constato que comienza respetando la esencia, con lo que el miedo desaparece, y la película va bien, con lo que la ilusión permanece. No aporta nada nuevo pero va siendo entretenida. Muy bien Julie Walters, muy digna Emily Blunt y lo tenía difícil, canta peor pero no importa. Los niños son feos, en la original también lo eran así que como son sus hijos queda hasta gracioso. Y va avanzando... Y ningún tema musical se graba en la memoria. Y se repiten esquemas punto por punto. Y los efectos especiales, obviamente mejores que en la original, son correctos y muy buenos, pero no rompedores y maravillosos como fueron aquellos en su época (¿recuerdan lo que dije de Star Wars?). Y bueno, se desinfla pero en fin. Para los nuevos niños puede valer, aunque nada pasará a la historia de ella. Qué bien Meryl en el papel del tío Albert, digo, de la prima Topsy, perdón por el despiste. Los faloreros londinenses bailan peor que los desollinadores, es un hecho. Y entonces...

Entonces llega el final. Agujero de guión tamaño Big Ben, que sea una película infantil no es excusa. Rotura de la esencia del personaje. Si fuera una película de frikis se diría ruptura del canon. Escena absurda, seguida de otra que también, que encima es copia de nuevo. Por Dios, ¿es que en el siglo XXI todo tiene que ser obvio, no hay lugar para las sutilezas? Qué desastre. Se acaba. Salgo sin tararear ninguna canción. La he visto en v.o. así que cuando tengo un rato la pongo en spotify a ver si con letra en español, que no tenga que pensar... Como no tengo el premium en medio del disco suena el anuncio del Corte Inglés. La canción que se me queda es mi padre es un elfo, sí, lo es, sí lo es.

Disney, que hagas esto con la película favorita de Walt tiene delito.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
mreycos
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27 de diciembre de 2018
31 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cabe preguntarse el porqué de la realización de una secuela tan tardía, ya que distan casi 60 años del estreno de Mary Poppins. Por un lado podríamos considerar una maniobra puramente comercial made in Disney, experta en aquello de sacar el mayor rendimiento a sus producciones, ya sean mediante secuelas, remakes humanizantes o simplemente interpretaciones personales. O bien, se ha concebido como producto para ofrecer a una nueva generación de espectadores el mismo impacto que ocasionó su antecesora.

El calibrar el impacto de este film en el público infantil de hoy en día se presenta difícil, puesto que uno ha crecido lo suficiente como para que su espíritu haya cambiado y, junto a él, el mundo en general. La inocencia de la que hacía gala la película de Robert Stevenson no la encontramos muy acorde con la generación mas media acostumbrada a productos de calibre, digamos, más osado.

Pero analizándola propiamente, la elección de un director curtido en el terreno del musical moderno no se ofrece anecdótica. Esa apuesta por una representación mucho más teatral, cuyo set podría tratarse perfectamente de un escenario de Broadway, donde la cámara se pasea por él ofreciendo estudiadas coreografías mediante la composición de plano, acerca la película de Rob Marshall más al "Chicago" del propio director, que al original de 1964. En esta todo parece pertenecer a un musical contemporáneo, donde la historia, a diferencia de la anterior, está al servicio de la música, y no a la inversa.

La magia que atesoraba "Mary Poppins", con sus entrañables personajes, ya sean de carne y hueso o dibujados, aquí se presenta fría, que no distante. No existen grandes números destacados, como los que acontecían en el parque con su archiconocido "supercalifracilsticoespialidoso" en la película clásica. La sucesión de números musicales se presenta rápida e inconexa, pero reconozcámoslo, también efectiva (aquél que tiene el baño cómo protagonista), gracias a que Marshall sabe cómo mover la cámara ente sus danzantes personajes.

Otro de los inconvenientes que uno puede encontrarse al visionar la película, es el recuerdo tan arraigado que dejó su otrora protagonista, la entrañable Julie Andrews. Por suerte para el espectador, Emily Blunt consigue brillar con luz propia, construyendo una Mary Poppins con matices más humanos que aportan una nueva dimensión al personaje. La contrapartida pero, la encontramos en Lin-Manuel Miranda, que carece del carisma que sí poseía Dick Van Dyke. Cambiando aquí el oficio de deshollinador por farolero, fracasa estrepitosamente en uno de los números clave del relato, el número musical de los oficios. Es en la comparación entre ambas escenas (la que acontece en las chimeneas de Londres y la escena con los faroleros) dónde "El regreso de Mary Poppins" pierde por goleada. Dónde aquella resultaba emblemática, ésta no deja de ser una más del conjunto.

Correcta en su acabado, bien interpretada, con algunos números y apuntes de interés (el problema pasa de ser de atención familiar a los desahucios y la crisis económica), la película funciona como entretenimiento mayúsculo tremendamente edulcorado y que gana enteros siempre y cuando no se la compare con su magistral antecesora. Atención merecen los diferentes cameos y guiños al clásico que contiene para regocijo del nostálgico.

Lo mejor; Emily Blunt consigue que nos olvidemos (parcialmente) de Julie Andrews.

Lo peor, Es tan irrelevante que uno sale del cine incapaz de tatarear ni recordar una sola canción.
did79
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22 de diciembre de 2018
39 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que el terreno natural de Rob Marshall es el musical. Y con esto no estamos queriendo decir que el realizador de Chicago, Nine o Into the woods sea un genio de la dirección cinematográfica. De hecho, no lo es. Sin embargo, conoce muy bien el mundo del musical y eso le basta y le sobra para ponerse tras la cámara en una película como El regreso de Mary Poppins. Lo que le falta de técnica y sabiduría cinematográfica lo compensa con el mimo que pone en las secuencias musicales y unos planos correctos en las escenas de diálogo.
Sinceramente, he dudado sobre qué nota ponerle a esta cinta. Al final me he decidido por la que creo que es más justa, pero no les extrañe que en un determinado momento le suba la puntuación a 9. ¿Por qué? Pues porque se lo merecería, sin duda. No hay más que ver la película en una sala de cine y escuchar los aplausos del público al terminar o tras los números musicales, o cuando Mary Poppins hace su aparición, para darse cuenta de que el objetivo se ha conseguido. No puede haber mayor elogio para una película, del tipo o género que sea.
El regreso de Mary Poppins es un triunfo porque es exactamente lo que el público esperaba de ella. Es mágica, es tierna, es divertida, es emotiva, es encantadora y devuelve no sólo la sensación que causa aún hoy la original sino también esa necesaria vuelta a la niñez que termina siendo la moraleja final de la historia. Y además, es que es una muy buena película. Esperen a ver la secuencia animada, una joya absoluta, una mini-película dentro de la película, o números musicales como los del baño o los faroleros. Digan si no se emocionan con las dificultades de la familia Banks, o que no se les remueve nada por dentro al ver aparecer a Mary Poppins desde el cielo de Londres. Detrás de todo eso está el talento de David Magee, que ya demostró en Descubriendo Nunca Jamás que no hay guionista mejor que él para escribir historias llenas de amor y emoción en la capital inglesa. La música nueva, obra de los prestigiosos Marc Shaiman y Scott Wittman (Hairspray, Catch me if you can), está a la altura del trabajo mítico de los hermanos Sherman, respetando su estilo y aportando piezas bellísimas como "The place where lost things go", "A cover is not the book" o "Nowhere to go but up".
Aunque no todo es bueno, o mejor dicho, hay cosas menos positivas. Es excesivamente larga, de eso no hay duda, y lo es porque se introducen canciones y personajes que no eran realmente necesarios (la secuencia de Topsy Poppins, por ejemplo, por mucho que nos dé la posibilidad de ver el infinito registro e infinito acento de la mejor actriz de la historia, Meryl Streep), algo bastante común en muchos musicales, por cierto. Además, resulta extraño que el guión olvide durante tanto rato a Jane y especialmente a Michael, que terminan por ser personajes bastante secundarios pese a su repunte final. Por otro lado, la película vive de la nostalgia perpetua y el homenaje a la cinta original, y eso le impide tener personalidad propia, algo que no le hubiera venido mal. Tanto es así que hay números, como el citado de Topsy o el espectacular baile de los faroleros, que son calcos muy claros de otros números de la película de 1964.
Pero, como decimos, no hay duda sobre su calidad, su encanto, su entretenimiento y por supuesto sobre el trabajo excelso de sus actores. Todos, sin excepción, están soberbios, pero destaquemos a cinco. Emily Blunt está grandiosa. sin necesidad de imitar a Julie Andrews, clava la esencia del personaje de Mary Poppins, con esa mezcla irresistible de severidad, humor (ver cuando John le pregunta cuánto pesa), corazón y talentazo para cantar y bailar, ya demostrado por la actriz en Into the Woods. Ben Whishaw, a pesar de tener que lidiar con decisiones de guión un tanto extrañas, se basta y se sobra con tres apuntes (mirada triste, hombros encogidos, nerviosismo) para contarnos quién es Michael Banks. Lin Manuel Miranda, que va a ser descubierto aquí por el gran público, es una delicia de contemplar por su increíble talento para el musical y por el encanto que rezuma su Jack (ver su relación con Jane). Además, ha logrado que entren detallitos que apuntan directamente a su obra maestra, Hamilton, que él ha compuesto y protagonizado en su totalidad. Y qué decir de Dick Van Dyke y Angela Lansbury, que son dos estrellas absolutas, a sus 93 años, y cuya presencia es la guinda del pastel por su humor y la ternura de su interpretación en dos personajes breves, pero importantísimos.
En definitiva, una delicia para toda la familia y para todos los que siguen manteniendo su ilusión infantil. Nunca hay que perder eso.

Lo mejor: Los actores, excelsos todos (incluidos los niños, fabulosos), los números musicales y su inagotable capacidad para emocionar.
Lo peor: Es demasiado larga y, en ciertos aspectos, demasiado dependiente de la alargada sombra de su predecesora.
Sibila de Delfos
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