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El luchador

Drama Randy "The Ram" Robinson (Mickey Rourke) es un luchador profesional de wrestling que, tras haber sido una estrella en la década de los ochenta, trata de continuar su carrera en el circuito independiente, combatiendo en cuadriláteros de tercera categoría. Cuando se da cuenta de que los brutales golpes que ha recibido a lo largo de su carrera le empiezan a pasar factura, decide poner un poco de orden en su vida: intenta acercarse a ... [+]
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Críticas 336
Críticas ordenadas por utilidad
10 de abril de 2009
256 de 273 usuarios han encontrado esta crítica útil
"The Wrestler" podría ser la típica historia de un perdedor que nos cuenta de vez en cuando el cine norteamericano. Se dan todas las características: un luchador, The Ram (El Carnero) en el declive de su carrera se arrastra por circuitos de medio pelo, y sólo encuentra consuelo en la compañía de una stripper de un local de poca monta.

Rourke interpreta un personaje a su medida, y Marisa Tomei siempre está fantástica, y no se me ocurre otra actriz para ser mejor placebo que ella, para el cuerpo y para el alma.

Pero la fuerza de esta historia tantas veces contada, Aranofsky la esconde inteligentemente en pequeños detalles que cuento en el spoiler. Esos pequeños detalles que hacen que sintamos tan real el dolor de The Ram, y que aunque no seamos conscientes de ellos nos identificamos con él. Es más, yo no los capté hasta algún tiempo después de finalizada la película. Lo que habla bien de la sutilidad del film.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gilbert
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12 de enero de 2009
227 de 263 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desazón total. Esa es la sensación que se produce en el espectador una vez ha terminado de ver "The Wrestler".

En ella, se explora más que la decadencia de un ídolo que años atrás fue algo mucho mayor, una persona que tuvo que dejar atrás todo cuanto quería, aunque fuese de modo involuntario, para poder seguir su particular senda hacía las cuerdas de un ring que, con el tiempo, se desmoronaría como su propia existencia. Y es que, mucho más allá de todo eso, en la última y soberbia obra de Aronofsky nos encontramos con un personaje que, llegado a cierto punto límite, se debate entre si olvidar todo aquello que le lanzó al estrellato o volver a caminos antiguos, ya pisados con anterioridad, para poder enmendar lo que un día se truncó, y que ahora podría ser una vía de escape de ese mundo, hacía otro mucho más sencillo, exigente y satisfactorio. Un mundo donde la redención y el reencuentro fueran un punto de partida para un ser que lo perdió todo, y ahora quiere volver a encontrarse con la realidad, pero no una realidad ficticia que vivió durante años y años, sino una realidad palpable en la que todo no es tan fácil como podría parecer, en la que una lágrima podría significar más de lo que jamás significó.

Para ello, un Mickey Rourke en plena forma que, aunque haga de estrella venida a menos, e interprete un paradigma de su carrera, escenifica la paradoja de una vida poco satisfactoria en un rostro envejecido y demacrado por el paso del tiempo. Todo ello sin necesidad de planos cortos o detalles, sino sosteniendo a nuestro protagonista desde otra óptica radicalmente distinta, una óptica que retrata el empobrecido ambiente en el que malvive, la sordidez del lugar donde se emplea por unas míseras monedas y la tristeza de un mundo que para él era espectáculo, y ahora son solo sitios desprovistos de vida alguna.

A lo largo de "The Wrestler", parece ser que tras esa apagada mirada, tras ese desgastado aspecto, lo único que le podría otorgar algo de candor es el apoyo de la única persona con la que parece tener contacto (una colosal Marisa Tomei que desgrana su papel con carácter) y el reencuentro con el único ser querido al que nunca tuvo demasiado cerca. Sin embargo, tras ese mostrador al que se acoge para iniciar una nueva vida, tras esa clientela a la que atiende con una sonrisa en la boca, todo termina restallando debido a una falsa realidad que Randy no habría podido mantener por un minuto más, puesto que esa no es su vida, esa no es su forma de vivirla, y jamás lo será.
Grandine
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13 de enero de 2009
122 de 132 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosa película la de Aronofsky, un director destinado a ofrecer grandes estímulos en un futuro cercano. En esta ocasión, cambia por completo su discurso habitual destinado al lucimiento técnico y nos cuenta con pulso firme y sobrio una historia de seres humanos sumidos en el fracaso, desesperados por recuperar lo que un día perdieron e incapaces de conseguirlo.

La cámara de Aronofsky, con un estilo que recuerda al de Kubrick en esos largos y excelsos travellings con la steadycam siguiendo a sus personajes desde atrás, se obsesiona en mostrarnos con la mayor proximidad posible el infierno de decadencia en el que vive Randy "The Ram", una estrella del wrestling de la década de los ochenta cuya única razón de existir se limita a simular peleas en un cuadrilátero dejándose la piel en él. Randy quisiera seguir viviendo sus viejos tiempos de gloria, tiempos en los que él aparecía en rudimentarios videojuegos de wrestling de la Nintendo, pero la cruda realidad es que ya no es un joven exitoso y las cosas han cambiado, se siente sobrepasado por el presente y aterrado ante un futuro en soledad en el que ya no le quedará nada, ni tan siquiera la lucha.

Finalmente, todo confluirá en una conclusión de trazos poco definidos pero sí muy sugerentes, que dejan espacio a la interpretación y se rehuye por completo de lo explícito, tanto que la cámara abandona por primera vez a nuestro protagonista, puesto que ya no hay más que enseñar. Aronofsky remata a la perfección ese final y nos regala algunas escenas a lo largo de la película que son para quitarse el sombrero, muestra de un talento en la dirección desbordante.

Y Rourke... qué decir de Rourke. Su actuación es sobrecogedora, portentosa, te está hablando desde el fondo de su alma, no se me ocurre un actor más indicado para interpretar a este personaje. Ante frases como "soy un pedazo de carne vieja y estoy solo, y me merezco estar solo" uno sólo puede tratar de calmar su respiración mientras se le humedecen los ojos y el corazón ante la crudeza y el realismo del relato, y aplaudir, aplaudir. En cambio, Marisa Tomei no sabe aprovechar la riqueza de su personaje -más allá de su lucimiento anatómico- y ofrece una interpretación irregular, sin imprimirle ningún tipo de matiz a Cassidy en una actuación algo floja para lo que tenía entre manos.

La banda sonora también es una maravilla, repleta de temas de los ochenta como no podía ser de otra manera, simbolizando el éxito y esplendor pasados ya que, por momentos, es la propia música la que sirve a Randy como válvula de escape de ese presente de mierda en el que vive. Y el tema principal, The Wrestler de Bruce Springsteen, es hermosísimo, en consonancia con el resto de la película.
Dave_hospi
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14 de enero de 2009
99 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Mickey Rourke se le está poniendo cara de actor clásico. Está claro que no es por sus dotes interpretativas (ojo, que no es mal actor, sólo que parece que en un momento determinado de su vida, su profesión no era lo más importante para él). Los excesos como el alcohol y las drogas han marcado su rostro de por vida, y eso le beneficia cuando se mete en la piel de personajes atormentados y de oscuro pasado. Porque les insufla ese aire del perdedor que lo ha tenido todo y al que se le ha escapado lentamente el tiempo, como arena entre los dedos. Posiblemente igual que al propio Mickey.

Digamos que es como si llegado a un punto de su vida, el bueno de Rourke, hubiese decidido redimirse con su propia alma (y tal vez para salvarla) centrándose en lo que realmente siempre fue: actor. Sus apariciones en Sin City, Man on Fire o El Juramento le han devuelto a la palestra y va a dejar un buen puñado de actuaciones en los próximos años. Porque pocas personas en el mundo pueden interpretar de esa manera a Marv y a Randy, aportando las marcas de su propio pasado a personajes que son universales, pero no tan lejanos, al fin y al cabo.

Aquí de manera decadente y sensible el actor nos habla de su propio pasado como boxeador (ya reflejado en la película "Home boy" que era casi una biografía, pero veinte años después).

¿Por qué coño serán tan buenas las películas de personajes en decadencia? Quizás sean nuestros propios miedos los que nos lleven a identificarnos con estos "loosers" de la vida, pero si alguien se merece un Óscar este año al mejor actor principal, me parece que este es el tipo, con un papel hecho a su medida (amarillento por el paso del tiempo, grueso, viejo y arrugado).
Tak
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27 de enero de 2009
75 de 96 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy de los que piensan que los directores de cine se vuelven listos con los años, igual que todo mortal a base de ostias, naturalmente.

Aranofsky con esta peli demuestra que se va volviendo listo. Eso de ser un autor de culto no da pelas. Tienes tus fans, tus defensores ultranza, tus aduladores, pero no tienes lo importante, que es el gran público, el que abarrota la sala de cine para ver una peli que pueda entender y que le entretenga. Y que naturalmente de dinerito.

No sé si The Wrestler va a gustar al gran público en España, la lucha americana en este país, pese a intentar meterla como sea por la tele, no ha logrado nunca calar hondo en el españolito de pie, y queramos o no esta película pese a su componente dramático trata un poco de este tema.

Pero hay que reconocer que Aranofsky se deja de patrañas y nos adentra en el mundo de la lucha americana con gran precisión por medio de un viejo gladiador que lucha a ultranza para mantenerse en ella, y hacer lo único que sabe, que no es otra cosa que combatir.

La actuación de Mickey Rourke ayuda, y mucho, a que la película no se quede en nada. Está a ratos entrañable, a ratos divertido, a ratos hundido en la miseria. Y todo lo hace dando una auténtica exhibición, haciendo que te creas el personaje, sintiéndote en su piel. No dramatiza en exceso, todo lo contrario, hace que sus miserias sean naturales y asumibles. Gran interpretación, que no extraña ni lo más mínimo que le haga favorito a los Oscar.

Pues si, Aranofsky después del ostión de la Fuente de la Vida, que recaudó 10 míseros millones en Estados Unidos, pese a quién pese, ha aprendido, no se puede vivir de unos pocos, el cine es para todos, e igual que otros directores que alucinaban en colores, se acerca a la realidad, tanto de la vida con su película, como a la del público que se sienta a ver una película sin querer, en general, exprimirse demasiado el limón.

Me parece una muy buena película The Wrestler, solo por la actuación de Rourke ya merece la pena ir al cine, sin olvidar la gran técnica que atesora este director que parece que extiende la mano al gran público.
antipseudo
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