Correspondencias

A lo largo de un poco más de dos horas Rita Azevedo Gomes repasa la correspondencia que durante largos años estuvieron intercambiando Sophia y su amigo Jorge, exiliado durante la dictadura de Salazar. Una correspondencia que se llevaba a cabo como era antes, que tomaba su tiempo, haciendo que el proceso se tornara largo. Pero así también era la amistad entre ellos: larga y vigente, aún a través de los miles de kilómetros de distancia.

A través de esos textos, algunos poemas, reflexiones o simplemente relatos sobre sus vivencias, desde un día con mucho trabajo en el que se logró encontrar ese momentito de quietud para escribir un poema hasta un viaje a Grecia y todas las emociones y experiencias que eso conllevó, es que se va construyendo y recreando esta relación imperecedera.

La película funciona como un collage audiovisual porque quienes nos y se leen esas cartas son diferentes personas en diferentes situaciones y a eso se le suman diferentes recuerdos y comentarios. En el medio se intercalan imágenes en súper 8, alguna fotografía o imagen de archivo de televisión. Todo se va superponiendo y complementando.

La vida y la muerte, el pasado y el presente, la historia y el arte, la libertad absoluta de poder ser a través de esas cartas, son algunos de los principales tópicos que se desarrollan a lo largo del film. Una película que es más bien un ensayo audiovisual y experimental, cuyo único hilo narrativo es la cronología de esas cartas que a veces llegaban con mucho tiempo entre una y otra. Bello y poético retrato de dos vidas que fueron separadas pero siempre se mantuvieron conectadas.

Publicada en visiondelcine.com